viernes, 9 de octubre de 2009

México mágico y la desaparición del Granma. Parte I



Por: Pablo Gleason
ENVIADO A VAXTUXPAN
DESDE FRANCIA...
Unos días pasé en Tuxpan, tres exactamente, como parte de la investigación que realizo para juntar material gráfico que usaré en mi próximo documental. La suerte me sonrió regalándome una constate lluvia desde el día en que llegué a la ciudad, pues de alguna manera recreaba el momento en que los expedicionarios cubanos liderados por el Comandante Fidel Castro Ruz en el año de 1956 partieron rumbo a Cuba, un día de temporal donde la lluvia fue incesante.

De alguna manera he seguido los pasos de los que serían los futuros revolucionarios que todo el mundo conoce, Camilo, el Che, Fidel, Raúl, Celaya, Márquez, Almeida, etc. He recorrido los espacios que forman parte de su historia, Tuxpan es uno de estos, pues allí se encontraba el yate Granma que sería su transporte a la isla.

Antes de comenzar mi pesquiza tuve que hacerme de una buena gabardina impermeable, pues habría sido imposible andar las calles sin terminar empapado. Me sorprendía como las personas caminaban indistintamente pisando charcos o ríos que se formaban en las calles, al principio yo los saltaba o caminaba de puntitas esperando no mojarme, pero esta actividad resultó ridícula al poco tiempo de practicarla, mis tenis se humedecieron con la amenaza de nunca secarse.

Cargando mi equipo crucé el río hacia Santiago de la Peña, peregrinación que entendí obligatoria de todo aquel que haciendo turismo llega a Tuxpan en busca de la que se conoce como la “Casa de Fidel” que en realidad lleva el nombre del Museo de la Amistad México-Cuba. Allí me entrevisté con Dalia Cuervo, quien hace un trabajo excepcional con poquísimos recursos pues como todos sabemos, la cultura, la historia, no es prioridad en un régimen neoliberal donde el profit inmediato es lo que vale y los administradores que ahora se hacen conocer como gobernantes no parecen entender que la cultura es también un detonante económico. Esa es una historia ya sabida y reinante en nuestro país. Dalia me facilitó material gráfico que será fundamental para la realización de mi documental.

Yo sabía que en Tuxpan existía una réplica del Yate Granma que había sido donada por la República de Cuba, lo que no sabía era la sórdida historia que le rodeaba. Pues a mi entender el yate había desaparecido mágicamente, como todo lo que desaparece en México, ya sea el presupuesto, los votos, los activistas y los ahorros de los trabajadores, que son algunas de las cosas que se me viene a la mente. Pero la historia del Granma es diferente, pues hay una mezcla de circunstancias que lo desaparecieron. Mi indagatoria me hizo hasta preguntarle a los Taxistas que hacen sitio en la calle Juárez (donde empujan sus autos para ahorrar gasolina cuado hacen la larga fila para agarrar pasaje) así reconstruí la historia que ahora narro.

El museo de la amistad México-Cuba se inaugura oficialmente en 1988, cuando el Comandante Fidel Castro, hace una visita oficial invitado por el entonces “electo” presidente de México, Carlos Salinas de Gortari a quien se le cuestionaron las elecciones pues una sospechosa “caída del sistema” se originó cuando todo apuntaba al triunfo del perredista Cuahutémoc Cárdenas, quien por cierto es hijo del General Lázaro Cárdenas a quién tan ligada se encuentra la revolución Cubana y el mismo Comandante Fidel Castro, pero el Comandante Fidel Castro, no podía negarse a asistir al acto oficial de la inauguración del Museo de la amistad México-Cuba, a la que su gran amigo veracruzano le invitaba, el controversial Fernando Gutiérrez Barrios.

La relación de Fernando Gutiérrez Barrios y el Comandante Fidel Castro tenía ya muchos años, databa de la época en que la guerrilla cubana se preparó en México. Gutiérrez Barrios había tenido la sensibilidad de apoyar a los jóvenes revolucionarios, corría el año de 1955 y él solo era un policía más de la Dirección Federal de Seguridad que hizo todo lo que estuvo en sus manos para que el grupo rebelde “26 de Julio” concretara sus planes en México que concluían con la salida del yate Granma en Tuxpan, aunque a decir verdad el apoyo siguió una vez consumado el triunfo y durante la edificación del proyecto revolucionario cubano.

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