
Orlando Segura Hervert
Darle continuidad a la fiestas de “Todos Santos”, cuesta, señala Doña Teresa Esperanza González y con sus manos empieza a hacer cuentas de todo lo que lleva y según sus cálculos, una altar por muy pobre, muy modesto se invierten 500 pesos, incluye en su lista naranjas, limas, pan, flores, chocolate, arcos, etc.; la Señora continúa con sus sumas y deduce que para hacer tamales se requieren aproximadamente 800 pesos (hojas, 4 ½ kilogramos de carne, manteca, tomate, cebolla, y otros aditamentos propios de este tradicional festejo).
De acuerdo con su punto de vista, la gente no se está olvidando de su gente que se fue al más allá, sino que es difícil continuar con la tradición centenaria, inculcada desde los indígenas, lo que sucede es muy simple, cada vez es más caro preparar las festividades. Aunado a lo anterior, otros elementos de naciones extranjeras como el Hallowen, son supuestamente más llamativas y con el paso del tiempo se están arraigando en la república mexicana.
La entrevistada argumenta que no es por falta de ganas, llevar a cabo lo que anteriormente los padres hacían; acudían a la tradicional plaza, asistían al panteón, en sus casas ponían los altares, efectuaban caminitos de flores y todo eso que estaba muy hermoso, pero que ahora es casi imposible darle continuidad, porque la mayoría de la gente vive al día, efectivamente se acude a las tumbas, pero bajo otras modalidades.
Señala que son correctos los incentivos y concursos que instrumenta el gobierno municipal, algo se puede rescatar para que “lo nuestro siga vigente”, pero la economía no está muy dinámica, no hay empleo, no siempre se tienen las posibilidades y cada hogar se adapta a sus condiciones y circunstancias.
Madre de 5 hijos, comenta que todos viven, y sonríe levemente, todos ya están grandes, cada uno de ellos ha echado las alas como ha podido, algunos están en otros estados, en ésta época retornan a su querido Tuxpan, a probar el delicioso chocolate que se prepara para la ocasión
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