* Discurso del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, a tres años de la constitución del Gobierno Legítimo de México, en el Zócalo de la Ciudad de México
Amigas y amigos:
Hoy nos congregamos dirigentes, representantes y simpatizantes del Gobierno Legítimo de toda la República, con el propósito de conmemorar tres años de resistencia y trabajo para salvar a México.
Durante este tiempo, juntos, en un ejercicio permanente de diálogo circular, hemos venido conociendo mejor la realidad del país; sabemos que desde el gobierno de Salinas, al amparo del poder público, se empezó a conformar la actual oligarquía, integrada por traficantes de influencias y políticos corruptos que, no sólo se han hecho inmensamente ricos sino que mantienen secuestradas a las instituciones constitucionales.
Ahora tenemos la certeza de que la transición democrática pregonada por la derecha en el 2000 sólo fue una mascarada. Una simple operación de recambio entre los dos partidos de la oligarquía para mantener la misma política de pillaje y continuar con las llamadas reformas estructurales que en esencia significan, el traslado de bienes del pueblo y de la nación a particulares, nacionales y extranjeros.
También ahora entendemos con mayor claridad que el fraude de 2006 se orquestó para cerrarnos el paso y evitar un verdadero cambio. La mafia del poder se sintió amenazada y no dudó en echar abajo lo poco que se había construido para establecer la democracia en México.
Como es obvio, luego de la imposición continuaron con la misma política de despojo y han precipitado la descomposición social, llevando al país a una de las peores crisis de su historia.
Y, a pesar de todo el daño que han causado, no están dispuestos a modificar en nada sus actitudes. Por el contrario, insisten en mantener su política de saqueo aunque terminen de arruinar al país y de desgraciarnos a todos.
Qué mejor prueba de esta prepotencia que la aprobación de los aumentos de impuestos para repartirse lo obtenido como si fuese un botín. O la decisión de despedir a 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas con el propósito de seguir privatizando la industria eléctrica.
En fin, hemos llegado a la conclusión de que hay una mafia en el poder, insaciable, enferma de codicia, dispuesta a imponerse a costa del sufrimiento del pueblo y a conspirar contra la paz pública y la estabilidad social. Y muchos coincidimos que éste es el principal problema de México.
Se trata de intereses muy poderosos y no debemos confiarnos. Son siniestros pero no son tontos, tienen estrategias y mantienen a su servicio a una caterva de analistas e intelectuales de derecha.
Por ejemplo, ya decidieron que el PAN no les funciona y lo han dejado de patrocinar. Con la mano en la cintura, han convertido a Calderón de pelele en chivo expiatorio. Ahora toda su apuesta es al PRI y a Peña Nieto, porque suponen que con esta nueva operación de recambio, van a volver a engañar al pueblo para mantener y acrecentar sus privilegios.
Es evidente que Salinas actúa como de jefe de campaña de Peña Nieto y que Televisa lo ha venido proyectando como se introduce al mercado un producto chatarra o como actor de telenovela. Es claro pues que Peña Nieto ya es el candidato de la mafia del poder en México.
Y como ellos mismos saben, es este movimiento lo único que les hace frente y puede detenerlos. A eso se debe que no han parado de atacarnos. No hay un sólo día en que sus voceros en los medios de comunicación no hablen en contra nuestra. No sólo es el bloqueo informativo o que repitan, una y mil veces, que ya no representamos nada. Es la guerra sucia, la calumnia, las campañas de desprestigio, las vulgaridades, o de plano, el decir que estamos locos.
Sin embargo, es un timbre de orgullo que a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. Y no sólo porque aquí estamos, sino fundamentalmente porque las mujeres y hombres de este movimiento, tenemos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria.
Lo que somos y representamos, se ha logrado con autoridad moral, imaginación, firmeza, con acciones de resistencia en defensa del pueblo y de la nación, con el trabajo organizado de muchos hombres y mujeres libres y concientes.
En estos tres años, nuestro movimiento no ha dejado de luchar a favor de los pobres, de los indígenas, de los campesinos, de los trabajadores, de los ancianos, de los discapacitados, de las madres solteras, de los jóvenes, de los derechos humanos, de la economía popular, de la educación pública, de los recursos naturales, del petróleo y de la industria eléctrica nacional. Y siempre, de manera abierta y en forma sincera, nos hemos definido contra las injusticias, la corrupción, los privilegios, los fraudes electorales y otras infamias.
