sábado, 10 de mayo de 2014

MÁS ALLÁ DE LOS EUFEMISMOS

Uriel Flores Aguayo

Una de las ventajas más trascendentes del internet y las redes sociales es que casi nada de lo que pasa en el mundo se puede ocultar; es así como sabemos de los escándalos de corrupción más significativos, de los cambios políticos incluyendo alternancias, de las posiciones del Vaticano, del peso devastador de las grandes corporaciones financieras y de la industria energética, de los juegos de poder internacional, de los desastres naturales, del espectáculo futbolero, de los actos culturales en general, de los descubrimientos científicos, entre tantos acontecimientos de alcance global. Igual efecto se tiene con lo que pasa en nuestro país, casi todo se ve, se escucha y se sabe. De todo se aprende, se ven ejemplos y pautas a seguir. Lo que ha logrado el internet es liberador y civilizatorio con consecuencias todavía impredecibles.

De esa manera se sabe cómo funcionan las sociedades democráticas, abiertas y de pactos sociales equitativos. Es imposible tapar el sol con un dedo. Desde luego que los corporativos multinacionales operan agendas mediáticas que tratan de incidir en la formación de la opinión pública, de tapar información y hacer más visible lo que les interesa. Algo similar se hace en México. Ese es un buen punto de partida para tener claro porque se lucha y contra quienes se lucha, en caso de que la opción sea luchar. 

De ese contexto surge la admiración triste por las realidades políticas, sociales, económicas y culturales que tenemos en Veracruz y en Xalapa; precarias en todos los sentidos. Con gobiernos sin proyecto colectivo, administradores (malos), ajenos a prácticas democráticas; con muy débil democracia y apenas formal estado de derecho; con imperceptible división de poderes y oposiciones políticas cooptadas en papel de comparsas; con una sociedad civil básica y lánguida así como un tejido social lastimado es muy lento y difícil un rumbo mejor y distinto a lo tradicional. De ese cuadro de carencias y limitaciones solo puede salir un sistema circular y lleno de vicios; de ahí viene la violencia, la apatía, el abstencionismo, la corrupción, la baja calidad política y una actitud ajena al interés general, a los fines colectivos y a un proyecto democrático.

Lo bueno del contexto internacional es que se está acelerando la participación ciudadana en los asuntos públicos; que empieza a ser más difícil para los poderosos mantener el estatus quo. De lo que se ve y tan rápido se aprende, se hacen comparaciones y se sacan conclusiones. Esa es la nueva realidad, es un factor clave a tomar en cuenta por gobernantes, sociedad y opositores. Por ejemplo, si hablamos de nuestra entidad no podemos resistir las comparaciones con zonas del mundo donde se vive con todos los derechos; el resultado es muy desfavorable para nosotros. Sin ánimo irresponsable e irrespetuoso la imagen que se nos puede asociar es similar a la de un país bananero, del tipo de los países centroamericanos donde se acuñó ese calificativo. Muchas carencias en libertades y derechos, mucho rezago democrático, muy frágil la democracia por llamarla de algún modo, ataduras financieras devastadoras, inseguridad rampante y una vida pública de baja calidad. Eso lo vemos y lo padecemos. Es urgente un replanteamiento democrático de nuestro estado, con o sin las fuerzas dominantes; ojalá se tomará conciencia de esa realidad desde el poder actual, sería más fácil y rápido avanzar en una vida pública más normal.

La voz, el discurso y el mensaje también deben dar un salto cualitativo en sentido democrático, caso Xalapa, para dar lugar a que sean más sencillos, claros y directos, sin los eufemismos a que estamos acostumbrados; llamar al pan pan y al vino vino , en auxilio de la transparencia y el rumbo claro, sin demagogia y simulación. En Xalapa, sin obviar sus fortalezas en conocimiento y participación pública, también nos hace falta otra manera de abordar los asuntos colectivos, donde la característica sea la verdad, la postura definida y la imaginación verbal. Debemos dejarnos de eufemismos, de darle vueltas a los problemas y salirnos de la comodidad de lo neutro. El futuro y las nuevas generaciones lo van a reconocer.

Recadito: 25 años del PRD tirados al basurero en Veracruz.

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