jueves, 27 de diciembre de 2012

EXPEDIENTE 2012

El priista honesto

Luis Velázquez

Luego de una carrera política de primer nivel, Gustavo Carvajal Moreno, de 73 años de edad, puede pasear de norte a sur del país y del continente americano el más preciado tesoro de su vida pública, como es la honestidad.

Incluso, la gente cercana habla que estaría con tropiezos para el gasto corriente, pues siempre antepuso el trabajo político, como lo deseaba el primer mártir del priismo en el siglo XX, Luis Donaldo Colosio, como son gobernar y ejercer el poder con virtudes cívicas.

Su currícula está integrada por los siguientes cargos públicos, entre otros: Presidente del CEN del PRI, amigo personal de José López Portillo, subsecretario del Trabajo, secretario de la Reforma Agraria.

De igual manera: director de TABAMEX, director de BANOBRAS, director de Caminos y Puentes Federales, varias veces diputado federal y senador de la república.

Y no obstante, nunca cayó en la tentación de las sirenas ni del dinero, ni tampoco del tráfico de influencias, ni menos de los diezmos y dobles diezmos a costa del poder político, a diferencia, incluso, de los pillos y ladrones que cada sexenio, tanto a nivel federal como estatal, y en cada trienio aparecieron en su tiempo y siguen flotando hoy en cada entidad federativa.

Incluso, habría de referir, y sólo para citar un caso, que en su tiempo como director de Caminos y Puentes Federales de Ingresos (por donde también pasara don Fernando Gutiérrez Barrios) Gustavo Carvajal logró una obra pública por cuatro mil millones de pesos.

Y si nos vamos al diezmo significan 400 millones de pesos, libres de polvo y paja.

Y si nos reducimos al 2 por ciento de ganancia para el titular, hablamos de 80 millones de pesos.

Y con esa cantidad, cualquier político ríe, mejor dicho, carcajea de las vacas flacas que con frecuencia suele darse con gracia en la trayectoria de un hombre público.

Por el contrario, Carvajal Moreno caminó por el lodo, sin jamás, nunca, salpicarse ni quedar embarrado en los zapatos.

Se trata, desde luego, de un caso excepcional en la política de un país, que por ahora se asoma a uno de los primeros lugares de corrupción, más allá de América Latina, en el mundo entero.

Y más, si se refiere lo siguiente: nadie ha podido olvidar las tropelías y trastupijes del “Negro” Durazo, el amigo de la infancia de López Portillo, nombrado director de la policía del Distrito Federal, que le entró a todos los negocios ilícitos, entre ellos, el secuestro, el asesinato y el narcotráfico.

Y aun cuando Carvajal Moreno transitó en los seis años de tal sexenio jamás se manchó.

Un caso excepcional de integridad.

LA GUBERNATURA SE LE FUE

Pocos, excepcionales políticos del altiplano y de provincia han tenido la trayectoria de Carvajal.

Una impresionante carrera que pudo acercarlo a la gubernatura de Veracruz, pero por alguna razón, las circunstancias fueron adversas.

Fue difícil en el sexenio de López Portillo gobernar Veracruz. Y más, en sexenios posteriores.

Incluso, generoso, cuando alguna vez estuviera en la recta final, y perdiera, ofreció al gobernador electo que con sus relaciones políticas con Fidel Castro Ruz podría lograr que la brigada internacional de cubanos para el alfabetismo en América Latina fuera asignada a la tierra jarocha.

Y sin embargo, hubo celo y recelo en aquel gobernador y la propuesta quedó en el aire.

Hasta la fecha.
POLÍTICO EJEMPLAR FUERA DE SERIE

Desde su espacio en el CEN del PRI, Carvajal Moreno integró y fortaleció la Conferencia de Partidos Políticos de América Latina, COPPAL y a partir de su trabajo fue nombrado presidente vitalicio.

Desde ahí, chambea para el continente. Quizá, acaso, con los honorarios básicos de los partidos políticos latinoamericanos pero, al mismo tiempo, con grandes urgencias.

Por eso resulta admirable saber que en medio del mar agitado de la corrupción vivida y padecida en México, hay quienes como el paisano originario de Santiago Tuxtla, Veracruz, constituyen una golondrina.

Y aun cuando con dificultad una golondrina anuncia el verano, significa un hálito de esperanza en medio de la bruma y los tiempos convulsos y turbulentos de hoy.

Muchos, demasiados políticos encumbrados alcanzaron la primera puerta de la política a su lado.

Entre ellos, y para citar un solo, Pedro Joaquín Coldwell, quien apenas un jovenzuelo se convirtiera, bajo su cobijo, en gobernador de Quintana Roo, y ahora está a cargo de la secretaría de Energía en el gabinete peñista.

Un político ejemplar fuera de serie.

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