
Por Juan Fernando Perdomo*
Para atender el problema de la reproducción ilícita de textos y la venta de libros piratas, CeMPro ( http://www.cempro.org.mx/ ) nos propone Regular el fotocopiado mediante un sistema de licenciamiento en el cual se paguen los derechos de autor por las reproducciones que se hagan de las obras protegidas por la ley.
Dice: “Esta fórmula ya ha probado su eficacia en más de 50 países, tanto los que corresponden al sistema jurídico del copyright (Estados Unidos y otros), como a los del derecho de autor (España y otros), en donde anualmente se recauda por estas licencias, a través de sus sociedades de gestión colectiva, para repartir entre los autores y los editores, más de 370 millones de euros”.
Actualmente más de 20 universidades tienen licencia para fotocopiar parcialmente obras literarias pagando derechos de autor. Entre ellas la Universidad del Valle de México, La Salle (DF), La Universidad del Pedregal, la Escuela Bancaria y Comercial, el Tec de Monterrey (todos los campus), el Tec Milenio, la UNITEC, La Universidad de las Américas DF, La UAM Atzcapotzalco, el Claustro de Sor Juana,… “
En cuanto a centros de copiado, todos los establecimientos de Office Max, Office Depot, Lumen e Hiperlumen tienen licencia. Así como las bibliotecas de la Suprema Corte (43 en todo el país) y la del Congreso de Michoacán.
En relación al tema de Piratería, la producción de ejemplares apócrifos se concentra en el Distrito Federal, básicamente en el Centro Histórico, desde donde se distribuyen al resto del país, pero también se han detectado otros puntos críticos en el Estado de México (Chalco, Naucalpan y Tlalnepantla).
Aunque la piratería editorial ha empezado a presentarse en algunas librerías legalmente establecidas, sobre todo en la provincia, la gran mayoría de estos ejemplares apócrifos se comercializan a través del comercio informal, lo que hace mucho más complicado el seguimiento de la cadena ilegal.
A lo anterior se suma el inconveniente de que por ser un delito perseguible a petición de parte ofendida, a pesar de que la conducta atípica se realiza de manera in fraganti, y bajo la mirada de las autoridades locales y federales, en la práctica, la tramitación del procedimiento penal deriva en la pérdida de tiempo valioso para atacar de manera pronta, eficaz y contundente el problema.
Entre piratería y fotocopiado, la industria editorial y sus integrantes pierden más de la mitad del mercado que en derecho les corresponde, lo que los obliga a subir precios, a reducir las inversiones en nuevos títulos y a reducir los montos de apoyo a programas de promoción de la lectura y de nuevos autores.
Reproducir textos con derechos protegidos, sin autorización, es una infracción en materia de comercio prevista y sancionada por la Ley Federal del Derecho de Autor. Las multas van desde los cinco mil, hasta los 10 mil días de SM, y la autoridad sancionadora es el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.
Hay muchas cosas por hacer pero, CeMPro, sugiere la atención en los siguientes puntos:
1. Reprografía ilícita
1.1. Reformas legislativas para regular la copia privada. Modificación del artículo 148, fracción IV de la Ley Federal del Derecho de Autor.
1.2. Compromiso de los Gobiernos Federal y Locales para regularizar la reproducción de obras protegidas, que realizan en sus dependencias (Asignación de presupuesto para el pago de los derechos de autor que correspondan), tal y como lo hace el Poder Judicial de la Federación, mediante la licencia de fotocopiado que suscribió la Suprema Corte de Justicia de la Nación para sus 43 bibliotecas.
1.3. Exigir a las autoridades del INDA y del IMPI hagan aplicar las leyes relativas de manera inmediata y sin excusas.
2. Piratería
2.1. Reformas legislativas para que el delito se persiga de oficio. Modificación del artículo 429 del Código Penal Federal.
2.2. Mayor presupuesto para que la P.G.R. pueda cumplir con el plan de combate a la piratería.
2.3. Regulación del comercio ambulante, mediante el cumplimiento estricto de la normatividad vigente.
2.4. Inspección y supervisión constante del cumplimiento de los permisos otorgados para el comercio informal.
Para ambos casos, Reprografía y Piratería, dice CeMPro: “Solicitamos la adopción de una política cultural que establezca como prioridad la promoción del respeto a los derechos de propiedad intelectual y de la protección del acervo cultural de la Nación, a través de su inserción en los planes de estudio para los niveles básico y de secundaria”.
Como se aprecia, se debe contar con el desarrollo de programas permanentes de educación a la población sobre la importancia del respeto a la ley y el fomento a la lectura. Porque cada uno debemos de ser parte de la solución y llamar a las cosas por su nombre, no copies materiales que no son tuyos, ni compres productos que no sean originales. Contribuye a un México más sano.
¡No seas Pirata!
*Juan Fernando Perdomo es egresado del TEC DE MONTERREY.
