39 años haciendo zacahuil para los tuxpeños

Orlando Segura Hervert.
Doña Carmen Mateos Pérez, desde hace 39 años acude a Tuxpan para vender el exquisito zacahuil que con esmero y cariño culinario, diariamente preparan durante prácticamente 21 horas; posteriormente los distribuye en un local ubicado en la calle Genaro Rodríguez de la zona centro, casi esquina con General Prim.
Menciona que desde hace casi 4 décadas tiene que madrugar para llegar de Tepetzintla con su producto y venderlo a los habitantes de éste municipio porteño, en una primera instancia le tocaba “ranchear” por las avenidas o accesos de mayor circulación, así menciona al muelle, el río Tuxpan, bajos del Puente, mercadito 5 de Febrero, Súper 9, y el centro de abasto “Fidelidad uno Héroes del 47”, recientemente colocó su establecimiento y ha tenido buenos resultados. Así lo declara Juan Antonio Mateos, hijo de la señora que le tuvo fé a la distribución y consumo del famoso zacahuil.
Juan Antonio narra cómo se tardan 6 horas en prepararlo y otras 12 ó 15 en el horno, por eso se turnan, la familia se coordinan y un día a unos les toca hacer las tareas del guiso y al siguiente se van a vender y mientras unos ofertan el producto, la mamá se queda en Tepetzintla trabajando en la masa, nixtamal, cortes del puerco, condimentos, y en el delicioso platillo que ha sido consumido por varias generaciones.
Indican a este medio que con diez pesos de zacahuil y un refresco tiene para desayunar o comer, con eso retroalimentan el organismo.
La Señora Carmen no sabe leer ni escribir, pero con la actividad culinaria ha logrado sacar adelante a sus hijos, ya hay varios de ellos que están siguiendo la tradición y ahora, otros se dedican a fortalecer una costumbre que le ha dado infinidad de satisfacciones. De esta forma se ganan el sustento que les ha permitido subsistir, refieren que llueva, truene o relampaguee, ellos siempre estarán ahí.
Cotidianamente tienen que invertir un mil 200 pesos para comprar todos los aditamentos, incluido la carne de cerdo, después comienza la labor ardua que consiste en amasar, hornear, cortar la hoja de plátano y finalmente satisfacer el gusto exigente de los comensales.