domingo, 11 de octubre de 2009

SIGO VIENDOLO.



Por Carlos E. Loya Kokke
Ya son 15 años los transcurridos desde aquel atentado en lomas taurinas, quince años desde que, según algunos famosos pensadores de nuestro país, “perdimos la inocencia”, quince años desde aquel día en que supuestamente este país se convirtió en otra cosa, ¿es eso verdad?, alguien dijo que en México nunca pasa nada, y cuando pasa algo… no pasa nada!, y no hay mejor manera de ver esto que analizar cuantas veces hemos tenido eventos que supuestamente consideramos “parte aguas” en la historia de México, y seguimos en las mismas, viendo las mismas incoherencias, sufriendo los mismos problemas, escondiéndonos de los mismos demonios y reverenciándonos ante los mismos mitos y paradigmas que nos pesan más que la loza del pípila, (la que por lo menos a él lo dejaba caminar).
El asesinato de Luis Donaldo Colosio fue solo uno de esos eventos que quedaron ahí para el anecdotario de un país que no tiene memoria, un país que a lo largo de su historia, por alguna razón, ha ido incapacitando poco a poco a sus ciudadanos para pensar en beneficios mas allá de la puerta de su casa. Ciudadanos fanáticos de frases como hágase tu voluntad en los bueyes de mi compadre”, o “mientras llueva en mi milpita“ , etc. etc.
Así, de la misma manera, cuando ganó el PAN la presidencia, millones de mexicanos pensaron “ahora si, esto cambiara” y no, seguimos igual o peor, y es que no son los gobiernos los que cambiaran este país, son sus ciudadanos los que lo deberían de hacer, son ellos a los que les corresponde exigir lo que les pertenece, dejar de dar las gracias cuando un funcionario les “regala” cemento o lamina acanalada, dejar de agradecer a los funcionarios el simple hecho de hacer lo que es su obligación, y jamás olvidar que son SERVIDORES PUBLICOS, que esa arrogancia con que se conducen al frente de un cargo no es más que un reflejo de su pobre capacidad de asimilación de la realidad, haciendo efectivo aquello de que, mientras más chiquita es la persona, mas se marea con un cargo público.
En México es muy importante recordar lo peligroso que es a veces ver las cosas de manera diferente, lo arriesgado que es hacer las cosas bien cuando TODOS, o casi todos, lo hacen mal, convirtiéndote en el “raro” del grupo, y si no, ahí está Luis Donaldo para recordárnoslo siempre.
Por eso después de quince años, al igual que tu Luis Donaldo, sigo viendo “un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso“.
Sigo viendo “un México de campesinos que aún no tienen las respuestas que merecen“. Sigo viendo “un campo empobrecido, endeudado“.
Sigo viendo “un México de trabajadores que no encuentran los empleos ni los salarios que demandan“.
Sigo viendo “un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleo, que no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia, a la drogadicción“.
Sigo viendo “un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen“.
Sigo viendo “un México de empresarios, de la pequeña y la mediana empresa, desalentados por el burocratismo, por el mar de trámites, por la discrecionalidad en las autoridades“.
Sigo viendo “un México de profesionistas que no encuentran los empleos que los ayuden a desarrollar sus aptitudes y sus destrezas“.
Sigo viendo “un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales“.
Sigo viendo “a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan“.
Sigo viendo “un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones“.
Mis respetos a ti Luis Donaldo, que a quince años de distancia apenas leí completo aquel discurso del 6 de marzo del 94,
( http://www.bibliotecas.tv/colosio/discursos/candidato06mar94.htm ) no quiero ahondar si lo que escribiste ahí lo sentías realmente, no pretendo convertirte en mártir o discutir si ya lo eres o no. Si eras un político diferente o solo un cachorro del sistema, si te saliste del guacal, seguiste instrucciones o pisaste colas que no debías pisar. No tengo más elementos para juzgarte que ese texto. Pero a través de el me entere que realmente no importa si fue Aburto solo, un doble enviado por grupos radicales o la CIA completa, no importa si fue un tiro o dos, o tres . Lo realmente importante es que tu mérito y pecado, fue ver las cosas como eran, y quince años después, siguen siendo.

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