Uriel Flores Aguayo
Muchas lecciones nos deja el escándalo de la hija del ahora ex procurador del consumidor, desde la chocante reiteración de una conducta frívola y prepotente de las parentelas de los hombres del poder político y económico hasta un desenlace inédito pero todavía lleno de interrogantes. En éste como en otros actos de abusos de las elites y los malos servidores púbicos la novedad son las redes sociales por el registro del acto así como por su divulgación; los medios de difusión, sobre todo los que se regulan por el internet, están incidiendo en las denuncias y en la movilización social, son un recurso a tomar en cuenta por los ciudadanos y por los políticos.
Me parece interesante lo que pasó con el ex procurador si se maneja como resultado de la presión ciudadana, de lo cual no estaría muy seguro si tomamos en cuenta que, en sus mínimas apariciones públicas, se le veía afectado de salud; si no aparece en otro puesto, por ejemplo en una embajada, entonces será más creíble que se fue por el escándalo. Sea lo que sea, hubo ruido, denuncias y exigencias; hay un buen resultado en términos cívicos y democráticos, los ciudadanos ven un resultado concreto mas allá de las interpretaciones del hecho, lo cual les dará confianza para continuar con esa práctica que, con el tiempo, se puede volver costumbre.
Es obvio que las conductas de la clase política y sus parentelas no se modifican por decreto ni por un tropezón circunstancial, que se trata de un proceso lento o rápido dependiendo de la participación ciudadana y las transformaciones legales e institucionales. Veo un hartazgo social ante la tradicional prepotencia política, acentuado en lugares como el DF y Xalapa, con mayor nivel cultural y de acceso a las redes sociales; es buen signo de salud social que los ciudadanos participen en los asuntos públicos y que no dejen pasar abusos de los hijos de las elites. Debemos aplaudir estos gestos ciudadanos y estimular que se vuelvan una muy sana costumbre, parte de la normalidad en nuestra sociedad.
La lección para los hijos de " papi" es fuerte, se trata de una sacudida a sus prácticas cotidianas y la remoción de sus certezas de exclusividad. Esos muchachos también son hijos de un sistema antidemocrático, donde les enseñaron a derrochar, al influyentismo y a la prepotencia; pueden ser víctimas de sus padres, de una visión patrimonialista y corrupta de la política . Bienvenida la legalidad y el trato parejo a todos los ciudadanos. Puede haber un antes y un después del caso de la " lady-profeco".
En Veracruz, especialmente en Xalapa, la capital del influyentismo, tenemos muchos casos similares, incluso mas allá de las formas típicas de la frivolidad y la prepotencia: aquí se practica una especie de " Juniorismo" más formal, incorporando a los hijos y demás parentela a la política y al servicio público, con el casi único " merito" de ser descendientes de encumbrados personajes; ese afán de exagerado patrimonialismo ha traído consecuencias enormes en términos de corrupción y un marcado descenso de la calidad del servicio público, en tanto se improvisa y se saltan las etapas normales a que debe estar sujeto un proceso de formación de políticos y servidores públicos.
En tanto saltan por ahí nuestras " ladys" locales se debe mencionar que a nivel Xalapa tenemos un fenómeno que encierra folklor light y una visión estética del ejercicio político, me refiero al caso de las damas denominadas por la prensa como las " barbys" y las "reynis", quienes, al parecer, han escalado posiciones políticas apadrinadas por encumbrados políticos en función de su calidad femenina y su aspecto agraciado. De ser así, lo cual requiere una observación detallada de esos grupos y sus actividades, estaríamos ante una especie de institucionalización de las " ladys" en Veracruz .
Para la salud de nuestra precaria democracia viene muy bien el retiro del procurador del consumidor, un político priista ortodoxo, ahora lo que sigue es que ese tipo de conductas se erradiquen y de , ocurrir, se sancionen ejemplarmente. Solo la participación ciudadana, libre y valiente, generará a mejores políticos y servidores públicos.
Recadito: el mundo al revés: según el cínico somos cobardes los que no robamos ni traicionamos.
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