domingo, 27 de abril de 2008

INSTITUCIONES DE PAPEL...



Por Uriel Flores Aguayo

Crecí escuchando que los hombres pasan y que las instituciones permanecen; lo creí tanto que ese rasgo define mi posición desde la izquierda. Ahora observo que tal afirmación tenía mucha de retórica y que, hoy por hoy, no se ajusta a la realidad. Visto el estado lamentable y torcido de una buena parte de las instituciones nacionales, surge su cuestionamiento y se exhibe su inoperancia y aun su inutilidad.

El México real poco tiene que ver con el país de los textos legales. Aquí mandan los poderes fácticos y los monopolios, que a veces son uno mismo. El estado es débil ante los poderes económicos, especialmente ante las televisoras. Y está demostrando debilidad extrema ante el poderío armado de las mafias del narcotráfico. Ya sabemos que muchas instituciones nacionales son complacientes o cómplices de los grupos de interés, pero en este momento es peor, debido al origen oscuro y trompicado de la presidencia de Calderón, quién pretende legitimarse entregando áreas del estado y la riqueza petrolera a manos privadas. Es de imaginarse cómo será el trato del minipresidente Felipe y el magnate Carlos Slim; seguramente de zalamería y ruegos del primero al hombre más rico del mundo.

Cuando Calderón habla de ridículos descalificando la toma de las tribunas parlamentarias habría que recordarle su origen ilegitimo y el papelazo, ese sí de caricatura, de haberse vestido como militar. Ahora que si de ridículos se trata vamos hablando de los 50 millones de mexicanos pobres, de la “caja idiota”, de Fox o, de plano, del propio Calderón, que quien sabe si sea presidente pero no lo parece, ya que se ve mucho muy ridículo.

Un debate sobre la realidad de las instituciones ha salido a flote por la crisis política que generaron las propuestas de reforma petrolera enviadas por Calderón, con el aval de una parte mayoritaria del PRI. En la línea de una tradición histórica en todo el mundo, como le hicieron los panistas para que Felipillo tomara protesta, los Senadores y Diputados del FAP ocuparon las Tribunas de los salones de sesiones de las que deben considerarse sus casas. Al hacerlo pueden incurrir en un error de forma pero en un acierto de fondo. Tal vez no quedaba de otra ante el avasallamiento tradicional de la derecha. No podían, ni debían quedarse cruzados de brazos mientras las oligarquías nacional y extranjera imponen sus intereses. Se puede calificar esa acción de radical si se saca de contexto, si no se hace así, se verá que es una medida normal e indispensable en un escenario de correlación de fuerzas en donde la derecha tiene a sus órdenes a las instituciones involucradas en el tema.

Con sorprendente pero estudiada rapidez reaccionaron las cadenas televisivas y los grupos encargados de la guerra sucia contra López Obrador; los honorables lectores de noticias bautizaron a la toma de las tribunas como secuestros, en una acción concertada que evidencia una especie de campaña propagandística. Se diga lo que se diga la sentencia mediática es ¡secuestro!. En esos mismos términos pero con derivaciones entre lo cómico y lo estúpido se comportan los Yunques y ultraderechistas ocultos en todo tipo de membretes con sus spot’s anti AMLO, donde al parecer hacen un homenaje a sus héroes verdaderos: Victoriano Huerta, Hitler, Mussolini y Pinochet. A esos grupos de interés los mueve el negocio, así han sido siempre, no tienen patria ni ideología, sus signos son el de pesos y el de dólares. Por eso quieren privatizar el petróleo.

Después de privatizar Telmex, Ferrocarriles, Bancos, Aeropuertos, Autopistas, Playas y lo que puedan devorar a su paso, ahora van sobre la riqueza petrolera. Para eso sentaron a Calderón en la silla presidencial, son los que lo mandan. Por eso se desgarran la vestidura en defensa de las instituciones, las que son muy buenas mientras les sirvan. Son hipócritas, las violan cuando quieren, las usan para sus fines pero las invocan cuando les conviene. Ahí están los ejemplos del IFE, de la CNDH, de los Consejos reguladores, de la Secretaría de Estado y de tantas instituciones prostituidas por el poder económico. Con toda la dignidad que nos acompaña digámosles que no nos chupamos el dedo y que respaldamos a López Obrador.

1 comentario:

  1. muy buen intento de defender LO INDEFENDIBLE... tus argumentos aveces tienen rastros de razon..pero las acciones irracionales de gran parte de la izquierda mexicana, borra todo eso, no me convences...

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