martes, 6 de enero de 2009

ASISTENCIALISMO ANACRÓNICO


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com

El Asistencialismo goza de cabal salud y está presente en todo acto masivo, donde se “Ayuda”, se “Regala” o “Se apoya”, especialmente en estas fechas donde la sensibilidad, el frío y las necesidades están a flor de piel. Si alguna persona, en lo particular, da lo que quiere o lo que puede, de lo suyo, no hay nada que decir, al contrario, habría que enaltecer su entrega y su humanismo; el problema está en los grupos y las personas que manejan recursos públicos en actos de Asistencialismo Anacrónico, porque utilizan la necesidad de la gente y demuestran ignorancia de lo que deben ser las políticas de desarrollo social y de participación ciudadana. Se les perdonarían sus poses y confusiones sino le dieran publicidad a sus acciones “Bondadosas”.

Quienes convocan a lugares públicos para repartir pollos, despensas y todo tipo de baratijas talvez no hagan más que lo mismo que han visto en otros lugares y en otras personas, talvez -aunque lo dudo- no tengan intenciones malas o políticas, por eso hay que exponer algunas reflexiones al respecto confiando en que se enteren y, dado el caso, las compartan.

Los asistencialistas deben saber que tienen éxito de concurrencia por la pobreza en que vive muchísima gente, que su acto es intrascendente y se disuelve inmediatamente, que minimiza la dignidad de las personas al darles trato de limosneros, que es obvio -en la mayoría de los casos- y ofensivo el sesgo político y que algún día van a sentir vergüenza de burlarse de los pobres. En tanto se superan esos espectáculos bochornosos, hay que intentar ideas sobre lo que serían las políticas, los programas y las acciones de desarrollo social en su expresión de organización ciudadana para la alimentación, el medio ambiente, la salud y la recreación.

En primer lugar estaríamos hablando de formas institucionales, de iniciativas oficiales, de contextos públicos y democráticos, de ejercicio de derechos así como de cumplimiento de obligaciones y de oxigenación y dinamismo social. En ese sentido estaríamos pensando en ciudadanos libres y dignos, preparados para pedir y dar y vinculados a su entorno. No se hablaría de “Ayuda” ni de “Regalos”, se partiría de una visión integral donde los programas alimenticios o de cualquier tipo de subsidios seria el complemento de la organización de la gente en diversas actividades como pueden ser: faenas para el arreglo y limpieza de calles y parques, avisos de fugas de agua y focos públicos encendidos de día, asistencia puntual a las escuelas de sus hijos, asistencia a charlas de orientación sexual, de valores, de temas familiares, de seguridad, etc., participación en talleres varios y en actividades productivas y de salud, en fin, en todo lo que implique el fortalecimiento de una identidad ciudadana, lo cual nos lleva a vivir plenamente de colectividad.

Urgen gobernantes que trasciendan el inmediatismo y la rentabilidad electoral, que vean mas allá de la foto y que tengan la visión de darle un trato justo, honesto y sincero a las personas. Que deben entender que seguir en la ruta del asistencialismo sólo les garantiza masas aplaudidoras por hambre, no por convicción, lo cual cancela la verdadera fidelidad, porque esos rostros anónimos solo agradecen, si es que llegan a ese nivel, por ese momento estando dispuestos a cambiar de mirada de sus reconocimientos “Benefactores” si los convocan con otro color o si el pollito está mas gordo. Claro que implica más trabajo hacer las cosas diferentes para bien, implica más ideas, más compromisos y otras caras que nada tengan que ver con las y los simuladores y payasos que, hay por hoy, son las estrellas del mundo de la indigencia y el oportunismo. El que trafica con el hambre de la gente, es capaz de traficar con cualquier cosa. Cría cuervos.

Fuente…
www.urielflores.org.mx

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