domingo, 6 de noviembre de 2011

DIAGNÓSTICOS Y ATOLES


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
Alguien dijo recientemente que en México sobran diagnósticos y faltan resultados; tiene razón, todo se pospone, todo se manda a estudio y no se encaran los grandes problemas o, cuando menos, las responsabilidades básicas que tienen los funcionarios públicos. La cadena encubridora e infinita de diagnósticos en casi todas las esferas de la vida pública se ha convertido en una gigantesca alberca de atole que se nos da con el dedo en cada declaración, cantinflesca o no, que elude y deja para después el cumplimiento de obligaciones.
Ejemplos sobran: ahí tenemos la negativa del PRI para aprobar completa la reforma política, mandando a consulta la reelección de los legisladores; también está el caso del abstracto programa de movilidad urbana en Xalapa que, después de varios años de anunciado, ahora será sometido a una serie de encuestas. Podrían llenarse varias planas con todos los asuntos que se van a revisar, que están pendientes, que algún día se van a estudiar y, dado el caso, se resolverán.
Así funciona el sistema político, donde se antepone lo formal y el interés particular; donde el servicio público es de autoconsumo, desconectado de los intereses de la gente, y donde el que hacer gubernamental administra los problemas, no los resuelve de fondo. Los funcionarios públicos de todos los niveles, elite bien pagada y poco exigida, han olvidado su carácter de servidores públicos, sujetos de obligaciones mayores y de escrutinio ciudadano. No puede haber verdaderos servidores públicos si no se diseñan y aplican políticas públicas en todos los renglones, lo cual supone visión, objetivos, estructura, programas, profesionalismo, seguimiento y resultados.
En la soledad que al respecto nos rodea han sobresalido dos decisiones dignas de reconocerse y apoyarse: una tuvo que ver con el “hoy no circula” de taxis y autobuses de Xalapa, medida urgente y oportuna que lamentablemente se vino abajo; la otra es la novedosa y eficaz universidad popular de Veracruz, en mucho logro de la sapiencia y compromiso del maestro Zúñiga, pero que también ha contado con el apoyo político del gobernador. Ahí tenemos dos botones de muestra de lo que se debe y puede hacer en ámbitos tan distintos, con resultados.
Siempre viviremos de diagnósticos y promesas, toda la vida nos darán atole con el dedo y la vida pública seguirá degradándose en la medida de que no exista participación ciudadana. Podemos hablar de corresponsabilidad si se quiere pero es de elemental honestidad reconocer que hace falta, gran déficit democrático, una ciudadanía informada, critica y activa. Hagamos un círculo virtuoso: el funcionario es servidor público y el ciudadano es servido y pone lo que le toca. En este círculo virtuoso no caben lo opaco, la demagogia y el clientelismo.
Estamos hablando del piso común para la vida en sociedad y el ejercicio de un buen gobierno, nada es exótico ni ataque alguno, es más, no es un problema de ideologías o de siglas, ni derecha ni izquierda, son aspectos elementales que se deben cumplir para que la sociedad funcione bien, en armonía, y para que el gobierno en todos sus niveles ayude y no estorbe. En consecuencia hacen falta muchas voces lucidas, no vociferantes o estridentes, muchas acciones que refuercen el interés general y un comportamiento ejemplar, digno y austero de quienes tienen en sus manos los asuntos públicos.
Recadito: excelente entrevista del padre Quintín en Diario de Xalapa. Recomendable.

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