domingo, 12 de mayo de 2013

POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA

A UN AÑO QUE SE FUE EL DR. ROBERTO BRAVO GARZON 

Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo 

Al celebrarse hoy 12 de mayo, el 79 aniversario del natalicio del Dr. Roberto Bravo Garzón (1934-2012) y el 25 próximo el primer año de su fallecimiento, la mejor forma de recordarlo es, valorando su aportación al arte, la ciencia y la luz del conocimiento en la Universidad Veracruzana y como la persona sencilla que fue, cuando disfrutamos de su compañía en momentos de esparcimiento y alegría en los que nos tocó convivir. 

Y en ocasión de esa fecha significativa para sus amigos, me permito compartir con ustedes recuerdos bellos de los últimos meses de su vida, como lo fue la reunión que le organizáramos del mes de marzo del año próximo pasado, en el que, un grupo de ex colaboradores nos dimos cita para festejarlo y reconocerlo. Dicha reunión, sólo era un preámbulo para la gran convivencia que se le preparaba en la Ex Hacienda Lucas Martín, a celebrarse en los siguientes días (10 de mayo), y en donde la lista de invitados ya rebasaba las 150 personas, con miras seguir aumentando conforme los días pasaran, todos entusiasmados por lo que sería la oportunidad de estar con él , para reconocer su obra como Rector de la Universidad Veracruzana (entre 1973-1981) y como el gran amigo que fue, con todos los que nos formamos con su directriz. 

La convocatoria, para esta reunión preparatoria, estuvo a cargo de nuestra amiga y excelente organizadora la C.P. Claudia Bandala Romero, y gustosamente ofrecí mi domicilio para realizar el convivio, lo que para mi esposo Adalberto, mi hija Zaida y su servidora era un gusto y honor, principalmente, porque nos permitiría recibir en nuestra casa, como en los viejos tiempos al Maestro, como cuando de recién casados lo hacíamos en nuestro primer departamento de la calle de San Roque, en el que se organizaban esas sabrosas y espontáneas veladas después de las cenas de gala y bailes universitarios. 

Recuerdo que entre 1977 y 1981, siendo en ese momento su servidora Directora de Relaciones Públicas de la UV, y en función del cargo, el Dr. Bravo me confiaba la encomienda de la logística de los eventos socio-culturales que se organizaban en nuestra Alma Mater (congresos internacionales, seminarios, etc.,) y ello me obligaba a permanecer, la mayoría de las ocasiones hasta que los mismos concluyeran. Por lo tanto, cuando esos eventos entraban a su clímax, era común que Roberto Bravo Garzón, le quitara la batuta al Mtro. Mateo Oliva y se pusiera a dirigir la Orquesta de Música Popular. Ese hecho permitía ver a un Bravo Garzón, que se desprendía de su coraza de Rector, para convertirse en el ser humano de carne y hueso, el bohemio de corazón, el que disfrutaba comandar la orquesta, no sólo por su pasión por la música, sino porque sabía que ésta era parte de su creación. 

A esos eventos, a los que yo asistía con mi esposo, a veces buscábamos escabullirnos a media noche…y a veces lo lográbamos; pero, no faltaba que ya estando en casa dispuestos a dormir, de momento sonara el teléfono y me dijera el Lic. Alberto García Vázquez o el Lic. Antonio Exsome, “Zaida, dice el Mtro. Bravo Garzón, que vamos para tu casa y que vas a recibir, parte del grupo Tlenhuicani o al Trio de los Hermanos Oliva, porque la fiesta continua y dice que en el hogar de los Bacre-Lladó se siente muy a gusto”. 

Y nos preparábamos con lo que hubiera en el momento, para recibirlos y terminábamos con la luz del siguiente día. Y la verdad, nunca nos importó a mi esposo y a mí, la hora o los compromisos del día siguiente, con tal de recibir a nuestros amigos universitarios en nuestra casa y en especial, a quien le teníamos gratitud y respeto: al Mtro. Roberto Bravo Garzón. Pero así también era el Maestro: sencillo, cordial y nada pretensioso, porque a éste tampoco le importaba estar en un departamento muy pequeño, pero modestamente bello, (cuando menos yo así lo veía), en donde todos apretados nos sentábamos en la alfombra y en los pasillos externos o donde fuera, con tal de no perderse la bohemia. Ahí en ese modesto espacio, cantábamos con las cuerdas de los instrumentos de grandes artistas universitarios y estuvieron sentados: directores invitados de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, pintores, bailarines extranjeros y nacionales, integrantes de los grupos musicales y desde luego muchas amigas y amigos que coincidíamos por el gusto de la buena música, excelente plática y compañía. 

Por eso cuando el año pasado, Claudia Bandala me dijo que hiciéramos esa reunión previa a la mayor, en mi casa, nos dio mucho gusto a mi esposo y a mí, porque nos daba la oportunidad de poder saludar al Maestro Bravo en una convivencia de amigos, y en nuestro hogar nuevamente, después de tantos años. 

