
Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
Veracruz se rige por una constitución política que debe andar por los 93 años de antigüedad, palabras más o menos en ella siempre se ha definido con claridad la división de poderes ya sea como poder supremo, antes, o como poder público del estado, actualmente; igual se entiende que hablamos del gobierno del estado. Nos rigen los poderes ejecutivo (gobernador), legislativo (diputados) y judicial (magistrados) cuyo ejercicio dividido es base para la existencia de nuestro estado de derecho. Esos poderes son complementarios en muchos sentidos pero tienen funciones distintas, su razón de ser fundamental, además de lo específico de su naturaleza, es servir de contrapesos. Sin división de poderes podemos ser gobernados de cualquier forma pero nunca democrática y republicanamente.
Ahora que concluye su periodo la sexagésima primera legislatura se abre la oportunidad para un balance serio de sus trabajos, de hecho ya se observan manifestaciones de auto elogio pero igual de severas críticas. Hay desde quienes sostienen que ha sido la peor de nuestra historia, por algo será, hasta los dos o tres diputados salientes que se autocalifican con 8 o 9; no podía faltar el más cínico de todos ellos que, fiel a su estilo bufonesco, avisa que regresará.
Además de la tradicional subordinación del poder legislativo al titular del ejecutivo no hay que perder de vista que cada legislatura se integra de acuerdo a la elección de que resulta, correspondiéndole una determinada correlación de fuerzas. La actual es producto de las elecciones del 2007 en las cuales el PRI prácticamente arrasó, permitiéndose una cómoda mayoría que casi siempre se volvía calificada con la adhesión servil de dos o tres diputados “patitos “de oposición. Esos son datos fundamentales para explicar la forma de ser en esta legislatura donde la oposición fue avasallada, casi siempre por su propio gusto.
Si las facultades más substanciales del congreso son las de representación y control, la calificación le quedaría en cero porque no ejerció como poder autónomo, siendo más bien una correa de transmisión de los intereses del titular del ejecutivo.
Por su falta de autonomía y pluralidad real la legislatura saliente resultó decisiva en el atraso de Veracruz, por ejemplo: designó consejeros electorales parciales y por cuotas partidistas, dio trámite a magistrados políticos, solapó el saqueo en los municipios, autorizó deudas descomunales y estuvo al servicio del titular del ejecutivo.
La pluralidad de esta legislatura vino a menos por que llegaron pocos diputados de oposición, de los cuales la mayoría se volvieron comparsas del oficialismo. Con excepción de dos o tres diputados la oposición fue domesticada y pasó de noche; se integró alegremente a la unanimidad sospechosa. El PAN siguió la tradicional y ya explorada ruta del pragmatismo que los ha llevado al intercambio de sus votos por chambas. El PAN renunció a representar a sus electores y a los ciudadanos. Es curioso que con tan pobres resultados el PAN siga recibiendo muchos votos.
La izquierda no se distinguió en nada positivo, particularmente su fracción mayoritaria que era el PRD. Fueron simuladores. No se les conoció algo que los mostrara diferentes, no se cuenta con registros de críticas importantes a los otros poderes; se perdieron en un roll formal e inútil. El caso de los del PRD es dramático, votando todo para el PRI, representándose a sí mismos, a espaldas de su propio partido y dedicados a exhibirse como nuevos ricos. Lejos de un papel serio e independiente, con identidad democrática y de izquierda, en unos días pasarán al olvido como un fraude, quedando como una carga y desprestigio para el partido que los llevó a esos cargos. En la deformación prostituida de sus representantes populares está una de las principales razones del descredito y el descenso de votos del PRD.
La falta de decoro de los diputados salientes, cuyos votos se volvieron comercio económico y político, tiene que ver con el desorden del propio PRD pero también con las precarias condiciones económicas y sociales con que llegan al cargo, con bajo nivel cultural y prácticamente en la pobreza; inician con una mano adelante y otra atrás, se dedica a simular y se marean al subirse en un ladrillo.
