sábado, 14 de febrero de 2009

SLIM: OTRO PELIGRO PARA MÉXICO



Por Uriel Flores Aguayo

urielfloresaguayo@hotmail.com

Bien dicen que cuando se pelean las comadres se saben las verdades. El pleito de élites políticas y económicas reflejado en la disparidad de visiones sobre los alcances de la crisis económica en nuestro país entre Carlos Slim y el desgobierno de Felipe Calderón, en el fondo significa que “el presidente del empleo” ha perdido la confianza y tal vez el apoyo de un importante sector del poder económico de México. Para el PAN debe ser muy preocupante ser testigos de esos desencuentros a unos meses de la elección federal intermedia donde seguramente se reflejará un descenso en sus votaciones.

Las reacciones oficiales a lo dicho por Slim son desproporcionadas, furiosas y autoritarias. Prácticamente le piden que se calle o que opine al gusto de ellos. Calderón y sus voceros muestran a todo color su verdadero rostro faccioso, dejando claro que la campaña enderezada contra AMLO, acusándolo de ser un peligro para México, no fue casual ni exclusivamente por motivos electorales. Es que así son: cerrados, excluyentes, golpistas y –como el curita Maciel- de doble vida.

Mucho de lo que dijo Slim casi todo mundo lo sabe, es información común y múltiple en cualquier espacio de los que están disponibles prácticamente a la mano de quien quiera, pero también es realidad cotidiana para quienes ya están viviendo los dramáticos efectos de una poderosa crisis que golpea por todos lados sin que haya gobierno que le haga frente. Lo relevante del caso es que lo diga precisamente el que es considerado el segundo hombre más rico del mundo.

Los problemas ahí están y tienden a agravarse. Las reacciones del poder político han sido retóricas e inútiles. Se traducen en mucho debate sobre lo que habría que hacer pero es poquito lo que llevan a la práctica, los partidos políticos nos recetan spot’s televisivos de pena ajena, en olvido del cuidado de las formas y el pudor los delegados federales –cual brigadistas- salen a volantear en las calles de Veracruz, el dirigente estatal del PRI anda buscando que la PGR y la SEDENA se inventen la atribución de certificar a sus candidatos, mientras que los presidentes municipales prefieren gastar en carnavales y ferias en lugar de fortalecer programas sociales. En fin, al exhibir la clase política su insensibilidad social y carencia de convicciones democráticas, también muestra su abismal distancia respecto de los ciudadanos.

Desde ese punto de vista la clase política entra en el cuestionamiento sobre su papel para los dramáticos momentos que vive el país: sirve o no, puede o no, que se quede o no. Ahora vienen las elecciones, con ellas el proselitismo y la búsqueda de más poder; es prudente interrogarse para qué y para quién quieren ese poder; deben responder todos, aquí no hay buenos y malos, hermanitas de la caridad o caperucitas y lobos feroces. Por supuesto que la mayor carga política va hacia el PAN, en tanto partido en el poder, por su incompetencia y por defender los privilegios de siempre. Pero el PRI también debe responder por habernos heredado el neoliberalismo y prácticamente un capitalismo de cuates. Digamos que lo que el PRI empezó el PAN lo perfeccionó en una tenaza bipartidista cuyo modelo nos ha estado cortando el cuello. No hay derecha buena o mala, la derecha es o no. No es un problema de siglas, es de modelo y de proyecto de nación; es un problema relacionado con lo social y lo democrático.

La crisis asusta, pero más la ineptitud y cobardía de quienes tienen el timón. La desintegración social nos está rondando, se expresa en violencia de todo tipo, en corrupción generalizada, en descenso alarmante de niveles cívicos, en impunidad sin control y en desesperación ciudadana. Más vale no cruzarnos de brazos, alentar la participación de la gente en los asuntos colectivos, abrir espacios de expresión, respetar el pensamiento crítico, no envilecer al necesitado, reivindicar derechos y ser tolerantes con los jóvenes como algunas de las muchas formas de fortalecernos frente a la crisis económica antes de que nos devore.

Todo lo anterior se puede ir al basurero si la campaña electoral en curso se vuelve un cochinero, un ejercicio de frivolidad y un vil compradero de votos.

Recadito: Nos vemos con Mario Di Constanzo, el 17 de febrero, a las 18:00, en el auditorio municipal de Poza Rica.

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