¿HACER ASOCIACION CIVIL, AL ONMPRI?
Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
Recientemente asistí —en calidad de exdirigente estatal de las mujeres del PRI --a una reunión informativa del Organismo Nacional de Mujeres Priista (ONMPRI) que en Veracruz encabeza la Lic. Martha Montoya, y lo hice gustosamente. Pero ese gusto me duró poco. En ésta se nos comunicó una noticia lamentable: la organización de mujeres Priistas en todos sus niveles: nacional, estatal y municipal se convertirá, en la próxima Asamblea Nacional de Mujeres a celebrarse el 23 de Julio próximo en la ciudad de Querétaro, Qro. , en una Asociación Civil. Y por supuesto en dicha reunión, expuse algunas razones que deben analizarse, antes de tomar una decisión de esa naturaleza. Y hoy lo hago a través de mi columna, porque las mujeres del PRI somos las primeras que debiéramos reflexionar y opinar sobre el tema.
Como una mujer –priista a toda prueba que dice las cosas de frente—comprometida siempre y ante todo con mi sociedad y las mujeres mexicanas, porque llevo décadas involucrada en los estudios de género, participando y contribuyendo desde posiciones estatales y nacionales en su lucha y logros como gente de partido y como mexicana, que ha estudiado, investigado y publicado los hechos históricos y presentes que han permitido conocer la evolución de la participación de las mujeres mexicanas en la política y en especial en el PRI-- tema de una tesis doctoral (2007[1]) y dos libros escritos por su servidora en 2010[2] y 2013[3] respectivamente--, ante ello no puedo quedarme callada viendo que se cometa, un nuevo “politicidio” contra el espacio, que las priistas siempre hemos tenido reservado en el Comité Nacional desde su origen.
Pero, ello ya no me es extraño y nuevamente este hecho me confirma, la ligereza y poca importancia que siempre le han querido dar a nuestra organización—que no a las mujeres-- producto de la lucha emprendida por nuestras antecesoras, que trabajaron intensamente, para lograr que desde esa trinchera aprendiéramos y emprendiéramos lo mejor para nuestro género y para el partido.
El espacio de las mujeres del PRI, nació como Oficina de Acción Femenil en 1934, y desde entonces formó parte de la estructura del Comité Central del Partido Nacional Revolucionario (PNR-primer antecedente del PRI) y este año cumple 80 años de existencia. Y, tal parece que en cada etapa en que toma fuerza, se crean intencionalmente pruebas, nomenclaturas y cambios --generados desde la cúpula central, pensados para contrarrestarla y para beneficiar más a ciertos grupos, que al proyecto de las mujeres en el PRI.
Dichos cambios, que yo más bien le llamo “experimentos” implantados por la fuerza, con la justificación de que existe alguna necesidad o prioridad en los proyectos de Partido, sólo han demostrado en su resultado ser verdaderos fracasos, porque a su paso han provocado resistencias, divisiones y fracturas entre las mujeres y por ende debilitamiento, deteniendo su avance y resintiéndose esos efectos al inhibirse la participación femenil en el pasado y en las derrotas electorales que el PRI ha sufrido a partir de las décadas de los 90s y 2000, en el plano local y nacional. Por eso, hoy que los tiempos nos exigen fortaleza y unidad al tener un aliado en la Presidencia de la República, con Enrique Peña Nieto, es cuando mayor sensibilidad y consciencia se debe tener dentro del PRI sobre lo que quieren las mexicanas y la sociedad en su conjunto.
Y me voy a remitir a explicar, brevemente, 4 hechos en la historia de la organización de las mujeres del PRI suscitados en estos 80 años de existencia, que bien podrían explicar el porqué de la desconfianza de que se minimice su organización, y pueda aclarar el error de convertirla en una asociación civil, próximamente.
