jueves, 19 de junio de 2008

COMENTARIO DE MIGUEL CAMÍN...






Ecológicos editores, supe que ustedes acompañaron el día martes 17 pasado el desnutrido convoy que se enfiló tonto y estúpido en dirección al complejo de edificios de la Termo Adolfo López Mateos. Hubo, en ustedes, supongo, un motivo profesional de periodista, que, sin embargo, no oculta su afiliación a estas banderas de moda como luchar por una naturaleza más saludable. Perdóneme mi franqueza pero son todos ustedes unos corderos encabezados por un cordero mayor llamado Juan Ramón Gánem que al lastimero balido de meeee-meeee anduvieron –mas que dignidad de lucha--, dando lástima de borregos. No me diga usted a mí que hubo conciencia de propósitos en la cabeza de tanto acarreado. A todos eso pobres de las colonias y comunidades, ¿con qué puta mentira los habrán traído, los habrán sacado de sus miserables parcelas, de sus modestas casas, de sus angustiosa y cabrona existencia? Tal vez ellos valoraron la oportunidad de romper con la mediocre rutina y decidieron venir a Tuxpan y tomarlo –el viaje— como relajante paseo. Qué jodidos importa para ellos que las fumarolas de la Termo esparzan toneladas de partículas insalubres, si apenas tienen para llevarse un puto taco a la boca, y cada día es más difícil conseguirlo, con tanto y tantos chamacos que se paren, con el lema “coja y coja hoy y tenga un hijo mañana”.



De la gentuza de la barriada de Jardines de Tuxpan, tan católicos ellos, tan cristianos, tan orgullosos de tener una capilla en la cima administrada por un sibarita como es el cura Eduardo Cervantes, se entienden sus morales y económicos motivos, pues es sabido por la prensa que fueron sorprendidos colgados de los cables del tendido eléctrico, robando y robando y robando para su confort existencial energía eléctrica, y la CFE les aplicó la temible tijera. Tan decentitos que parecían.



Tiene en la superficie –la iniciativa de amenazar con movilizaciones y plantones a la superintendencia de la Termo— un tufo cobarde, vengativo y ruin. No digo en lo profundo, porque los cerebros visibles de funcionarios municipales y del estado en Tuxpan, están contenidos de aserrín, y no dan más, salvo producir polilla en lugar de ideas. Digo que hay un engreimiento en el plano porque ha sido la forma de proceder del alcalde y sus asesores, pues es sabido que son brutos y burdos para operar acciones políticas. Es como meter a una lodosa manada de elefantes a un negocio de cristalería y pedir que entren y salgan sin causar destrozos. Más que imposible. Lo fino, lo zurcir fino no se les da, por deficiencia neuronal y naco pedigrí.



Sabe de lo que habla Rubén Cruz Sagastume cuando desestima el resultado de la convocatoria publicitada con recursos públicos del ayuntamiento. Lo califica de diminuto e ironiza el uso y pago inútil de transporte afirmando que sin necesidad de éste él hubiese aglutinado un número mayor de gente. Él, Rubén Cruz el que hizo, hace y hará negocios con Manuel Ávila, el alto funcionario de Desarrollo Social de la CFE, el mismo que el martes mientras Juan Ramón Gánem y su séquito se desgañitaban, metía el dedo en el recipiente de atole que mandó ex profeso a elaborar para este tipo de ocasiones, y luego de humedecer el índice se los dio a chupar en la boca, uno por uno, como feligreses frente a la ostia, y le resultó tan bueno, que el Alcalde y su corte, salieron a anunciarle al rebaño que la CFE había cedido a sus demandas y que para empezar habría la instalación de mesas de trabajo, que con plena certeza burocrática –Manuel Ávila dixit— se alargarán como un niño estira su chicle motita, con los dedos, una vez que le fue útil.

Miguel Camín


retratos1@gmail.com

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