Por Orlando Segura Hervert…
Doña María Azucena Butrón no se desanima ante la
adversidad, desde siempre ha luchado por llevar algo al hogar, a sus 80 años,
sigue caminando por las calles de Tuxpan. La señora con sus canas y la piel
curtida por la edad, el sol y el clima, desde las 10 de la mañana recorre las
calles con la esperanza de ganar lo mismo 50, 100, ó 200 pesos diarios, en
ocasiones obtiene una moneda extra, conforme al estado de ánimo de las
personas, quienes le ofertan una limosna, se apiadan de la ternura y sonrisa
reflejada en su rostro.
Ya tenía varias semanas que se había ausentado de la zona
centro, se le cuestiona al respecto y la entrevistada asegura que no siempre se
puede. En esta ocasión, buscó el refugio y la sombra de un edificio, las
escaleras de la entrada de una puerta y ahí, inicio su actividad, portando un
letrero en el que se leen unas palabras para pedir la ayuda del prójimo.
Dice vivir en la colonia Escudero, al final de la
Ponciano Arriaga, acepta que se le tome la fotografía con la condición de que
al día siguiente se le regale una, bajo esa promesa, posa para este reportero.
En ocasiones y cuando la temperatura lo permite, se le
observa en la playa, hasta ese lugar va y ahí, aparte de pedir algún dinerito,
disfruta de la brisa del mar.
Desde hace años llegó a la ciudad porteña, proveniente de
Huejutla Hidalgo, aquí se instaló, aquí rememora, tiene uno de sus hijos, con
nostalgia le vienen los recuerdos y se queda mirando hacia el infinito por
largos segundos.
La presidencia municipal, la avenida Juárez, o alguna
institución pública o privada, son los sitios elegidos para pedir dinero.
Su actitud no le molesta a nadie porque a veces pasa
largas horas sentadita alzando la mano.
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