martes, 9 de octubre de 2007

¡SOY PROFECO! ¡SOY PROFECO!



Por Orlando Segura Hervert.

Un funcionario tuxpeño por naturaleza y xalapeño por necesidad, arribó este fin de semana a la gasolinera ubicada en la calle Cuauhtemoc, frente a la Universidad del Golfo de México, el personaje en cuestión, llegó con su flamante Tsuro 2008, color gris, austero, con placas de circulación YEN 817, se dirigió al despachador y ordenó con voz de mando, fuerte y sonora que le dieran tanque lleno de combustible; los informantes que por cierto pasaban por casualidad, mencionan que los hechos se presentaron aproximadamente a las 21:30 hrs., del sábado pasado.
Les decía, el personaje de mediano peso en la instancia federal ordenó que le pusieran "premium" a la unidad, el despachador, siguió las indicaciones del cliente y colocó la manguera en el espacio de almacenamiento y una vez realizada la operación, procedió a cobrar. Pero el servidor público le entregó una tarjeta y le comentó que con eso pagaba el servicio; el empleado se puso bombo, sorprendido le respondió que eso no lo podía aceptar, que el patrón lo que le iba a pedir era dinero en efectivo o tarjeta de débito, no papeles de singular tipo.
Así las cosas, la discusión comenzó a subir de tono, tanto el trabajador como el supuesto influyente, daban argumentos del porque se tenía que proceder conforme a sus respectivos puntos de vista. Aferrado uno a que le finiquitaran el hidrocarburo refinado y el otro a que se lo anotara en una supuesta libreta o convenio signado entre los establecimientos, PEMEX y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
¡Soy Profeco! ¡soy Profeco!, que no ve que estoy en mi derecho, que no ve que hay un "acuerdo" que ustedes tienen que respetar, que no ve que no traigo ni un peso, en todos lados enseño la tarjeta, el gafete y listo; me apunta y no aporto ni suelto ningún quinto. ¡Háganle como quieran!, no traigo efectivo.
El empleado afirmaba y se defendía de semejantes improperios: “yo que culpa tengo, yo simplemente aquí trabajo, yo tengo que entregar la cantidad exacta de lo que deposito en los autos, no me quedo con ningún litro y bla, bla, bla, le repetía hasta el cansancio que si no pagaba, a él se lo iban a descontar de su salario", por lo que apelaba a los buenos oficios de la figura en cuestión.
Media hora estuvieron dialogando, a veces se daba un largo y prolongado monólogo, hasta que alguien se le ocurrió llamar a la administradora, a esta le explicaron la situación que podría convertirse en un asunto crítico, después de analizar las circunstancias, decidió triangular la comunicación con el concesionario David Honorio Jiménez Nuñez y tras mas de 40 minutos de espera, hicieron firmar al representante del gobierno federal, un sinnúmero de papeles y notas.
Guillermo Basurto Origel, exdirector de ecología en la administración de Folgueras, y actual Subdelegado de la Procuraduría Federal del Consumidor en la Atenas Veracruzana, no se comportó a la altura de su posición, a varios ciudadanos no les gustó esa actitud, catalogada como soberbia, quienes lo vieron afirman que no hubo un ápice de humildad.

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