Por Orlando Segura Hervert.
La geomembrana, los respiraderos, las capas y en síntesis la construcción del Parque del Bicentenario no reunió los requisitos ecológicos y ambientales, ni las especificaciones para este tipo de instalaciones, así viene ciertos datos del dictamen filtrado a este medio de comunicación de la empresa encargada de efectuar los trabajos de supervisión de una obra que a todas luces resultó toda una porquería.
El anterior basurero municipal por la manera en que sepultaron los desperdicios es una bomba de tiempo que lo mismo puede estallar ahora, ó dentro de uno, dos, cinco o diez años, solo es cuestión de tiempo para que desde el fondo de la superficie, dada la acumulación de la materia orgánica, combinado con ciertos químicos y al no tener forma de salir al exterior, exploten, provocando un incendio.
El informe próximo a publicarse por parte del ayuntamiento, califica una a una las anomalías de toda esa zona, expone las razones de las deficiencias, cuestiona implícitamente a la empresa que llevó a cabo el proyecto, porque no tuvo las debidas precauciones para cumplir con las características a las que obliga las normas ambientales, aspecto que de llevarse hasta las últimas consecuencias, los hará acreedores a sanciones legales y económicas.
Además, las hectáreas en cuestión se han convertido en un foco de contaminación para el estero de Tenechaco, los lixiviados son arrojados de manera natural al afluente matando todo tipo de vida y la multifacética biodiversidad que ahí se presenta, convirtiéndolo en toda una región sin vida.
El Parque del Bicentenario es una herencia maldita del pasado, de la administración de Juan Ramón Ganem Vargas, las autoridades locales tendrán que analizar si le inyectan más recursos para sanear toda esa área o bien presentan las denuncias contra quien resulte responsable, toda vez que ahí prácticamente están tirados recursos públicos millonarios.
La geomembrana, los respiraderos, las capas y en síntesis la construcción del Parque del Bicentenario no reunió los requisitos ecológicos y ambientales, ni las especificaciones para este tipo de instalaciones, así viene ciertos datos del dictamen filtrado a este medio de comunicación de la empresa encargada de efectuar los trabajos de supervisión de una obra que a todas luces resultó toda una porquería.
El anterior basurero municipal por la manera en que sepultaron los desperdicios es una bomba de tiempo que lo mismo puede estallar ahora, ó dentro de uno, dos, cinco o diez años, solo es cuestión de tiempo para que desde el fondo de la superficie, dada la acumulación de la materia orgánica, combinado con ciertos químicos y al no tener forma de salir al exterior, exploten, provocando un incendio.
El informe próximo a publicarse por parte del ayuntamiento, califica una a una las anomalías de toda esa zona, expone las razones de las deficiencias, cuestiona implícitamente a la empresa que llevó a cabo el proyecto, porque no tuvo las debidas precauciones para cumplir con las características a las que obliga las normas ambientales, aspecto que de llevarse hasta las últimas consecuencias, los hará acreedores a sanciones legales y económicas.
Además, las hectáreas en cuestión se han convertido en un foco de contaminación para el estero de Tenechaco, los lixiviados son arrojados de manera natural al afluente matando todo tipo de vida y la multifacética biodiversidad que ahí se presenta, convirtiéndolo en toda una región sin vida.
El Parque del Bicentenario es una herencia maldita del pasado, de la administración de Juan Ramón Ganem Vargas, las autoridades locales tendrán que analizar si le inyectan más recursos para sanear toda esa área o bien presentan las denuncias contra quien resulte responsable, toda vez que ahí prácticamente están tirados recursos públicos millonarios.
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