viernes, 22 de febrero de 2013

La resaca de una tragedia nuclear

Tokio,  febrero, 2013 – A dos años del accidente nuclear ocurrido en Fukushima, los efectos y el sufrimiento para cientos de miles de las víctimas de esa catástrofe continúa. 

Los afectados no tienen acceso a una compensación de daños justa. Por el contrario, el sistema normativo permite que la industria nuclear evada sus responsabilidades y obliga al público a pagar por sus desastres 

Un nuevo reporte de Greenpeace Internacional titulado Efectos de Fukushima: El negocio nuclear hace que la gente pague y sufra, detalla las serias fallas en las regulaciones para la industria nuclear gracias a las cuales, en caso de un accidente, es la gente quien paga la inmensa mayoría de los costos y no los operadores de las plantas nucleares o los proveedores del equipamiento clave. 

“La catástrofe de Fukushima revela los defectos vergonzosos de un sistema que sólo requiere que los operadores nucleares paguen parte del costo del desastre y no requiere que los proveedores paguen nada,” dijo Aslihan Tumer, coordinadora de la campaña nuclear de Greenpeace Internacional. 

“Este sistema injusto ha dejado a cientos de miles en Japón sin compensación verdadera, eso puede volver a pasar en cualquier lugar del mundo ya que la industria nuclear no se hace responsable de sus fallas”, abundó Tumer. 

Entre otros problemas, las convenciones desarrolladas para operaciones nucleares limitan los daños que posiblemente un operador tenga que pagar a cantidades entre 350 millones de euros y 1.5 billón de euros, y no requieren que los proveedores de la industria nuclear paguen nada por su responsabilidad en un desastre. 

Según estimaciones preliminares, los daños de la catástrofe de Fukushima están entre 48 y 169 billones de euros. 

“No es justo que la industria nuclear se beneficie mientras que el público debe pagar el alto precio por sus fallas. Es simple: el contaminador tiene que pagar. La industria nuclear debe hacerse responsable por el daño que causa”, dijo Tumer. 

En México, los reactores de la central nuclear Laguna Verde, ubicada en el municipio de Alto Lucero, en Veracruz, son del mismo tipo que los reactores de Fukushima, y son un recordatorio más de que la tecnología nuclear para generar electricidad es altamente insegura; pese a las reiteradas declaraciones políticas en defensa de la planta, los hechos son contundentes, el diseño de estos reactores es defectuoso de origen. Ante ello, Greenpeace demanda la cancelación definitiva de nuevos proyectos nucleares en el país y el cierre de las centrales nucleares que han operado con el mismo tipo de reactores. 

En el marco de la discusión y elaboración de la estrategia nacional de energía, debe ser prioritario para el país el abandono de proyectos nucleares y una mayor y ambiciosa participación de las fuentes de energía renovable. 

Notas 

Editores: Efectos de Fukushima: El negocio nuclear hace que la gente pague y sufra (Fukushima Fallout: Nuclear business makes people pay and suffer): 

Resumen ejecutivo del documento Fukushima Fallout (En español)

Fuente: Greenpeace...

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