
Por Uriel Flores Aguayo
www.urielflores.org.mx
Por más que se pregunta y se busca por todas partes simplemente el PRD no aparece por ningún lado de Veracruz; ni sus dirigentes formales o reales, ni sus representantes, ni sus precandidatos dicen o hacen algo para ser tomados en cuenta; es más, ni siquiera se pueden ver las manos que mueven los hilos negros y amarillos porque se esconden en la oscuridad. Deliberadamente o por simple tontería los administradores del partido del sol azteca están cumpliendo con su labor de desaparecerlo. Con esa línea, estando a salvo sus intereses personales, están contribuyendo a que, por ahora, Veracruz se bipartidice.
Se habla del PRI y se habla del PAN, a toda hora, hasta en la sopa; los rostros de sus aspirantes, sus rollos, sus ataques mutuos y sus colores llenan el espacio de la política veracruzana; la falta de sustancia en ambos partidos, su presencia excesiva y su intrascendencia van triunfando ante la falta de una oposición de izquierda, la cual podría mostrar la diferencia y hacer la critica tan necesaria para una ciudadanía apática y confundida.
Sin embargo, el PRD brilla por su ausencia, pasa por una de sus peores crisis y camina tambaleante, sin rumbo y en avanzado proceso de descomposición. Pedirles autocrítica, ideas, unidad, honradez y oficio político puede ser tomado como un insulto a su cinismo.
Los candidatos que presenta el PRD son un reflejo del estado en que se encuentra; en general van de relleno. No podría ser de otra manera a partir de la desconfianza que genera el grupo que controla dicho partido. Prácticamente nadie que enarbole ideas de izquierda y convicciones democráticas les aceptaría una candidatura. Actuando como camarilla o como club, para decirlo en forma light, ofrecieron al mejor postor las candidaturas o permitieron que intereses locales las alquilaran. El sello de los arreglos turbios es evidente en distritos como Poza Rica, Papantla, Córdoba y Cosoleacaque; en otros lugares van los empleados o aquellos que se hayan destacado rellenando urnas en los procesos internos, como es el caso de Tuxpan y Huatusco.
Con esos candidatos no habrá campañas y tampoco votos, lo que si habrá son vergüenzas y actos bochornosos, como quedarse, para su uso personal, con los recursos que les entreguen para su labor proselitista o como renunciar a media campaña y levantarle la mano al adversario que, entonces, se revelará como su verdadero patrocinador. De dirigentes corruptos se derivan candidatos similares.
A ese escenario de desastre del PRD veracruzano contribuye la tradicional actitud centralista, cupular y valemadrista de su dirigencia nacional. Como que la campaña de nueva imagen y las rimbombantes estrategias electorales no pasan del papel y de las ocurrencias.
Tal vez sirva de consuelo el pronóstico de que el PRD quedará en tercer lugar en las votaciones del próximo cinco de julio, en complemento debe decirse que eso será así porque no hay otras fuerzas políticas con el potencial suficiente como para acercarcele. Nadie debe alegrarse de la penosa situación en que se encuentra dicho partido, por su origen, sus aportes y el significado que tiene como espacio político de izquierda; sin embargo, se debe ser realista, apurar el trago amargo y disponerse a participar activamente en el rescate y reconstrucción del partido del sol azteca. Para quienes militamos en el PRD es un compromiso votar por él, independientemente de sus candidatos de relleno o patitos, ni de chiste se debe insinuar la mínima posibilidad de votar por otro partido; estamos en un momento especial, a pesar de todo se debe votar por esperanzas e ideales, cerrando los ojos y borrando de nuestra mente a los politiquillos que nos invitan al repudio y al abstencionismo.
Recadito: Después de las marchas de Córdoba, Coatzacoalcos y Ozuluama el FAS llega a la plaza lerdo el día 14 de este mes
Por más que se pregunta y se busca por todas partes simplemente el PRD no aparece por ningún lado de Veracruz; ni sus dirigentes formales o reales, ni sus representantes, ni sus precandidatos dicen o hacen algo para ser tomados en cuenta; es más, ni siquiera se pueden ver las manos que mueven los hilos negros y amarillos porque se esconden en la oscuridad. Deliberadamente o por simple tontería los administradores del partido del sol azteca están cumpliendo con su labor de desaparecerlo. Con esa línea, estando a salvo sus intereses personales, están contribuyendo a que, por ahora, Veracruz se bipartidice.
Se habla del PRI y se habla del PAN, a toda hora, hasta en la sopa; los rostros de sus aspirantes, sus rollos, sus ataques mutuos y sus colores llenan el espacio de la política veracruzana; la falta de sustancia en ambos partidos, su presencia excesiva y su intrascendencia van triunfando ante la falta de una oposición de izquierda, la cual podría mostrar la diferencia y hacer la critica tan necesaria para una ciudadanía apática y confundida.
Sin embargo, el PRD brilla por su ausencia, pasa por una de sus peores crisis y camina tambaleante, sin rumbo y en avanzado proceso de descomposición. Pedirles autocrítica, ideas, unidad, honradez y oficio político puede ser tomado como un insulto a su cinismo.
Los candidatos que presenta el PRD son un reflejo del estado en que se encuentra; en general van de relleno. No podría ser de otra manera a partir de la desconfianza que genera el grupo que controla dicho partido. Prácticamente nadie que enarbole ideas de izquierda y convicciones democráticas les aceptaría una candidatura. Actuando como camarilla o como club, para decirlo en forma light, ofrecieron al mejor postor las candidaturas o permitieron que intereses locales las alquilaran. El sello de los arreglos turbios es evidente en distritos como Poza Rica, Papantla, Córdoba y Cosoleacaque; en otros lugares van los empleados o aquellos que se hayan destacado rellenando urnas en los procesos internos, como es el caso de Tuxpan y Huatusco.
Con esos candidatos no habrá campañas y tampoco votos, lo que si habrá son vergüenzas y actos bochornosos, como quedarse, para su uso personal, con los recursos que les entreguen para su labor proselitista o como renunciar a media campaña y levantarle la mano al adversario que, entonces, se revelará como su verdadero patrocinador. De dirigentes corruptos se derivan candidatos similares.
A ese escenario de desastre del PRD veracruzano contribuye la tradicional actitud centralista, cupular y valemadrista de su dirigencia nacional. Como que la campaña de nueva imagen y las rimbombantes estrategias electorales no pasan del papel y de las ocurrencias.
Tal vez sirva de consuelo el pronóstico de que el PRD quedará en tercer lugar en las votaciones del próximo cinco de julio, en complemento debe decirse que eso será así porque no hay otras fuerzas políticas con el potencial suficiente como para acercarcele. Nadie debe alegrarse de la penosa situación en que se encuentra dicho partido, por su origen, sus aportes y el significado que tiene como espacio político de izquierda; sin embargo, se debe ser realista, apurar el trago amargo y disponerse a participar activamente en el rescate y reconstrucción del partido del sol azteca. Para quienes militamos en el PRD es un compromiso votar por él, independientemente de sus candidatos de relleno o patitos, ni de chiste se debe insinuar la mínima posibilidad de votar por otro partido; estamos en un momento especial, a pesar de todo se debe votar por esperanzas e ideales, cerrando los ojos y borrando de nuestra mente a los politiquillos que nos invitan al repudio y al abstencionismo.
Recadito: Después de las marchas de Córdoba, Coatzacoalcos y Ozuluama el FAS llega a la plaza lerdo el día 14 de este mes
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