Por Orlando Segura Hervert…
Un pueblo limpio no es el que levanta más basura, sino el que limpia menos, esa práctica se ha quedado en el olvido, anteriormente, hace décadas, cuando no había tanto camión de limpia pública, las doñas o los señores, salían temprano de sus casas y barrían el frente de sus hogares. Desafortunadamente esa forma de pensar, esa cultura se perdió, señaló la señora Esperanza Sánchez de González.
La dama recuerda cuando trabajaba en un edificio de la calle Juárez, en la época de Alberto Arango de la Huerta, en esa época, los grupos sociales y la Junta de Mejoras, invitaban a los ciudadanos a mantener arreglada la parte que les correspondía, por lo menos la acera y si se podía y tenían tiempo hasta la calle, había más participación y cultura de la responsabilidad, ahora se le quiere dar todo el peso al ayuntamiento para que éste recoja lo que nosotros tiramos.
Sánchez González no quiere fotos, con humildad refiere que sus mejores años ya pasaron y por lo tanto le hace el feo a cualquier cámara fotográfica, a sus 75 años, todavía va a la tienda y barre su patio, se mantiene activa, se sienta en alguna silla porque la vence el cansancio, pero asegura que si tuviera menos edad, le pondría más pinol a al trabajo.
La entrevistada tiene dos nietos, los ve y sonríe, los invita a que tomen la escoba y los “muchachos” se niegan, solo aceptan a regañadientes, sacar la basura, mismas que se la entregan a los trabajadores del camión recolector.
De acuerdo con información proporcionada por Marisol Durá Cobo, directora de limpia pública, diariamente son recogidos en el municipio de Tuxpan, cerca de 110 toneladas de desperdicios orgánicos e inorgánicos, con la modalidad de que en la presente administración el recorrido del parque vehicular también incluye las comunidades.
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