Primer antecedente: Se remite al año de 1934, al formarse la Oficina de Acción Femenil del Partido Nacional Revolucionario (PNR), donde su primera dirigente Edelmira Rojas Vda. De Escudero, al ser líder del partido feminista de México, pudo generar mucha fuerza desde que este espacio naciera. Y con esa motivación las mujeres empezaron a participar. Al siguiente año, se constituye uno de los movimientos femeniles independientes más intenso de la época: El Frente Único Pro-derechos de la Mujer (FUPDM-1935), que tuvo como característica la pluralidad y logró reunir 800 agrupaciones en todo el país, permitiendo congregar a mujeres de diferentes niveles económicos e ideologías. El gran logro de las mujeres del PNR, fue integrar a El Frente, como una organización aliada a su espacio y al PNR y con ello lograr un fortalecimiento inimaginable para la época. Pero, este hecho se vio con reserva por el entonces Presidente de la República Lázaro Cárdenas del Río y con el pretexto de que, el ala izquierda de El frente dominaba la sección femenil del partido, ordenó al Presidente del PNR Emilio Portes Gil desintegrar sutilmente esa fuerza, remitiendo a las mujeres del PNR a que participaran –en los siguientes 3 años--, dentro de los sectores campesino y obrero del PNR, nulificando así la fuerza que en ese momento había adquirido la sección femenil. La situación se mantuvo hasta 1938 al formarse la Dirección de Acción Femenil[4] perteneciente al Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
Segundo antecedente: Entre 1972 y 1987, existió en el PRI una Organización Femenil insustituible y adelantada a la época: La Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria (ANFER) siendo su creadora Hilda Anderson Nevares. Ésta, cobró una fuerza nacional de gran magnitud en toda una década de logros importantes para las mujeres mexicanas. Como el ANFER llegó a tener una gran presencia nacional, se empezó a ver como una amenaza, el que las mujeres pudieran igualar o incluso rebasar en muchos aspectos de la vida nacional a otras organizaciones del partido. Luego entonces, con el pretexto de la inclusión de un mayor número de fuerzas sociales y políticas dentro del partido, generaron la creación del Consejo para la Participación de la Mujer (CPAM-1984), con la intención de desaparecer el ANFER. Pero como las “anferistas” se resistieron en aceptar el nuevo proyecto, se provocó una duplicidad de organizaciones por el término de 3 años afectando al avance, pues las mujeres en lugar de unirse, compitieron entre sí y se provocaron resistencias, divisiones y rupturas. La situación se corrigió hasta 1987, en que se creó el Consejo para la Integración de la Mujer (CIM), al desaparecer el ANFER y el CPAM.
Tercer antecedente.-El Consejo para la Integración de la Mujer (CIM) nace en 1987, al sumar la fuerza del ANFER y el CPAM, y se convirtió en una gran organización con fuerza y presencia nacional que duró hasta 1999. La característica del CIM—señalada en sus estatutos--, es que era una organización “adherente” del PRI, el equivalente a una asociación civil. Luego entonces ese concepto lo aprovecharon, un grupo de mujeres de alto nivel político --apoyadas por el grupo en el poder nacional--, para que en 1993 conformaran un nuevo proyecto de organización dentro del PRI: el Consejo de Mujeres por el Cambio (CMC), aclarando que era una organización “perteneciente” y no “adherente” como lo era El CIM y se quedaron temporalmente con el espacio. Es decir, sólo una simple palabra, hizo que el CIM quedara en indefensión y por ese hecho las mujeres “cimistas”, resistieron y reclamaron su derecho de no ser desplazadas como organización histórica y porque les respaldaba un trabajo de fondo que no tenía competencia. Lo anterior provocó que el CIM no desapareciera y se generara nuevamente una duplicidad de organizaciones, durante 6 años—llenos de divisiones y rupturas entre las mujeres--, que se corrigió hasta el año de 1999 en que nació un nuevo “experimento”: el ONMPRI colegiado, y que sus consecuencias –entre otros factores--se resintieron al perderse la Presidencia de la República en el año 2000[5].
Cuarto antecedente: El haber creado un Organismo Nacional de Mujeres Priistas (ONMPRI-Colegiado) en 1999—como un proyecto esperanzador para corregir la dualidad de organizaciones femeniles vigente--, pero con 6 Presidentas que se rotaban la dirigencia cada 6 meses, generó más desconfianza que certidumbre mientras existió. Su propia indefinición en el liderazgo impidió que ninguna de éstas se fortaleciera y la estructura no se mantuvo comprometida. Dicho proyecto concluyó su ciclo en 2001, en que se crea el ONMPRI con dirigencia única[6], como opera hasta la fecha.