Sin división de poderes, con una pluralidad distorsionada y con una oposición débil difícilmente Veracruz será mejor
Recadito: pidamos a los que salen que regresen.
urielfloresaguayo@hotmail.com
Veracruz se rige por una constitución política que debe andar por los 93 años de antigüedad, palabras más o menos en ella siempre se ha definido con claridad la división de poderes ya sea como poder supremo, antes, o como poder público del estado, actualmente; igual se entiende que hablamos del gobierno del estado. Nos rigen los poderes ejecutivo (gobernador), legislativo (diputados) y judicial (magistrados) cuyo ejercicio dividido es base para la existencia de nuestro estado de derecho. Esos poderes son complementarios en muchos sentidos pero tienen funciones distintas, su razón de ser fundamental, además de lo específico de su naturaleza, es servir de contrapesos. Sin división de poderes podemos ser gobernados de cualquier forma pero nunca democrática y republicanamente.
Ahora que concluye su periodo la sexagésima primera legislatura se abre la oportunidad para un balance serio de sus trabajos, de hecho ya se observan manifestaciones de auto elogio pero igual de severas críticas. Hay desde quienes sostienen que ha sido la peor de nuestra historia, por algo será, hasta los dos o tres diputados salientes que se autocalifican con 8 o 9; no podía faltar el más cínico de todos ellos que, fiel a su estilo bufonesco, avisa que regresará.
Además de la tradicional subordinación del poder legislativo al titular del ejecutivo no hay que perder de vista que cada legislatura se integra de acuerdo a la elección de que resulta, correspondiéndole una determinada correlación de fuerzas. La actual es producto de las elecciones del 2007 en las cuales el PRI prácticamente arrasó, permitiéndose una cómoda mayoría que casi siempre se volvía calificada con la adhesión servil de dos o tres diputados “patitos “de oposición. Esos son datos fundamentales para explicar la forma de ser en esta legislatura donde la oposición fue avasallada, casi siempre por su propio gusto.
Si las facultades más substanciales del congreso son las de representación y control, la calificación le quedaría en cero porque no ejerció como poder autónomo, siendo más bien una correa de transmisión de los intereses del titular del ejecutivo.
Por su falta de autonomía y pluralidad real la legislatura saliente resultó decisiva en el atraso de Veracruz, por ejemplo: designó consejeros electorales parciales y por cuotas partidistas, dio trámite a magistrados políticos, solapó el saqueo en los municipios, autorizó deudas descomunales y estuvo al servicio del titular del ejecutivo.
La pluralidad de esta legislatura vino a menos por que llegaron pocos diputados de oposición, de los cuales la mayoría se volvieron comparsas del oficialismo. Con excepción de dos o tres diputados la oposición fue domesticada y pasó de noche; se integró alegremente a la unanimidad sospechosa. El PAN siguió la tradicional y ya explorada ruta del pragmatismo que los ha llevado al intercambio de sus votos por chambas. El PAN renunció a representar a sus electores y a los ciudadanos. Es curioso que con tan pobres resultados el PAN siga recibiendo muchos votos.
La izquierda no se distinguió en nada positivo, particularmente su fracción mayoritaria que era el PRD. Fueron simuladores. No se les conoció algo que los mostrara diferentes, no se cuenta con registros de críticas importantes a los otros poderes; se perdieron en un roll formal e inútil. El caso de los del PRD es dramático, votando todo para el PRI, representándose a sí mismos, a espaldas de su propio partido y dedicados a exhibirse como nuevos ricos. Lejos de un papel serio e independiente, con identidad democrática y de izquierda, en unos días pasarán al olvido como un fraude, quedando como una carga y desprestigio para el partido que los llevó a esos cargos. En la deformación prostituida de sus representantes populares está una de las principales razones del descredito y el descenso de votos del PRD.
La falta de decoro de los diputados salientes, cuyos votos se volvieron comercio económico y político, tiene que ver con el desorden del propio PRD pero también con las precarias condiciones económicas y sociales con que llegan al cargo, con bajo nivel cultural y prácticamente en la pobreza; inician con una mano adelante y otra atrás, se dedica a simular y se marean al subirse en un ladrillo.
Sin división de poderes, con una pluralidad distorsionada y con una oposición débil difícilmente Veracruz será mejor
Recadito: pidamos a los que salen que regresen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario