Por Orlando Segura Hervert.
A partir de los cientos y miles de cables puestos al descubierto por el portal Wiki Leaks, ya nada es secreto, todo es prácticamente público, ahora los diplomáticos, aquellos personajes dedicados a las relaciones públicas entre las naciones, tendrán que ser muy cuidadosos entre lo que dicen, lo que escriben y en un descuido hasta lo que piensen. Si no quieren meterse en problemas, lo mejor es cuidar las formas, se aplica en ellos aquella máxima “calladito se ven más bonitos”.
El universo de papel puesto en las manos de la ciudadanía internacional no dicen nada de lo que no supiéramos, pero lo grave es comprobar que el imperio norteamericano es eso, una nación que no tiene amigos, solo intereses y que utiliza todos los medios legales y no, para controlar la vida de otros pueblos, a través de las embajadas. Por algo, y antes de que salieran los documentos relativos a México, el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica prefirió llamar a funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores para explicarles algunas confesiones hechas por el personal gringo.
Algo que duele, que lastimó a la sociedad mexicana, sin lugar a dudas fue la relativa a las expresiones del funcionamiento del ejército mexicano, al que lo catalogaron como lento, torpe y que al actuar tiene miedo. El gobierno mexicano prefirió evadir tales calificativos porque consideró que la filtración de la documentación era ilegal, aquellos oficios solo deberían ser conocidos entre los norteamericanos, no fueron opiniones abiertas, sino consideraciones y análisis de cómo se mueve una de las instituciones que a pesar de lanzarlos a las calles, a las sierras, carreteras y montañas para combatir el narcotráfico han pagado con creces la factura.
Cientos y miles de soldados muertos, una guerra silenciosa en la que al igual que otros mexicanos, les ha tocado aportar sangre y dolor, pero ellos no se quejan, desde luego, algunos elementos castrenses también han abusado de su papel, más allá del decoro, la gallardía y disciplinas militares, pero ha sido la fuerza del derecho, la necesidad de exponer la verdad, la que sale a relucir y así, los propios medios de comunicación, han dado a conocer errores tácticos, asesinatos y violaciones.
Como mexicanos, no podemos avalar los dichos de un extranjero, por lo menos nos toca ofrecer la más mínima solidaridad con quienes les corresponde defender la soberanía, independientemente de los errores cometidos en el desempeño del cumplimiento de las órdenes dadas desde la superioridad…
La guerra contra el narcotráfico está perdida, desde el momento en que el vecino país norteño es el mayor consumidor de drogas, algo así como 20 millones de ciudadanos de aquellas latitudes son extremadamente drogadictos, aquí en México está la oferta y allá la demanda, el problema residen en que la fórmula se está invirtiendo, la mariguana, cocaína, heroína, anfetaminas, etc., tales sustancias, en mayor grado, cada vez son consumidas en el mercado nacional mexicano. HASTA PRONTO. HASTA SIEMPRE…
A partir de los cientos y miles de cables puestos al descubierto por el portal Wiki Leaks, ya nada es secreto, todo es prácticamente público, ahora los diplomáticos, aquellos personajes dedicados a las relaciones públicas entre las naciones, tendrán que ser muy cuidadosos entre lo que dicen, lo que escriben y en un descuido hasta lo que piensen. Si no quieren meterse en problemas, lo mejor es cuidar las formas, se aplica en ellos aquella máxima “calladito se ven más bonitos”.
El universo de papel puesto en las manos de la ciudadanía internacional no dicen nada de lo que no supiéramos, pero lo grave es comprobar que el imperio norteamericano es eso, una nación que no tiene amigos, solo intereses y que utiliza todos los medios legales y no, para controlar la vida de otros pueblos, a través de las embajadas. Por algo, y antes de que salieran los documentos relativos a México, el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica prefirió llamar a funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores para explicarles algunas confesiones hechas por el personal gringo.
Algo que duele, que lastimó a la sociedad mexicana, sin lugar a dudas fue la relativa a las expresiones del funcionamiento del ejército mexicano, al que lo catalogaron como lento, torpe y que al actuar tiene miedo. El gobierno mexicano prefirió evadir tales calificativos porque consideró que la filtración de la documentación era ilegal, aquellos oficios solo deberían ser conocidos entre los norteamericanos, no fueron opiniones abiertas, sino consideraciones y análisis de cómo se mueve una de las instituciones que a pesar de lanzarlos a las calles, a las sierras, carreteras y montañas para combatir el narcotráfico han pagado con creces la factura.
Cientos y miles de soldados muertos, una guerra silenciosa en la que al igual que otros mexicanos, les ha tocado aportar sangre y dolor, pero ellos no se quejan, desde luego, algunos elementos castrenses también han abusado de su papel, más allá del decoro, la gallardía y disciplinas militares, pero ha sido la fuerza del derecho, la necesidad de exponer la verdad, la que sale a relucir y así, los propios medios de comunicación, han dado a conocer errores tácticos, asesinatos y violaciones.
Como mexicanos, no podemos avalar los dichos de un extranjero, por lo menos nos toca ofrecer la más mínima solidaridad con quienes les corresponde defender la soberanía, independientemente de los errores cometidos en el desempeño del cumplimiento de las órdenes dadas desde la superioridad…
La guerra contra el narcotráfico está perdida, desde el momento en que el vecino país norteño es el mayor consumidor de drogas, algo así como 20 millones de ciudadanos de aquellas latitudes son extremadamente drogadictos, aquí en México está la oferta y allá la demanda, el problema residen en que la fórmula se está invirtiendo, la mariguana, cocaína, heroína, anfetaminas, etc., tales sustancias, en mayor grado, cada vez son consumidas en el mercado nacional mexicano. HASTA PRONTO. HASTA SIEMPRE…
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