Por: Imelda Torres Sandovaljurisagro@yahoo.com.mx
La noche del viernes 17 de julio fue una noche especial: Tuxpan se vistió de manteles largos para recibir a importantes artistas del Instituto Nacional de Bellas Artes, evento promovido dentro del marco de la Feria Nacional del Libro y la Cultura Tuxpan 2009, organizado por el Ayuntamiento porteño presidido por el Ing. Juan Ramón Gánem Vargas. Vaya para usted una sincera felicitación por la promoción a la cultura y las bellas artes que impulsan este tipo de conciertos, de excelente calidad, para un público ávido de cultura que abarrotó la macrosala del Cinépolis de Tuxpan, con un cupo aproximado de 300 personas. Un acierto también promocionar de manera gratuita la celebración de este concierto, ya que en Tuxpan la mayoría de las personas que gustamos de esta música no podríamos pagar la entrada para toda una familia a un evento de esta altura, que sólo ocurren generalmente en grandes salas y auditorios, con un costo muy elevado. Felicitaciones, pues, por que parte de los dineros públicos del Ayuntamiento de Tuxpan se están destinando para promover la cultura y el arte en nuestra localidad. Sólo una crítica constructiva para el equipo de logística de la Oficilia Mayor del Ayuntamiento: en la mampara se anunciaba un concierto de bellas artes, cuando lo correcto era anotar Concierto de Piano y Voz con artistas del Instituto Nacional de Bellas Artes; pecata minuta, creo yo para la deliciosa noche de bocadillos de ópera, zarzuela y música mexicana que nos regalaron dos jóvenes promesas mexicanas del bell canto y un gran maestro solista del piano.
Lourdes Ambriz, soprano, José Luis Ordóñez, tenor, y Carlos Alberto Pecero, pianista, nos deleitaron por casi dos horas con arias de la ópera Carmen, piezas de zarzuela y bellísimos arreglos de canciones de Agustín Lara, como Veracruz y Granada, sin faltar una joya de la música mexicana de todos los tiempos y también muy conocida internacionalmente: Júrame, de María Greever.
Me sorprendió que el público tuxpeño es conocedor del protocolo de estos eventos: le aplaudió de pié a los artistas casi un minuto al finalizar su repertorio, por lo que los artistas volvieron para deleitarnos con una última pieza. Que gusto da saber que estamos entre personas educadas. Que desagradable hubiera sido que se pusieran a gritar "otra, otra", como si estuvieramos en una tocada de la Banda el Limón. Claro que no faltó el despistado que en el intermedio de 10 miuntos salió a la dulcería del cine a comprar palomitas y las engulló alegremente durante el concierto. Digo, también me encantan la música popular y las palomitas, pero cada espacio y momento tiene sus detalles. ¿No?

Creo que en realidad el que se llevó la noche no fue ni el tenor ni el pianista invitados, sino el pequeño Carlos Wenceslao Bastián Camacho. El niño, con su familia, al finalizar el concierto, se acercaron al tenor José Luis Ordóñez, que no daba crédito a lo que sus oídos escucharon. El chiquillo, originario de Tuxpan, le cantó de viva voz, parte de Granada, emulando a los mejores tenores del mundo; al finalizar su entonación, el niño nos dijo su nombre pero nos pidió que le llamaramos Wuencho, como le dice su familia de cariño. Su madre, orgullosa con mucha razón, nos compartió que apenas hace un mes Wencho había debutado en Xalapa con la Orquesta Popular de Veracruz y que ya estaba tomando clases de piano.

Les dejo aqui el video, que sin duda los sorprenderá. Ojalá y el pequeño Wencho cuente con todo el apoyo del gobierno del Estado de Veracruz y de su tierra natal, el Municipio de Tuxpan. A este niño hay que becarlo, promoverlo e impulsarlo. Talento y sencillez no se reúne tan fácilmente, y menos en un pequeño de 12 años como Wuencho.
Hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario