
Perro que come huevo ni aunque le quemen el hocico
¡A QUIÉN SIRVE Rubén Cruz Sagastume! Es el pinche interrogante que transita de boca en boca entre las huestes del propio Rubén. Estas mismas que ayer lunes sudaban desamparo sobre las ardientes baldosas de concreto del parque de La Reforma, en este agosto preñado de calma. Sagastume no es pendejo. Lo son quienes lo siguen. Este plantón, esta marcha, este cacareo de fin de semana de convocar a la gente a participar en la clausura simbólica de la puta obra enloquecida de ampliación del bulevar era un propósito nonato. Murió en el vientre desde que Rubén Cruz lo anunció. Anunció su muerte, y quién no lo entendió, o no lo quiso entender, peca de pendejo, pues pensar que un lunes, en Tuxpan, cuando los alumnos regresan a clases y con ello los padres andan vueltos madres, y la ciudad es un caos, de por sí, a media mañana con altos grados de temperatura, algo puede juntarse, es eso: un exceso de estupidez.
Rubén Cruz tiene precio. Lo tuvo, y lo tendrá. Sus adversarios políticos –de antaño también— están conscientes de a cuánto se tasa Rubén, y están dispuestos a pagar, pero a no su capricho, sino al valor que arroje una puja, un regateo, una negociación. Rubén lo sabe y enciende hogueras, lanza cuetes, fustiga acciones, arroja centímetros cúbicos de saliva, y termina arañando a su adversario, no golpeándolo sino arañándolo, mostrándole las dos manos abiertas en forma de garras. ¡Uy allí viene el Lobo! Y los rivales de Rubén Cruz toman la chaira y el puñal y rebanan un jodido trozo de pellejo por si hiciera falta para calmar a la fiera.
Rubén Cruz apoyó las aspiraciones políticas de Juan Ramón Gánem. Algo se jodió en el camino y, como en las mafias, no hubo acuerdos y juraron cobrárselas. Es un malentendido el de ellos: el de Rubén y Juan Ramón. Nada les importa eso que ellos llaman pueblo. Se va a arreglar, ni duda cabe, y lo de las marchas, mítines y plantones, alentadas por Rubén no son más que un grano en el culo: causa escozor... pero le tiene su placer.
Miguel Camín
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