Y bien organizados, llevando cada quien el platillo que mejor nos saliera y obsequiando cada quien excelentes vinos para presumir, nos reunimos en el mes de marzo y ahí estuvieron: Octavio Gil y su esposa Angélica Gutiérrez de Gil, Clementina Guerrero, Andrés Hernández Arroyo, Evita Avendaño, Gloria Esperón, Felipe Hakim Simón; igualmente, Miguel Bernal Garzón y su esposa, Claudia Bandala Romero, Francisco Rergis, y las hijas del Maestro: Leticia, Laura, Rosaura Bravo Reyes y desde luego, mi esposo, mi hija y su servidora como anfitriones. Todos muy complacidos y dispuestos a disfrutar de su compañía y de un momento inolvidable. 

Sin duda fue muy agradable ese día, recordar innumerables anécdotas y experiencias formales e informales de los tiempos en que nos iniciábamos todos en el quehacer universitario, que marcaron una época y que fue motivo de orgullo, el haber pertenecido a una generación que se formó y conformó dentro de la UV y, junto a Bravo Garzón como Rector, ser testigos del gran impulso que éste le inyectó a favor de su crecimiento y desarrollo regional, durante los 8 años de su rectorado (1973-1981). 

Ese día, el Maestro estuvo contento y complacido, pero mucho más le animaba que en breve se realizara la gran fiesta en su honor. Lo vimos despedirse con una gran sonrisa, y eso nos animaba a todos, para lograr dicho objetivo. 

Desgraciadamente, en los siguientes días, el maestro se empezó a sentir delicado en su salud, y la gran reunión en su honor programada en el mes de mayo, debió posponerse “hasta nuevo aviso”, a petición de sus hijas. Hasta que en la tarde del día 24 de Mayo de 2012, Roberto Bravo entraba muy grave al Centro de Especialidades Médicas de Xalapa, y algunos de sus amigos que fuimos enterados, nos dimos cita en el Hospital, para estar atentos de la evolución de su enfermedad. Ahí estaban sus hijos y familiares, y permanecimos atentos a cualquier noticia, retirándonos entrada la noche con la esperanza que nos avisaran al otro día, que el maestro se recuperaba. 

Desgraciadamente, eso no sucedió, a las 7 de la mañana, su servidora recibía la llamada de Claudia Bandala, avisándome que el maestro había fallecido unas horas antes. 

Me sentí muy triste con la noticia, se iba uno de los grandes, quizás el más grande impulsor de la Universidad Veracruzana, y yo esperaba los grandes honores para uno de sus más valiosos hijos. Pero ¡oh decepción! en las horas siguientes a su fallecimiento empezamos a observar la poca asistencia de los universitarios en las honras fúnebres, en especial la ausencia de aquellos que se formaron a su sombra y cuya ingratitud no les permitió ni siquiera poner una esquela a sus hijos y familiares. 

Pocos lo acompañamos tanto a los eventos, muy modestos, que se le organizaron en su honor, como a su última morada. Y somos lo que seguimos esperando un homenaje de gran nivel, por lo mucho que significó y seguirá significando su nombre en la UV, y porque es justo que las generaciones siguientes, lo recuerden como el creador del crecimiento y profesionalización de la Universidad Veracruzana, pues su esfuerzo junto con los gobiernos estatales con los que compartió el compromiso, le dieron un giro de 180 grados a su misión y ello vino a beneficiar a la juventud veracruzana , entre 1973 a 1981, explayando la institución a 5 regiones del Estado de Veracruz, para cumplir con creces sus funciones sustantivas y colocándola, como una de las mejores universidades del país. 

Por eso hoy que aun esperamos, el mencionado homenaje, quiero recordar las palabras del Mtro. Jesús Ruiz Cruz, docente de la Facultad de Teatro e integrante del Coro de la UV, cuando en el Teatro del Estado, frente a su féretro, dijera: 

"La visión de Bravo Garzón permitió dotar de trabajo a más de 800 familias dentro de la Universidad Veracruzana y con el impulso que le dio a la descentralización de la misma, permitió su proyección nacional e internacional"…” Y agregó: ¿dónde están todos esos que se beneficiaron bajo su rectorado?… 

Y remató diciendo: 

"Tenemos que reconocer que hemos sido miserables con esta corta presencia. Las redes sociales ahora se mueven en gran magnitud y no bastaba más que convocaran a esta reunión para que en pleno un Consejo Universitario diera una despedida como se la merece este hombre valioso que dio lo mejor a la cultura veracruzana". 

La historia le hará justicia al Dr. Roberto Bravo Garzón, sin duda, sino es hoy lo será en algún momento en el futuro; mientras tanto sus amigos, sólo nos limitaremos a recordarlo año a año, esperando que en algún momento, y sé que será en breve, se ponga el busto de Roberto Bravo Garzón en la explanada de la Unidad Central y las placas alusivas a su obra en cada región donde la Universidad tiene sus campus. 

Porque la Universidad Veracruzana es otra, después de su rectorado y porque merece todo el respeto y gratitud a su figura. 

Un abrazo con cariño a sus hijas, hijo y familiares. 

Gracias y hasta la próxima.

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