
*Nota: Frase acuñada en el mundo de la adolescencia que refiere la situación de corta distancia que se produce cuando el atacante con pelota enfrenta con goce y sin misericordia al portero que desprotegido por su defensa salvaguarda su meta.
Por: Roberto Arán
Don Javier Santos Llorente me sugirió que me abstuviera de asistir a la comida que ofrecerían autoridades civiles para conmemorar el día de la libertad de expresión.
Faltaba un par de días para el 7 de junio aquel de 1998, año en que el gobierno municipal novicio de Alfredo Huerta pintaba lo que fue su derrotero: una administración cómica, ineficiente y corrupta.
Resolví viajar a Jalapa por unos días de descanso con permiso de Don Javier, pero la comezón del periodismo me traicionó y desde allá mandé el día 6 por la tarde a la redacción del diario un texto fijando mi posición sobre la naturaleza del trabajo del periodista.
Escribí que reportear, elaborar la nota, trabajar ésta con el profesionalismo diario era la mejor manera de homenajearse como periodista.
Sigo pensando lo mismo a pesar que la nuevas generaciones, más vitales e informadas, pongan por delante la buena mesa, el buen trago, la buena foto, el lucimiento personal en los agasajos bien ganados que los poderes públicos les ofrecen.
“A los políticos ni un vaso de agua” sentenciaba Don Javier en aquella apretada oficina de la calle Allende, y estallaba en una risotada. No lo decía de cierto, pero sabía él que era una forma de ponernos un freno por si acaso pasaba por la cabeza de sus reporteros vivir el periodismo con el ropaje de la relaciones públicas, cómodo y zalamero.
Soy de los que se oponen a pesar de haber síntomas evidentes a que el periodismo escrito desaparezca invadido por una oleada gris de periodismo chatarra que se acumula montañoso en los insípidos blogs, tan a la moda, tan a la ligera.
Son estos el presente y dominan con sus nuevas tecnologías las cadenas de información entre los poderes y los ciudadanos, sin que sean, eso sí, garantía de un mejor periodismo. Privilegian los oficiantes periodistas de estos nuevos modelos de información la noticia espuma, esa que se eleva y resalta sin que su cobertura exija esfuerzo, sólo la voluntad propia de estar oportunos en el café, la plaza pública, el acto público programado.
Héctor Aguilar Camín escribió que hoy día en México “La prensa premia la estridencia y el chascarrillo” y “…castiga la racionalidad, el rigor informativo”. Yo agregaría que hoy el periodismo virtual en los blogs en Tuxpan, además de la estridencia y el chascarrillo, cultiva la pereza informativa, se domestica a las fuentes oficiales.
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