sábado, 25 de diciembre de 2010

CARTA A LOS REYES MAGOS...


Por Uriel Flores Aguayo
Urielfloresaguayo@hotmail.com
Este título va de acuerdo con la época pero no trata de una carta ni va dirigida a los reyes magos; no pretendo, por ningún motivo, distorsionar o hacer ironía de una de las tradiciones más bonitas de las familias mexicanas. En todo caso los reyes magos seríamos los ciudadanos y la carta tendría que ver con nuestros derechos y nuestras obligaciones. Desde esa perspectiva democrática no pediríamos, exigiríamos.
Cualquier carta ciudadana debería elaborarse para varios años, con o sin renovación sexenal y trianual de poderes; en ella plasmaríamos nuestros anhelos de justicia y bienestar, nuestra lucha contra la ignorancia y la explotación, nuestro apego a la ciencia y rechazo al oscurantismo, nuestro derecho a la igualdad y a ser felices.
En nuestra realidad local la carta iría dirigida al gobernador Duarte de Ochoa y a la presidenta Elizabeth Morales. La carta puede ser un artículo de opinión, declaración periodística, desplegado de los abajo firmantes o voz popular en cualquier acto público. Ese tipo de cartas no son para el 6 de enero exclusivamente, son para ahora y todo el periodo que les corresponde gobernar.
La carta contendría el comparativo de las promesas de campaña con los primeros pasos dados; la carta cuestionaría sobre las orientaciones sociales, políticas y administrativas del nuevo gobierno. Seguramente haría la observación de que estamos ante un periodo difícil, en el cual se requerirá mucha eficacia y seriedad del equipo gobernante si es que quiere ser útil y cumplir con su deber.
Igual que Miguel de la Madrid, después del huracán que representó la presidencia de López Portillo, y de Ernesto Zedillo, después de la hiperactividad de Carlos Salinas de Gortari, el nuevo gobierno de Veracruz va a tener un perfil administrativo, va aponer el acento en los temas económicos y va a dedicar por lo menos la mitad de su sexenio para reorganizar las finanzas del estado; salvando las circunstancias históricas va a ser muy parecido a los de Agustín Acosta Lagunes y Patricio Chirinos Calero.
A veintitantos días del nuevo gobierno sus temas más sobresalientes han sido los nombramientos de infinidad de funcionarios y el no tan sorpresivo pero si prematuro plan de austeridad. Para que ese plan se tome en serio y suscite algún tipo de simpatía y corresponsabilidad ciudadana se requiere más pero mucho más que repetir las frasecitas huecas e histriónicas de cada seis años. Hay que aligerar la carga administrativa en los niveles medios y altos, acabar con el derroche en aviones, helicópteros y camionetotas; cuando se supriman las oficinas de lujo, los celulares y los choferes a todo tipo de seudoserdividores públicos, estaría ganando credibilidad ese u otro plan de austeridad. La historia de nuestros gobiernos estatales puede ser gris y hasta irritante, pero ahí está, más nos vale aprender de ella para no cometer los mismos errores o confiar demasiado en la desmemoria de los veracruzanos.
Por el lado de Xalapa tampoco se cantan mal las rancheras, el experimento empresarial- ciudadano- apartidista- ingenuo acabó en un verdadero desastre, en la ingobernabilidad; ni fue más democrático, ni enfrentó la corrupción y mucho menos superó la relación clientelar con la sociedad. Son mayúsculos los retos para la presidenta Elizabeth Morales, quien sólo con una visión de autoridad democrática, lo cual no riñe con la eficacia, basada en su experiencia política y apoyada en alianzas de corresponsabilidad podrá realizar un buen papel. Un favor, ese sí de carta a los reyes magos: que se acaben los indignos y nauseabundos “pollo tones”, “caldo tones”, “juguetones” y todo ese tipo de actos en que se abusa de la necesidad de la gente para salir en la foto disfrazados de benefactores.

Recadito: un abrazo navideño y mis deseos de que el año nuevo lo sea en verdad.

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