jueves, 17 de julio de 2014

MORENA: MOVIMIENTO Y, AHORA, TAMBIÉN PARTIDO.

Por Marco Antonio Medina Pérez

El 9 de julio pasado MORENA fue reconocido como partido político nacional por el Consejo Nacional del INE (siglas de Instituto Nacional Electoral, recién estrenado como sustituto del IFE). A partir del primero de agosto tendrá vigencia dicho acuerdo, por lo que MORENA (así será su nombre) se constituirá desde ese momento en una opción electoral reconocida y aparecerá en las boletas electorales de las elecciones federales y locales por venir.

Tanto en el proceso electoral venidero en 2015, como en la primera participación electoral que tenga en cada una de las elecciones locales del próximo año, MORENA no podrá hacer alianzas con ninguno de los partidos existentes, por lo que desde ya se descarta cualquier acuerdo con cualquier fuerza política nacional o local.

Ante el descrédito de los partidos políticos tradicionales y la falta de una oposición verdadera a la política neoliberal que se ha venido enquistando en México en los 3 últimos decenios, MORENA será una opción electoral auténtica, a la que podrán acudir los 16 millones de ciudadanos que votaron por el cambio verdadero en la elección de 2012, que sin recibir nada más que la esperanza por un México justo y democrático, se negaron a creer en el fatalismo de las encuestas que daban como seguro ganador y por un margen muy grande a Peña Nieto.

También MORENA podrá ser la opción de los que avalaron con su voto al actual régimen y que ahora están arrepentidos de haber devuelto el poder al PRI, habida cuenta de las traiciones sufridas a sus condiciones de vida. En esa situación se encuentran los cientos de miles de maestros que vieron la total desfachatez con que los diputados del PRI, del PAN y del PRD, echaron abajo por lo menos medio siglo de conquistas laborales y que ponen hoy en peligro su fuente de empleo. En esa situación también se hallan hoy los trabajadores de la industria eléctrica y los petroleros, que durante décadas han sido cantera de votos para el PRI y que están a punto de perder sus puestos laborales por la aplicación de la reforma energética. El mismo sentimiento albergan sin duda cientos de miles de comerciantes, de pequeños empresarios y en general, miembros de la clase media, que con la aplicación de la reforma fiscal han visto reducidos sus ingresos y que creyeron en las promesas de Peña Nieto. Seguramente millones de trabajadores que no tienen actualmente empleo, o que batallan diariamente en la economía informal por tener un ingreso modesto para cubrir sus necesidades familiares voltearán a ver a MORENA como opción de cambio verdadero, puesto que ya se vio que la llamada reforma laboral sólo reforzará la explotación del trabajo y no creará los empleos que afirmaron que se iban a crear. Por cierto, ayer se vanagloriaba Peña Nieto de que su estrategia económica está funcionando puesto que en el primer semestre se crearon 403 mil nuevos empleos. Lo que no dice es que cada año se incorporan al mercado de trabajo 1 millón 200 mil jóvenes, por lo que esa cifra, proyectada a fin de año, sólo cubrirá un 66% de la demanda adicional de fuentes de empleo, y no dará ni un arañazo al déficit de empleos que por 30 años acumularon los gobiernos del PRI y del PAN en los últimos tiempos. 

Pero de igual manera, a MORENA podrán acudir, cuando abran los ojos, millones de mexicanos que ante la situación de miseria y desesperación en que los mantiene el régimen vendieron su voto en 2012 a cambio de unos cuantos pesos. Para ayudarlos en ese despertar habrá que trabajar muy arduamente.

Cuando en octubre de 2011 por lo menos 10 mil asistentes al Auditorio Nacional, en la ciudad de México, decidimos constituirnos formalmente en una asociación civil que se denominaba MOVIMIENTO REGENERACIÓN NACIONAL, a la cabeza de la cual se encontraba el compañero LÓPEZ OBRADOR, iniciábamos ya un proyecto distinto al de los partidos de izquierda que en esos momentos, y ya con los resultados adversos de la reciente elección para gobernador en el estado de México, se preparaban para definir su participación electoral en 2012.

Desde luego que octubre de 2011 era el punto de llegada y el punto de partida de un ya largo recorrido que miles de ciudadanos decidimos caminar juntos desde los días del desafuero en 2005. Ya muchos habíamos tenido la oportunidad de trabajar en tramos junto al ahora indiscutible dirigente nacional de MORENA. Pero los días del desafuero convirtieron a Andrés Manuel López Obrador en el líder de un MOVIMIENTO que pronto se convirtió lo mismo en opción electoral que en movimiento en defensa de la economía popular, los recursos energéticos y la soberanía nacional.

Como movimiento, es decir, moviéndose y movilizando a cientos de miles de ciudadanos para defender los intereses nacionales, nuestra organización no dejó de tener como objetivo superior el de lograr un cambio de raíz, es decir, de poner al servicio de la patria y de los ciudadanos los poderes de la República y no sometidos como están ahora al servicio de 300 familias.

Pero para ello, y como movimiento pacífico que somos, nuestra organización tuvo que tomar la valiente decisión de solicitar su registro como partido político nacional, sabiendo que el sistema de partidos en México ha caído en un descrédito total y que muchos ciudadanos podrán confundir esta decisión pensando que buscamos lo mismo que todos los demás.

En el congreso constitutivo de noviembre de 2012, por abrumadora mayoría, junto con nuestros documentos básicos y la elección de un Consejo Nacional de 300 integrantes, decidimos mandatar al Comité Ejecutivo Nacional para iniciar en enero siguiente los trámites para solicitar nuestro registro ante el entonces IFE.

Hemos llegado a la culminación exitosa de un objetivo del movimiento. Para continuar en la ruta de lograr el cambio verdadero se requerirá un mayor esfuerzo, un mayor compromiso y no olvidar que somos un movimiento de transformación, de regeneración, que dejará de existir cuando en México tengamos justicia social, se abata la corrupción y la impunidad imperantes, y se reintegren los bienes de la Nación a sus verdaderos dueños, todos los mexicanos y no sólo unos cuantos en asociación con otros pocos extranjeros.

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