LAS JEFAS DE FAMILIA EN MÉXICO...
Por Dip. Laura Itzel Castillo Juárez...
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los hogares mexicanos presididos por una mujer aumentaron de 20.6% en 2000, a 23.1% en 2005 y a 24.6% en 2010. Esto significa que en el país existen 5 millones 694 mil hogares donde la jefatura recae en una mujer, y por lo tanto, es muestra palpable de que el modelo familiar tradicional de las últimas décadas del siglo XX está cambiando.
Estos datos demuestran que cada vez son más las familias que tienen como responsables a las mujeres, quienes además de hacerse cargo del trabajo doméstico, también asumen la manutención de los hijos y en muchas ocasiones deben incluso hasta pagar las deudas hipotecarias adquiridas por la ex pareja, con el objeto de no ser desalojadas de la vivienda.
Si bien es cierto que el derecho a la vivienda está contemplado en las legislaciones nacionales e internacionales, millones de personas en el mundo enfrentan graves violaciones a este derecho. La situación afecta tanto a hombres como a mujeres, pero de manera distinta. Dados los roles de género dominantes, y el desequilibrio de poder entre las personas de ambos sexos, las mujeres son más vulnerables.
De acuerdo al diagnóstico presentado en el “Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres” (Pro igualdad), del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), se aprecia que en México los hombres solamente dedican en promedio 9.3 horas a la semana para el trabajo doméstico, mientras que, en contraste, las mujeres invierten 42.4 horas de su tiempo a la semana para estas actividades.
Desafortunadamente, para gran parte de la sociedad resulta difícil, aun en la actualidad, comprender y por ende reconocer que las labores que realizan las mujeres desde el interior de su vivienda representan una aportación real no solamente para la familia, sino para la sociedad en su conjunto y para la economía nacional.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) asegura que el trabajo doméstico en México aporta más de 115 millones de dólares al mes. Este cálculo está basado, entre otros factores, en los costos necesarios para reemplazar la mano de obra que debiera realizar esa tarea.
Considerando los datos del Índice de Brecha de Género, elaborado por el Foro Económico Mundial, en el 2011 nuestro país ocupó el puesto 89 de 135 países en los que se clasificaron diversos rubros sobre la condición de las mujeres. Por ejemplo: tenemos una pésima calificación en cuanto a la participación de las mujeres en el ámbito laboral, donde ocupamos el lugar 112, o en equidad en ingresos por trabajo similar, donde nos encontramos en el 111. Estos datos muestran evidentemente la desigualdad imperante en México en materia de equidad entre hombres y mujeres. Por ello la situación debe cambiar, para lo cual primero debemos tomar conciencia del papel que juega la mujer en la sociedad y de su valiosa aportación económica al país.
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