martes, 1 de septiembre de 2009

VISIÓN CAPITALINA 1370


Por: Tonatiuh Isaías Galicia Castillo*

La responsabilidad del voto en nuestra democracia.

Los mexicanos como herencia de una lucha social que al parecer no ha terminado, hemos recibido el derecho a elegir a quien nos represente en el Congreso de la Unión, Congresos Estatales, en los Municipios, Alcaldías, Delegaciones e incluso, elegir al primer mandatario de la nación, lo cual nos convierte en jefes de cada uno de ellos, papel que nunca hemos ejercido.

En plena época electoral, se han levantado voces que pidieron el no voto o voto blanco, basando ésta en un pasado histórico del cual somos culpables todos, por el hecho de no haber cumplido con nuestro papel como ciudadanos en tan nombrada democracia.

Si; Tomando en cuenta que en una convivencia democrática lo que se busca es el bien común y éste requiere de la responsabilidad de todas las partes que conforman a la sociedad.

En la conciencia de los ciudadanos debe estar presente que en la vida pública el incidir en ella con armonía y visión propia esta en sus manos y no en quienes de alguna forma quieren manipular la decisión de cada uno.

Los mexicanos debemos saber que el sentido de la responsabilidad con respecto a la acción del bien común que se busca con la democracia, nace de la misma sensibilidad que cada individuo considere y sienta propio, y a pesar que la historia nos ha demostrado que ese bien ya no es tan común, y pasa a ser el bien de unos cuantos, tenemos en nuestras manos el poder de decisión y libre pensamiento con el que cada individuo nacemos.

Por ello es necesario el alimentarnos de toda la información con la que ahora nos quieren empachar, debemos digerirla poco a poco, saborearla y degustarla, para así saber realmente de lo que se trata, perseguir con el voto los intereses propios y no dejarlo allí, en el hecho de votar, debemos dar seguimiento de que es lo que se hace con nuestra decisión, supervisar a quien elegimos, en un modo de contribuir al mismo tiempo a la realización de los ajenos, juego que se lleva a cobo en la democracia, una convivencia en la que se da vida a un país a través de sus institucionalidades históricas.

Si bien la libertad de expresión ha costado muchas vidas, ¿por qué no homenajear a los caídos en cada una de las urnas cuando tenemos que ir a ellas, éste acto cívico que encierra en sí toda la historia de México?

Un voto en blanco puede ser un símbolo silente de desinterés en mi entorno, un vale madrismo a la verdadera república de la cual formamos parte, un voto en blanco es tirar al caño la oportunidad de expresar mi sentir y pensar con sólo cruzar dos líneas y en la forma que uno quiera.

Seamos concientes que en la democracia, las decisiones de orden político no se imponen, se asumen de común acuerdo y, a menudo, después de un proceso de madurez sufrido y por lo mismo quizás el nuestro sea lento, en la medida que cada uno de los ciudadanos le demos la verdadera importancia.

En una verdadera convivencia democrática, todos tenemos el deber de aportar nuestra contribución para el verdadero logro de un bien común, pero es casi imposible que frente a este ambiente, generado por el interés de unos cuantos y los problemas que se han venido arrastrando en nuestra manoseada historia, no exista una variedad de opiniones que quieran sustentarse como poseedores de la razón y confundan el conciente de los ciudadanos más vulnerables.

Recordemos que la democracia tiene su raíz en la naturaleza de la razón y la libertad, en todos los sentidos, del hombre, el cual da su valor de madurez en tanto mas extiende su ámbito de responsabilidad, por ende es importante el ser participes en la construcción y madurez de la democracia, y eso se logra con el actuar y el cumplimiento de una responsabilidad, que si no es un mandato constitucional, si se tiene por el simple hecho de ser mexicanos.

Visión 1370

*Jefe del Área de Diseño Editorial
Auditoría Superior de la Federación

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