sábado, 3 de mayo de 2008

SUCESIÓN FIEL...


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com


Cada administración sexenal tiene sus formas y deja sus huellas. Son imágenes y colores lo que más queda de ellas en la memoria popular, muy poco de contenido. En la lista histórica de los gobernantes quedan sus nombres, unos más otros menos, dependiendo de su fuerza y qué tanto le hayan dedicado tiempo y esfuerzo a pulirlo, subrayarlo y proyectarlo. Del actual gobernador, Fidel Herrera Beltrán, como los anteriores, quedará un recuerdo sobre todo relacionado con su nombre. Nadie debería tomarse en serio pretensiones de trascendencia histórica. Quede como sea la sucesión, aún con alguien de PRI y delfín de gobernador, ya nada será igual. Todo cambiará porque así son las reglas políticas del momento, mas aún si se aderezan con la condición humana. No hay títere con poder. Por eso puede ser una equivocada debilidad personal, más que fortaleza, a la vez que un error político de desproporcionadas consecuencias intentar emular en Veracruz el maximato intentado por Calles.

Nos guste o no la sucesión local que tendrá lugar formal en el 2010 ya está instalado entre nosotros. Casi todo lo que se haga políticamente en el estado está encaminado a ese fin. Del lado oficial consolidan sus posiciones, preparan los escenarios y echan al ruedo disimuladamente a sus prospectos; del lado opositor los que se están moviendo son los panistas, ya que el abanico centro-izquierdista está ocupado por sobrevivir.

Creo que el Lic. Fidel Herrera, va a ser factor determinante para definir la candidatura principal de su partido, no creo que ya lo tenga resuelto y mucho menos creo que todo sea cuestión de su voluntad. Son muchos y variados los factores a tomar en cuenta, es compleja la decisión. Ni siquiera un efecto de posicionamiento propio está como para trasladarse mecánicamente hacia un delfín o a un aliado. Quien sea el candidato deberá mostrar credenciales y meritos propios. Es un suicidio apostarle a la publicidad y a los programas sociales como palancas principales en el soporte de una candidatura. Veracruz no es un pueblo de cortesanos.

La confusión sobre las coyunturas, al igual que el voluntarismo, puede nublar la vista, torcer los diagnósticos y lanzarlos a una aventura. Es más, me parece que así va a ocurrir como producto del triunfalismo y la lambisconería. El poder marea a los inteligentes, mientras que a los tontos los enloquece. No se ven muchas luces en la clase política fidelista; será porque no los tienen o puede ser que estén ocultos ante el esquema de mando donde el brillo es unipersonal, monotemático y monocolor. No deja de ser interesante ver la competencia oculta entre Reynaldo, Héctor, Víctor, Javier y Ranulfo; ya se verá cuántos aguantan el paso y quién llega al final.

El antecedente de Carlos Salinas, cuando llegó el momento de elegir a su candidato, puede servirnos de explicación a lo que pronto va a ocurrir en Veracruz. Entonces, entre su hijo Colosio y su hermano Camacho, optó por el primero. Me parece que una situación similar va a vivir el gobernador actual. Sin embargo, es obvio que estos fenómenos no se dan mecánicamente. Transitan en una ruta crítica que los puede cambiar de rumbo.

Comete un garrafal error quien crea desde el campo fiel que ya tienen asegurada la gubernatura que sigue. Van a suceder muchas cosas para entonces, como son la elección federal del 2009, el trabajo de los Ayuntamientos, el cumplimiento del gobernador, la unidad de su equipo y un factor mayor sobre el que no tienen control que es la oposición.

Competencia y ambiciones aparte, los temas más importantes son los sociales, los de la pobreza y la marginación, para los que, hasta ahora, no se ven respuestas sólidas. En ese terreno es donde podrían empezar a ponerse a prueba los suspirantes fieles.

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