El nuevo antecedente: Hoy en 2014, existe una nueva amenaza, frente a un ONMPRI que tiene ya 13 años de estar logrando una identidad propia, que ha provocado logros importantes para las mujeres mexicanas y posee un excelente número de agremiadas en el plano nacional; hoy que el ONMPRI está fuerte…, desde su dirigencia nacional se hace una nueva propuesta, convertirlo en: Asociación Civil. Y ello, por supuesto que merece verse con todas sus reservas por todo lo que ha sucedido con el espacio femenil dentro del PRI históricamente. Porque desde mi modesto punto de vista, estamos de vuelta frente a un atentado—que supuestamente busca favorecer desde ahí la presencia de más mujeres en la política--, prescindiendo de las formas organizadas de participación y gestión que han dado sentido al esfuerzo de las mujeres, dentro del espacio que nos han reservado, mismo que ha estado siempre dentro del PRI…y ahí debe seguir.
Y si se piensa que las asociaciones civiles son la gran solución, pongo un ejemplo: el caso de la CNC, que en tiempo de Heladio Ramírez pasó, de un sector o pilar básico de la estructura del PRI nacional a una asociación civil en el año 2000. Y con todo respeto –con sus contadas excepciones--, sólo basta mirar en lo que se convirtió en el plano general desde entonces: dividida—vieja guardia-vs-nueva guardia--, y por ende debilitada y es lógico. Porque cualquier organización o sector que lo desprenden de su esencia, pierde, en su base, el sentido de pertenecía en gran proporción. Y esos son los riesgos de las asociaciones civiles, que se vuelvan propiedad de unos cuantos socios o líderes y ello desvirtúa la lucha y/o ideales históricos que justificaran su creación. Y en el caso de los sectores y organizaciones del PRI, es lo que parece que hoy se olvida de súbito[7].
Por eso, hoy lo digo con honestidad y de frente: es un error, convertir el espacio de las mujeres priistas en una asociación civil. Porque una asociación civil, es: a) una más de las tantas que existen en el plano nacional; b) la acapararán los liderazgos eternizados que decidirán por todas, entiéndase: normas, proyectos, gestiones, candidaturas, bienes o propiedades, etc.; c) no obligará al compromiso del partido para cumplir con acuerdos y logros, porque simplemente no estamos dentro de éste, d) ello hará más injusta la valoración de las mujeres ante al CEN del PRI; e) y, al ya no pertenecer a su estructura central, podrá en el futuro surgir una nueva organización femenil, que si lo esté y desplace al ONMPRI, como ya sucedió en el pasado.
Es cierto, hace falta trabajar más y la clave es tener siempre liderazgos femeniles consolidados, que piensen más en darle fuerza a la organización detectando, preparando, motivando a viejos y nuevos cuadros femeniles para que sean reconocidos y valorados de manera justa dentro del PRI y operando a favor de un proyecto político general y a largo plazo--y no particular con visión enana--. Mujeres priistas—de la organización--, que se esfuercen todos los días por trabajar a favor de otras mujeres que tienen necesidades y para eso, tienen que ir a sus regiones y centros de trabajo, para atenderlas y darles confianza. Si eso lo hace la organización de mujeres priistas, se fortalecerá en número y calidad y el PRI, tendrá la confianza de contar con ellas para impulsarlas a los cargos de gobierno, de partido y de elección—en especial hoy que se requiere cubrir la cuota del 50%.
Ojala reflexionáramos más sobre el tema. Pero…si la decisión está ya tomada y se va a la Asamblea de Querétaro sólo a ratificar esta incongruencia, pues que les vaya bien, pero no las felicito. Hoy soy una observadora de la historia…y seguiré escribiéndola y apoyando a mí partido desde otra trinchera. Porque sólo el tiempo será el único que me dé o no la razón. Gracias y hasta la próxima.
[1] Lladó, Zaida (2007) “La ruptura al interior de la organización femenil del Partido Revolucionario Institucional en México (1993-1999)”. Tesis para obtener el grado de Doctora en Ciencia Política y Administración Pública, El Colegio de Veracruz. Xalapa, Ver.
[2] Lladó, Zaida (2010) “La Participación de las mujeres del PRI en la vida política de México (1929-2010): avances, rupturas y cuentas por saldar”, Ed. Independiente
[3] Lladó, Zaida (2013) “Primeras de México, Mujeres del PRI”, edición del CEN del PRI.
[4] Ibid (1)
[5] Ibid (2)
[6] Ibid (2)
[7] Ibid (1)
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