Servidor publico, empresario y Político ( jperdomo@infosel.net.mx )
Para atender el problema de la reproducción ilícita de textos y la venta de libros piratas, CeMPro ( http://www.cempro.org.mx/ ) nos propone Regular el fotocopiado mediante un sistema de licenciamiento en el cual se paguen los derechos de autor por las reproducciones que se hagan de las obras protegidas por la ley.
Dice: “Esta fórmula ya ha probado su eficacia en más de 50 países, tanto los que corresponden al sistema jurídico del copyright (Estados Unidos y otros), como a los del derecho de autor (España y otros), en donde anualmente se recauda por estas licencias, a través de sus sociedades de gestión colectiva, para repartir entre los autores y los editores, más de 370 millones de euros”.
Actualmente más de 20 universidades tienen licencia para fotocopiar parcialmente obras literarias pagando derechos de autor. Entre ellas la Universidad del Valle de México, La Salle (DF), La Universidad del Pedregal, la Escuela Bancaria y Comercial, el Tec de Monterrey (todos los campus), el Tec Milenio, la UNITEC, La Universidad de las Américas DF, La UAM Atzcapotzalco, el Claustro de Sor Juana,… “
En cuanto a centros de copiado, todos los establecimientos de Office Max, Office Depot, Lumen e Hiperlumen tienen licencia. Así como las bibliotecas de la Suprema Corte (43 en todo el país) y la del Congreso de Michoacán.
En relación al tema de Piratería, la producción de ejemplares apócrifos se concentra en el Distrito Federal, básicamente en el Centro Histórico, desde donde se distribuyen al resto del país, pero también se han detectado otros puntos críticos en el Estado de México (Chalco, Naucalpan y Tlalnepantla).
Aunque la piratería editorial ha empezado a presentarse en algunas librerías legalmente establecidas, sobre todo en la provincia, la gran mayoría de estos ejemplares apócrifos se comercializan a través del comercio informal, lo que hace mucho más complicado el seguimiento de la cadena ilegal.
A lo anterior se suma el inconveniente de que por ser un delito perseguible a petición de parte ofendida, a pesar de que la conducta atípica se realiza de manera in fraganti, y bajo la mirada de las autoridades locales y federales, en la práctica, la tramitación del procedimiento penal deriva en la pérdida de tiempo valioso para atacar de manera pronta, eficaz y contundente el problema.
Entre piratería y fotocopiado, la industria editorial y sus integrantes pierden más de la mitad del mercado que en derecho les corresponde, lo que los obliga a subir precios, a reducir las inversiones en nuevos títulos y a reducir los montos de apoyo a programas de promoción de la lectura y de nuevos autores.
Reproducir textos con derechos protegidos, sin autorización, es una infracción en materia de comercio prevista y sancionada por la Ley Federal del Derecho de Autor. Las multas van desde los cinco mil, hasta los 10 mil días de SM, y la autoridad sancionadora es el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.
Hay muchas cosas por hacer pero, CeMPro, sugiere la atención en los siguientes puntos:
1. Reprografía ilícita
1.1. Reformas legislativas para regular la copia privada. Modificación del artículo 148, fracción IV de la Ley Federal del Derecho de Autor.
1.2. Compromiso de los Gobiernos Federal y Locales para regularizar la reproducción de obras protegidas, que realizan en sus dependencias (Asignación de presupuesto para el pago de los derechos de autor que correspondan), tal y como lo hace el Poder Judicial de la Federación, mediante la licencia de fotocopiado que suscribió la Suprema Corte de Justicia de la Nación para sus 43 bibliotecas.
1.3. Exigir a las autoridades del INDA y del IMPI hagan aplicar las leyes relativas de manera inmediata y sin excusas.
2. Piratería
2.1. Reformas legislativas para que el delito se persiga de oficio. Modificación del artículo 429 del Código Penal Federal.
2.2. Mayor presupuesto para que la P.G.R. pueda cumplir con el plan de combate a la piratería.
2.3. Regulación del comercio ambulante, mediante el cumplimiento estricto de la normatividad vigente.
2.4. Inspección y supervisión constante del cumplimiento de los permisos otorgados para el comercio informal.
Para ambos casos, Reprografía y Piratería, dice CeMPro: “Solicitamos la adopción de una política cultural que establezca como prioridad la promoción del respeto a los derechos de propiedad intelectual y de la protección del acervo cultural de la Nación, a través de su inserción en los planes de estudio para los niveles básico y de secundaria”.
Como se aprecia, se debe contar con el desarrollo de programas permanentes de educación a la población sobre la importancia del respeto a la ley y el fomento a la lectura. Porque cada uno debemos de ser parte de la solución y llamar a las cosas por su nombre, no copies materiales que no son tuyos, ni compres productos que no sean originales. Contribuye a un México más sano.
¡No seas Pirata!
*Juan Fernando Perdomo es egresado del TEC DE MONTERREY.
Servidor publico, empresario y Político ( jperdomo@infosel.net.mx )
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