Por Orlando Segura Hervert
Que está pasando en el Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios número 111, es la pregunta que se hacen quienes alguna vez estuvieron en sus aulas; con el paso del tiempo perdió prestigio y consecuentemente bajó la calidad académica y el número de matrícula también se ha visto mermado. Hace dos años había un promedio de un mil 200 estudiantes inscritos y en la actualidad, solo existen 700 alumnos inscritos en 4 áreas o modalidades.
Los padres de familia, los maestros, se quejan de presuntos actos de corrupción, así como malos manejos de los recursos públicos, ausentismo laboral, incumplimiento en los planes de estudios, venta de materias y de plazas, deserción escolar. Además los equipos sufren deterioro en su estructura, todo ello, impacta de una u otra manera en el desempeño escolar, los estudiantes hacen como aprenden y los catedráticos como que enseñan, un círculo vicioso que afecta a una de las instituciones que durante años sostuvieron un ritmo en los primeros lugares de preferencia de los tutores.
Tan es así, dijeron los inconforme que durante la presente semana, arribaron a dicho plantel, elementos del departamento jurídico para supervisar el “buen desarrollo y desempeño” de la institución educativa.
El director, Maurilio Lara Zumaya, niega todas las acusaciones, con 27 años de experiencia, señaló que ahí todo marcha color de “rosa”, el golpeteo es parte de la grilla que generalmente se da entre “compañeros” que no comparten la visión ni los cambios para mejorar el perfil, insistió en que hará las transformaciones para salir adelante, modificará actitudes y rescatará el nivel que alguna vez tuvieron. El problema reside en que una buena parte de la comunidad no le creen.
Algunos de los egresados consultados por este medio, indicaron que la nostalgia los invade, ya no están aquellos maestros que tenían vocación y que le ponían mucho empeño para que los adolescentes siempre tuvieran en sus horizontes ser mejores, algo se perdió y las consecuencias están a la vista, hay mucha indisciplina…
Que está pasando en el Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios número 111, es la pregunta que se hacen quienes alguna vez estuvieron en sus aulas; con el paso del tiempo perdió prestigio y consecuentemente bajó la calidad académica y el número de matrícula también se ha visto mermado. Hace dos años había un promedio de un mil 200 estudiantes inscritos y en la actualidad, solo existen 700 alumnos inscritos en 4 áreas o modalidades.
Los padres de familia, los maestros, se quejan de presuntos actos de corrupción, así como malos manejos de los recursos públicos, ausentismo laboral, incumplimiento en los planes de estudios, venta de materias y de plazas, deserción escolar. Además los equipos sufren deterioro en su estructura, todo ello, impacta de una u otra manera en el desempeño escolar, los estudiantes hacen como aprenden y los catedráticos como que enseñan, un círculo vicioso que afecta a una de las instituciones que durante años sostuvieron un ritmo en los primeros lugares de preferencia de los tutores.
Tan es así, dijeron los inconforme que durante la presente semana, arribaron a dicho plantel, elementos del departamento jurídico para supervisar el “buen desarrollo y desempeño” de la institución educativa.
El director, Maurilio Lara Zumaya, niega todas las acusaciones, con 27 años de experiencia, señaló que ahí todo marcha color de “rosa”, el golpeteo es parte de la grilla que generalmente se da entre “compañeros” que no comparten la visión ni los cambios para mejorar el perfil, insistió en que hará las transformaciones para salir adelante, modificará actitudes y rescatará el nivel que alguna vez tuvieron. El problema reside en que una buena parte de la comunidad no le creen.
Algunos de los egresados consultados por este medio, indicaron que la nostalgia los invade, ya no están aquellos maestros que tenían vocación y que le ponían mucho empeño para que los adolescentes siempre tuvieran en sus horizontes ser mejores, algo se perdió y las consecuencias están a la vista, hay mucha indisciplina…
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