viernes, 19 de octubre de 2007

COLUMNA. Por Miguel Camín. retratos1@gmail.com

R E T R A T O S


“Karla Berenice subió al puente Tuxpan para arrojarse.
Agentes de la policía que debieran
andar tras los ladrones en Juárez 20 la detuvieron.
Miserables, la arrestaron por 36 horas.”

1.-OFICIAL: Habituada a limosnear cargos públicos Maria Dolores Salas de Kokke anduvo extraviada una temporada gélida por el ártico, hasta que vientos cálidos la trajeron de vuelta al trópico arropada por las tórridas influencias de su padrino Manolo Muñoz Gánem. Primero llevó mano el marido que se acomodó complaciente y servil en el cabildo porteño a las órdenes del príncipe narigón. Cumplirá tres años y se irá orgulloso, a casa y a extraer muelas, de haber estado cerca de esa camarilla de rufianes que usufructuó como patrimonio propio aquello que no les pertenecía. La preocupación a Maria Dolores Salas le es lejana, aun cuando no habrá más quincenas municipales para el esposo seguirán comiendo con manteca. Ahora administra a ciegas la clínica hospital regional del Issste, y se pasea como si nada, como si sólo el dedo del padrino bastara para dotarla de todo aquello que le falta: preparación y sentido común. Ejemplo vigente de indignidad, sabedora que el cargo la rebasa María Dolores Salas prefiere suplir su incapacidad moviéndose como hormiga, creyendo que el que más se mueve más trabaja. Un ¡Uuuurrrrra! para el éxito del amiguismo.

2.-AÑEJA: No ha ganado nada, y empresa en la que se ha empeñado la ha conducido infaliblemente a pique, a fondo. A Emeterio Ruiz Benignos el éxito lo abandonó, dejándolo en la orfandad una vez que Emeterio Ruiz padre, empresario de prestigio comprobado, le soltó a que buscara la chuleta con sus propias manos. No pasó mucho tiempo para que el vástago demostrara al padre de qué madera estaba hecho: de tabla roca, de falso plafón. Lo mismo en el negocio concesionado de cerveza, que en su intento por encabezar al sector ganadero, y otros recientes, Emeterio Ruiz hijo revistió de fracaso sus actuaciones. Necesitado de un reconocimiento público, que en el fondo no es otra cosa que el hueco anímico por un reconocimiento del padre exitoso, se siente cerca de obtener la silla del próximo tesorero. Ha hecho negocios al amparo del poder: al deschavetado de Alfredo Huerta en su condición de alcalde electo le organizó una comilona en su rancho, le saldó deudas y le regaló un vehículo. Qué intenta ahora con Juan Ramón Gánem. Con plena certeza un nuevo proyecto que nacerá con taras. Lo que si sabe hacer bien, con eficacia y probada excelencia, Emeterio Ruiz hijo es tomar café por las tardes con un grupo de holgazanes que como él descomponen, más que arreglan, su mundo.

3.-AL AIRE LIBRE: El puente viejo de Tenechaco con esa armazón de animal metálico tiene la ternura senil de las cosas que un día pasado se fueron de pronto y una despistada mañana de otoño tropezamos con ellas. Posee ese gesto corto de teatralidad citadina, no le apura nada, ni le duele nada y como avanzan las horas su humor se hace transparencia, cristal de gotas. Ahí está distante de la rutina, inmune a esa enfermedad tan nuestra del aburrimiento, del fastidio. Rebelde en el paisaje al final de la avenida Juárez al puente de Tenechaco le crecieron los hermanos, entenados, bastardos de concreto, intrusos que el tiempo les niega la nobleza.

No hay comentarios: