México DF. Después de los recientes y lamentables derrames de tóxicos causados por compañías mineras en Canadá y México, una investigación de Greenpeace Internacional sacó a la luz una serie de argumentos que exhiben la débil legislación en varios países, la cual ha fallado en su objetivo de proteger la salud de las personas y sus comunidades, al tiempo que se promueve la negligencia en el cumplimiento y seguimiento del buen manejo del medio ambiente en la industria minera.
Así como en países de Norteamérica, también en Sudáfrica, Hungría y varias naciones de la Unión Europea, es claro que las grandes corporaciones, en muchos casos mineras, cuentan con el apoyo de los gobiernos para destruir el medio ambiente ya sea por la laxitud de sus legislaciones o por las omisiones en las que incurren cuando no sancionan a quienes atentan contra los ecosistemas.
En el siguiente análisis queda de manifiesto cómo es que en México una minera puede derramar 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre sin afrontar mayores consecuencias que una multa, cómo otra minera, Imperial Metals Corporation, vertió 10 millones de metros cúbicos de desperdicios líquidos en los ríos de Columbia Británica, como si se tratara de actos normales, cuando se trata de crímenes que no deben quedar impunes.
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Fuente: Greenpeace
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