Por Orlando Segura Hervert.
Las inconformidades en contra del órgano administrativo de la clínica 26 del Instituto Mexicano del Seguro Social, siguen en aumento, ahora se suma el personal sindicalizado quienes se quejan de que desde hace un mes los están grabando a la hora de ingresar y salir de dicho centro de trabajo, lejos de poner orden en el desabasto de medicinas, el nuevo director aplica medidas represivas en contra de los enfermeros, médicos, asistentes, intendentes.
Indicaron que los equipos de transfusión no funcionan, escasean o faltan tiras de reactivos para la glucosa, esto último los pacientes lo tienen que comprar porque ahí, simplemente les dicen que no hay y ante la necesidad, los derecho habientes tienen que “apoquinar”, agregaron que también se carece de ropa para cama, batas, etc., en síntesis, hay indisciplina, desorganización e ineficiencia.
El abuso de autoridad ha llegado al límite, porque quieren imponer disciplina con gritos y actitudes fuera de la legalidad, por eso, comienza a gestarse un estado de rebeldía que en cualquier momento puede estallar, expresaron los inconformes.
El que llegó está peor que Humberto Tito García, porque aquel conocía el funcionamiento y no era prepotente, pero éste del que ni su nombre quisieron pronunciar, es todo lo contrario, abusa de su puesto y papel, las cosas se le van a salir del control porque ya hay descontento por parte de varios líderes sindicales, quienes están viendo como dicha institución está afectando a sus respectivos gremios, al no proporcionarles el servicio médico adecuado.
Agregaron al historial, varios casos de negligencia médica, mal servicio, ineptitud del área burocrática y administrativa, todo ello se reflejará en el caos hacia los pacientes.
Las protestas comienzan a surgir y repercutirán en manifestaciones por el trato grosero del director, expresaron los entrevistados.
De nada han servido los cursos de imagen, la capacitación, las charlas de relaciones públicas implementadas por la delegación porque desde adentro hay una inconformidad que se nutre con los múltiples errores cometidos por la dirección.
Las inconformidades en contra del órgano administrativo de la clínica 26 del Instituto Mexicano del Seguro Social, siguen en aumento, ahora se suma el personal sindicalizado quienes se quejan de que desde hace un mes los están grabando a la hora de ingresar y salir de dicho centro de trabajo, lejos de poner orden en el desabasto de medicinas, el nuevo director aplica medidas represivas en contra de los enfermeros, médicos, asistentes, intendentes.
Indicaron que los equipos de transfusión no funcionan, escasean o faltan tiras de reactivos para la glucosa, esto último los pacientes lo tienen que comprar porque ahí, simplemente les dicen que no hay y ante la necesidad, los derecho habientes tienen que “apoquinar”, agregaron que también se carece de ropa para cama, batas, etc., en síntesis, hay indisciplina, desorganización e ineficiencia.
El abuso de autoridad ha llegado al límite, porque quieren imponer disciplina con gritos y actitudes fuera de la legalidad, por eso, comienza a gestarse un estado de rebeldía que en cualquier momento puede estallar, expresaron los inconformes.
El que llegó está peor que Humberto Tito García, porque aquel conocía el funcionamiento y no era prepotente, pero éste del que ni su nombre quisieron pronunciar, es todo lo contrario, abusa de su puesto y papel, las cosas se le van a salir del control porque ya hay descontento por parte de varios líderes sindicales, quienes están viendo como dicha institución está afectando a sus respectivos gremios, al no proporcionarles el servicio médico adecuado.
Agregaron al historial, varios casos de negligencia médica, mal servicio, ineptitud del área burocrática y administrativa, todo ello se reflejará en el caos hacia los pacientes.
Las protestas comienzan a surgir y repercutirán en manifestaciones por el trato grosero del director, expresaron los entrevistados.
De nada han servido los cursos de imagen, la capacitación, las charlas de relaciones públicas implementadas por la delegación porque desde adentro hay una inconformidad que se nutre con los múltiples errores cometidos por la dirección.
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