lunes, 1 de diciembre de 2008

COMENTARIO DE MIGUEL CAMÍN...



De elogios viven los pendejos

He recibido hasta el tope correos en mi buzón electrónico de lectores que en el reciente pasado han disfrutado –según ellos-- de la sarta de improperios y descalificaciones dirigidos por mí hacia personajes de la política y administración publicas tanto del Pri como del Pan (en mucho menor medida el Prd). Extrañan el ácido correr del veneno. Algunos elogian la forma, otros el contenido, pero todos coinciden en lo "indispensable" de mis textos Retratos y El Mundo del Revés, que han estado en la congeladora por muchas semanas. Y seguirán por mucho tiempo.


Ahórrense sus buenos calificativos, les digo, lectores; poco me importan. Fortalece más un trago amargo que un dulce sorbo. Dije alguna vez y estoy ahora más convencido que escribo por consejo médico, pues no hay mejor disolvente que la letra impresa para las pesadillas. Pero aún más, ¿qué hay de interesante en el mundillo político en Tuxpan? Nada. Los ladrones siguen encuevados como toches en la alcaldía, y los cafetines siguen atascados de imbéciles. No hay remedio para ambas razas: la de sinvergüenzas en Juárez 20 y la de los holgazanes. Un lector me exige una opinión sobre nombres en concreto y lamento tener que responderle que más se pierde al concurrir al urinario. Nombres como Miguel Martín, Francisco Arango, Ricardo Gamboa, Iñigo Laviada, Juan Ramón Gánem, Jerónimo Folgueras, Hugo Zumaya, y otros, ilustran con pálida claridad lo desnutrido de la perrada. Es infructuoso el esfuerzo de tratar de encontrarle a alguno de ellos un rasgo destacable.

Si ejerciera el oficio de carnicero diría que todos ellos son retazos de la política, carne prescindible, extraviada, esa que a falta de interés de la marchanta, se termina por meter a la maquina y moler para venderla –por lo menos— para hacer un vulgar puchero de albóndigas.

Miguel Camín

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