sábado, 19 de diciembre de 2009

FUNDACIONES “PATITO”


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
En los últimos años por todo Veracruz se ven anuncios de “FUNDACIONES” de los nombres más variados y chistosos que sean posibles. Son una moda de lo más parecido a una plaga; por sus promotores es difícil no ubicarlas en un contexto electoral, político y partidista. Dada la cercanía de la renovación de los poderes en el estado es oportuno referirse a estás “FUNDACIONES”.

Para tener una idea de lo que define a las FUNDACIONES originales, las de verdad, es necesario referirse a sus significados: FUNDACIÓN tiene que ver con el acto de fundar, como puede ser una escuela o un hospital, a la vez que está relacionada con un “fondo” que se crea para sostener económicamente alguna iniciativa de carácter científico, educativo, humanitario, ect. FUNDACIÓN es sinónimo, entre otros, de institución.

Básicamente las FUNDACIONES son organizaciones sin fines de lucro, que persiguen intereses generales y que otorgan los recursos a otras organizaciones, instituciones o individuos para fines científicos, educativos, culturales, religiosos u otros. Las FUNDACIONES pueden ser privadas y públicas, la característica principal de las primeras es que la mayoría de sus fondos provienen de una fuente, sea individual, familiar o corporativa.

Si partimos de esas definiciones prácticamente la mayoría de las autodenominadas FUNDACIONES que pululan por todo Veracruz se pueden ubicar como “patito”, que es la manera popular de nombrar a lo falso, a la imitación o a lo simulado. Veamos porqué: la palabra FUNDACIÓN la utilizan por su sonido más que por su significado, piensan que les da cierta categoría y que está por encima de la más usual que es la de asociación. Las actividades de las mal llamadas FUNDACIONES difícilmente pasan del asistencialismo, que es regalar despensas o cobijas. Casi siempre los materiales que entregan provienen del erario público, constituyéndose en simples intermediarios o vulgares coyotes. Hagan lo que hagan, así sea la entrega de un bastón de sesenta pesos, siempre difundirán su foto en medios masivos de comunicación. La publicidad que les dan a sus actos va en sentido contrario a la tradicional mesura y discreción de las verdaderas FUNDACIONES, de la esencia de la filantropía.

Pero en donde se delatan descaradamente y evidencian sus verdaderas intenciones, cuales lobos feroces, es en el lucro político que obtienen de sus simulados actos bondadosos. Es evidente que actúan contra la esencia de las FUNDACIONES al intentar sacar provecho de sus actos asistencialistas, volviéndolas plataformas políticas. Dadas esas contradicciones, podemos concluir que estamos ante grupos y personas cuya hipocresía es una burla grotesca hacia las necesidades de la gente.
No porque les hayan dado resultados, hasta ahora, y porque insisten en esa estrategia perversona se les debe seguir permitiendo o, peor aún, tratárseles con respecto o premiarlos con nuestro silencio. Los que promueven seudo FUNDACIONES con recursos públicos y con fines electorales deben ser desenmascarados y exhibidos como defraudadores. Permitirles su actividad impune es fortalecer los cinismos político y social. Además, producen efectos nocivos por el achicamiento o extinción de la labor humanitaria verdadera, la desinteresada, que no está sujeta a coyunturas electorales.

Es necesario respetar y recuperar el buen nombre de las FUNDACIONES auténticas, las cuales son de utilidad social pero se han venido inhibiendo y minimizando ante la ola de grillos y ambiciosos que tomaron por asalto, en estrategia electoral, el nombre de “FUNDACIONES”.

Recadito: Un abrazo fraterno a los lectores en esta navidad.

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