jueves, 11 de diciembre de 2014

OTRO DÍA EN JORDANIA.









ENVIADO A VAXTUXPAN... 

Por Oziel Gómez Pérez

#‎Jordania: Cuando llegas a Hisban la lluvia te hace pensar que aquel no será el mejor día. Te sientes entumido y la escuela primaria en la que pasarás la mañana parece vacía. Así que te resignas a esperar la hora de volver a casa.

Entonces suena la campana que anuncia el inicio del recreo y, de un momento a otro, los pasillos y la calle se llenan de niños que al descubrir la cámara colgando de tu mano no tardan en rodearte. 

Alzan la voz, agitan las manos, se abren pasó a empujones entre los demás para pedir una foto y saludarte. Sus ojos son como fuentes incontenibles de emoción y no paran de mostrar esa sonrisa que a veces se hecha tanto de menos: sincera, inocente.

Libres de prejuicios, ven en aquel encuentro, no una amenaza —aunque eres un completo desconocido procedente de otro país—, sino una oportunidad para conocer, para divertirse, para explorar. Si les enseñas palabras en español, las repetirán mientras te miran, siempre con los ojos bien abiertos y una sonrisa traviesa. Y no puedes hacer más que dejarte llevar por su alegría.

Entonces te descubres riendo a carcajadas con ellos como si hablarán el mismo idioma. Como si no fueras nunca más un extraño. Como si aquella emoción inocente se contagiara a través de ese gesto en sus rostros, de sus manos extendidas esperando las tuyas; de sus voces cuando sueltan, una tras otra, preguntas que no alcanzas a responder. 

Quieren saber si volverás al siguiente día; les prometes que sí. Y se quedan tras la puerta mirándote partir, agitando sus manos y gritando “¡Ma salaama!” —adiós—. Y tú te vas pensando que aunque mañana llueva y te sientas entumido, querrás regresar.

— en Hisban, `Amman, Jordan.

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