miércoles, 9 de enero de 2008

COMENTARIO DE MIGUEL CAMIN...




Condescendiente editor, en los primeros días de este año he visto con notaria desazón que la brújula de algunos colaboradores de su blog y de otros escribientes, estos, en medios impresos, ha estado imantada, vuelta loca, desorientada en grado sumo. Pero que los tinos de estos opinadores sean ahora desatinos no es lo extraordinario como las causas deshonrosas que los provocan.
Primero, el revuelo que produjo la noticia de la supuesta disminución en un diez por ciento de los salarios de los ediles, empezando por el alcalde. Esta no debería ser una pinche nota periodística, y menos, irse de hocico con el supuesto destino hacia causas justas que el total acumulado tendrá a final del año. Suena bien y bonito tal gesto altruista de castigo y sacrificio de los salarios de los ediles, pero es una declaración de señuelo distractor para reporteros y opinadores que gustan de la nota fácil y güevona. ¿Cuánto podrían ahorrar estos parásitos de la administración municipal que sea de beneficio para una obra o acción de profundo carácter social? Unos cuantos putos pesos, y nada más. Una miseria, si se compara con los montos de dinero que el alcalde ya comprometió con por lo menos 5 de los periódicos regionales y estatales para que le ensalcen hasta cuando se reviente un sonoro pedo. Ese billete de harta cantidad sí tendría una alta rentabilidad social de inversión sino fuera desviado para mantener a raya a la prensa y sus carroñeros. ¿Por qué los opinadores no cuestionan tal despropósito y se quedan sonrientes con la baba colgando de sus jetas ante la falsa humildad de unos servidores públicos? Por un asunto de indignidad y ausencia de profesionalismo... ¡Ah!, y mucha pinche hambre.
Segundo, un opinador habitual en su blog descalificó la calidad del comedero donde Juan Ramón Gánem llevó a los chiquillos y chiquillas de la prensa a comer y a beber en el día de festejo al periodista, y en contrario, saludó la acción de la alcaldesa de Álamo por ofrecerles un mejor sitio a los colegas de aquellos en esa ciudad. Pero otra opinadora, intermitente en su blog, resaltó la tradición del restaurante Villa Tamiahua y festejó la invitación y el buen acierto de Juan Ramón Gánem, a quien, dicho sea de paso, en el trato en corto le localizó en su geografía de ánimo virtuosismos y virtudes. Uno deploró el cascarón, la otra le encontró brillo. Ninguno, empero, puso en tela de juicio la sustancia, a saber: ¿debería un genuino periodista andar buscando quién le festeje desde el poder, ese ente público que debe ser el objeto de sus escrutinios? Creo que no, a riesgo de que los periodistas parezcan quinceañeras salerosas de rancho en busca de padrino. Hay tal cantidad de medios y tan cargados de gacetillas y boletines, y tan poca noticia en sus páginas y en el cuadrante, que en vez de andar desperdiciando el tiempo en hincarle el diente a un cóctel de camarones deberían estar cuestionando la labor de los poderosos. Celo y amor al trabajo, pasión por el reportaje y la noticia son la mejor recompensa y el más decoroso homenaje que se puede hacer a si mismo un periodista en sus días. ¿Dónde están?, ¡que la nota se escapa! En la prostituible comilona, exhibiendo sin decoro el mondadientes.
Gracias: Miguel Camín
retratos1@gmail.com

PD: Si el juego jugoso en moda es andar de promotor desde este blog para colocar ‘gente bonita y proba’ en la bolsa de trabajo que se ha convertido el ayuntamiento porteño, a falta de los propios méritos de los promovidos, pues yo propongo a mi camarada “Balín”. Fue el cantinero, por años, de “Arena y mar”, una minúscula piquera de Abasolo que aun se mantiene en píe, entre 15 de septiembre y Clavijero en el viejo barrio de Santa Cruz. Es ley a carta cabal. En el tiempo que visite este tugurio, siempre me hizo cambio si una cerveza helada al darle el primer sorbo la sentía ‘quemada’. Actúa con rectitud. Trataba a las meseras como damas y nunca vi que les anduviera agarrando el culo, por lo menos en público. Me hizo un paro que no olvido: estuve oculto por un par de días en una bodeguita de techo bajo y oscura detrás de la cantina, huyéndole a la furia indomable de un marido celoso. A “Balín” bien le acomodaría el área de eventos extraordinarios.

1 comentario:

Dr. Lezama dijo...

Interesante. Es gratificante poder leer columnas como esta. Cumplen su cometido al escribir la realidad, y ademas, con estilo. Veracidad, profesionalismo y otras tantas virtudes, es algo que practicamente esta extinto en el periodismo tuxpeño: la opinion, diario, etc. etc. Gracias por la oportunidad y sobre todo por no defraudar a quienes invertimos parte de un valioso tiempo en leer e informarnos.