Para mantener encendida la llama de la esperanza y recoger los sentimientos de la gente, en enero de 2007 inicié una gira por todos los municipios del país. En marzo de este año concluí el recorrido por los 2,038 municipios de régimen de partido. Y apenas antier terminé de visitar los 418 municipios indígenas, de usos y costumbres, del estado de Oaxaca. Hemos cumplido el compromiso de celebrar asambleas informativas en los 2,456 municipios de México.
También como resultado de este peregrinar y del trabajo de ustedes y de otros integrantes de nuestro movimiento, ya contamos con 2 millones 300 mil representantes del gobierno legítimo y tenemos comités municipales en todas las regiones del territorio nacional.
Ahora bien, amigas y amigos, seguramente ustedes se preguntarán ¿Qué es lo que sigue? En primer término, considero que debemos mantener invariable nuestro compromiso de defender al pueblo y a la nación.
Es necesario seguir luchando para frenar el deterioro de la economía popular. Sobre todo ahora que, desgraciadamente, se agravará la situación económica y social de millones de mexicanos como resultado de los aumentos de los impuestos, de las gasolinas, el diesel, el gas y la luz, así como por la caída de las remesas que constituyen una importante fuente de ingresos para las familias más pobres del país. En esta labor deben continuar trabajando las casas del movimiento.
Y no debemos dejar solos a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas. Su causa es justa y es de todos. Estemos atentos y ayudemos en lo que se requiera: Con nuestra solidaridad política, participando en sus acciones de resistencia civil pacífica y cooperando con víveres y recursos en la medida de nuestras posibilidades.
De la misma manera, tenemos que seguir exigiendo la libertad de los luchadores sociales presos de Atenco, Oaxaca y de todo el país. Continuar brindando nuestro apoyo a la lucha contra la destrucción del Cerro de San Pedro en San Luis Potosí que lleva a cabo la minera canadiense San Xavier con la complicidad de autoridades locales y federales. Aquí aprovecho para denunciar que en varias regiones del país se repite la misma historia, como ocurre en San José del Progreso, Oaxaca. De igual forma, siempre nos manifestaremos en contra del basurero tóxico en Zimapán, Hidalgo y de la construcción de la presa El Zapotillo que inundará a los poblados de Temacapulín, Acasico y Palmarejo en Jalisco. Además, debemos insistir en que se devuelvan los ahorros de los ex braceros, ancianos de todo el país que han sido tratados sin piedad.
Amigas y amigos:
Hoy nos congregamos dirigentes, representantes y simpatizantes del Gobierno Legítimo de toda la República, con el propósito de conmemorar tres años de resistencia y trabajo para salvar a México.
Durante este tiempo, juntos, en un ejercicio permanente de diálogo circular, hemos venido conociendo mejor la realidad del país; sabemos que desde el gobierno de Salinas, al amparo del poder público, se empezó a conformar la actual oligarquía, integrada por traficantes de influencias y políticos corruptos que, no sólo se han hecho inmensamente ricos sino que mantienen secuestradas a las instituciones constitucionales.
Ahora tenemos la certeza de que la transición democrática pregonada por la derecha en el 2000 sólo fue una mascarada. Una simple operación de recambio entre los dos partidos de la oligarquía para mantener la misma política de pillaje y continuar con las llamadas reformas estructurales que en esencia significan, el traslado de bienes del pueblo y de la nación a particulares, nacionales y extranjeros.
También ahora entendemos con mayor claridad que el fraude de 2006 se orquestó para cerrarnos el paso y evitar un verdadero cambio. La mafia del poder se sintió amenazada y no dudó en echar abajo lo poco que se había construido para establecer la democracia en México.
Como es obvio, luego de la imposición continuaron con la misma política de despojo y han precipitado la descomposición social, llevando al país a una de las peores crisis de su historia.
Y, a pesar de todo el daño que han causado, no están dispuestos a modificar en nada sus actitudes. Por el contrario, insisten en mantener su política de saqueo aunque terminen de arruinar al país y de desgraciarnos a todos.
Qué mejor prueba de esta prepotencia que la aprobación de los aumentos de impuestos para repartirse lo obtenido como si fuese un botín. O la decisión de despedir a 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas con el propósito de seguir privatizando la industria eléctrica.
En fin, hemos llegado a la conclusión de que hay una mafia en el poder, insaciable, enferma de codicia, dispuesta a imponerse a costa del sufrimiento del pueblo y a conspirar contra la paz pública y la estabilidad social. Y muchos coincidimos que éste es el principal problema de México.
Se trata de intereses muy poderosos y no debemos confiarnos. Son siniestros pero no son tontos, tienen estrategias y mantienen a su servicio a una caterva de analistas e intelectuales de derecha.
Por ejemplo, ya decidieron que el PAN no les funciona y lo han dejado de patrocinar. Con la mano en la cintura, han convertido a Calderón de pelele en chivo expiatorio. Ahora toda su apuesta es al PRI y a Peña Nieto, porque suponen que con esta nueva operación de recambio, van a volver a engañar al pueblo para mantener y acrecentar sus privilegios.
Es evidente que Salinas actúa como de jefe de campaña de Peña Nieto y que Televisa lo ha venido proyectando como se introduce al mercado un producto chatarra o como actor de telenovela. Es claro pues que Peña Nieto ya es el candidato de la mafia del poder en México.
Y como ellos mismos saben, es este movimiento lo único que les hace frente y puede detenerlos. A eso se debe que no han parado de atacarnos. No hay un sólo día en que sus voceros en los medios de comunicación no hablen en contra nuestra. No sólo es el bloqueo informativo o que repitan, una y mil veces, que ya no representamos nada. Es la guerra sucia, la calumnia, las campañas de desprestigio, las vulgaridades, o de plano, el decir que estamos locos.
Sin embargo, es un timbre de orgullo que a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. Y no sólo porque aquí estamos, sino fundamentalmente porque las mujeres y hombres de este movimiento, tenemos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria.
Lo que somos y representamos, se ha logrado con autoridad moral, imaginación, firmeza, con acciones de resistencia en defensa del pueblo y de la nación, con el trabajo organizado de muchos hombres y mujeres libres y concientes.
En estos tres años, nuestro movimiento no ha dejado de luchar a favor de los pobres, de los indígenas, de los campesinos, de los trabajadores, de los ancianos, de los discapacitados, de las madres solteras, de los jóvenes, de los derechos humanos, de la economía popular, de la educación pública, de los recursos naturales, del petróleo y de la industria eléctrica nacional. Y siempre, de manera abierta y en forma sincera, nos hemos definido contra las injusticias, la corrupción, los privilegios, los fraudes electorales y otras infamias.
Para mantener encendida la llama de la esperanza y recoger los sentimientos de la gente, en enero de 2007 inicié una gira por todos los municipios del país. En marzo de este año concluí el recorrido por los 2,038 municipios de régimen de partido. Y apenas antier terminé de visitar los 418 municipios indígenas, de usos y costumbres, del estado de Oaxaca. Hemos cumplido el compromiso de celebrar asambleas informativas en los 2,456 municipios de México.
También como resultado de este peregrinar y del trabajo de ustedes y de otros integrantes de nuestro movimiento, ya contamos con 2 millones 300 mil representantes del gobierno legítimo y tenemos comités municipales en todas las regiones del territorio nacional.
Ahora bien, amigas y amigos, seguramente ustedes se preguntarán ¿Qué es lo que sigue? En primer término, considero que debemos mantener invariable nuestro compromiso de defender al pueblo y a la nación.
Es necesario seguir luchando para frenar el deterioro de la economía popular. Sobre todo ahora que, desgraciadamente, se agravará la situación económica y social de millones de mexicanos como resultado de los aumentos de los impuestos, de las gasolinas, el diesel, el gas y la luz, así como por la caída de las remesas que constituyen una importante fuente de ingresos para las familias más pobres del país. En esta labor deben continuar trabajando las casas del movimiento.
Y no debemos dejar solos a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas. Su causa es justa y es de todos. Estemos atentos y ayudemos en lo que se requiera: Con nuestra solidaridad política, participando en sus acciones de resistencia civil pacífica y cooperando con víveres y recursos en la medida de nuestras posibilidades.
De la misma manera, tenemos que seguir exigiendo la libertad de los luchadores sociales presos de Atenco, Oaxaca y de todo el país. Continuar brindando nuestro apoyo a la lucha contra la destrucción del Cerro de San Pedro en San Luis Potosí que lleva a cabo la minera canadiense San Xavier con la complicidad de autoridades locales y federales. Aquí aprovecho para denunciar que en varias regiones del país se repite la misma historia, como ocurre en San José del Progreso, Oaxaca. De igual forma, siempre nos manifestaremos en contra del basurero tóxico en Zimapán, Hidalgo y de la construcción de la presa El Zapotillo que inundará a los poblados de Temacapulín, Acasico y Palmarejo en Jalisco. Además, debemos insistir en que se devuelvan los ahorros de los ex braceros, ancianos de todo el país que han sido tratados sin piedad.
CONTINÚA EN LA LIGA...
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