Por Ezequiel Castañeda Nevárez.
La política, es a la vez arte y ciencia, por eso tiene características de una y de otra. La política, como actividad, es una práctica en la cual se expresan, en lo material, lo invisible, las ideas, las emociones, sensaciones y las diversas visiones del mundo en que vivimos a través de la conducta humana; por eso, su expresión varía de un ser humano a otro, porque cada quien ve el mundo desde distinta perspectiva.
La política como ciencia, tiene pruebas y evidencias que sirven para explicar el mundo, su funcionamiento y su contenido, a partir de la variada y compleja conducta humana, elementos que también ayudan a interpretar el fenómeno político con cierta objetividad más allá de la especulación o de explicaciones intuitivas, porque su esencia es la misma a pesar de las variaciones y del tiempo transcurrido entre un suceso y otro. Por eso, la lectura política, es una de las actividades humanas más emocionantes para quienes gustamos de la observación y del análisis del quehacer del ser humano con relación al poder público porque existen datos con los cuales podemos atrevernos a elaborar diagnósticos y pronósticos más o menos acertados.
Dicho lo anterior, podemos entonces afirmar que podemos confiadamente explicarnos la política a partir de los datos o de los elementos con los cuales contamos y podemos también hacer afirmaciones que podrían ser solo ocurrencias, si no se contara con sus antecedentes históricos; por eso estas entran en el terreno del análisis político; por ejemplo, podemos afirmar que la política en Tuxpan, tiene en la actualidad, mayor claridad en su interpretación que la que tuvo en las últimas dos décadas; la primera de estas, por cierto, bajo el dominio de un solo partido político: el PRI; la segunda, por el PAN, principalmente. Al perder los espacios políticos la clase política del PRI redujo la competencia a la lucha para obtener una simple regiduría, porque se sabía incapaz de obtener mejores posiciones; solo que esta competencia se convirtió en una especie de “bola suelta” como sucede en el futbol americano, en donde no se sabe quien se quedará finalmente con el balón y esto fue una de las principales causas de la degradación de la política local porque, al estar esta a ras de piso, cualquiera podía asumirse como político y sentirse con derecho de competir. Solo una década fue suficiente en Tuxpan para que el PAN sufriera el desgaste que al PRI tuvo en 70; porque, como sucede en todo lo que tiene que ver con la naturaleza humana, la actuación de los protagonistas redujo el are de gobernar a un burdo reparto de los beneficios del poder para unas cuantas personas, prácticamente las mismas, quienes hicieron justamente lo que criticaban del PRI superándolo en errores y en equivocaciones, porque durante este lapso no se percibió proyecto alguno, ni ideología ni moral política y por eso el modelo se agotó en muy breve tiempo, dando paso a la posibilidad de la recuperación del PRI.
Ahora, las cosas parecen ser diferentes en todos los partidos políticos. En el PRI, a pesar de que aun existen algunos actores que suponen que las próximas decisiones se darán como se habían dado en estos diez o doce años pasados y que estas se producirán al azar o por presiones políticas hacia quienes deciden, todo parece indicar que no, por eso la reflexión inicial, porque los datos existentes hasta ahora indican que el futuro candidato a diputado local ya está más que dibujado y que ya está presente en el ánimo de los priistas y de los no priistas y no se percibe ningún otro más que pudiese hacerle sombra, mucho menos substituirlo; lo que no ocurre en el caso del futuro candidato a presidente municipal, que aún no pinta lo suficiente, pero eso no quiere decir que no pudiese ya existir remitente y destinatario para el caso.
Pero como se preguntaba nuestro ilustre paisano Jesús Reyes Heroles: ¿Para qué adivinar lo que se va a saber? Poco vivirá el que no lo sepa. Mientras tanto, el tema nos sirve para la especulación y para la calistenia política, que también son cosas de la vida.
La política, es a la vez arte y ciencia, por eso tiene características de una y de otra. La política, como actividad, es una práctica en la cual se expresan, en lo material, lo invisible, las ideas, las emociones, sensaciones y las diversas visiones del mundo en que vivimos a través de la conducta humana; por eso, su expresión varía de un ser humano a otro, porque cada quien ve el mundo desde distinta perspectiva.
La política como ciencia, tiene pruebas y evidencias que sirven para explicar el mundo, su funcionamiento y su contenido, a partir de la variada y compleja conducta humana, elementos que también ayudan a interpretar el fenómeno político con cierta objetividad más allá de la especulación o de explicaciones intuitivas, porque su esencia es la misma a pesar de las variaciones y del tiempo transcurrido entre un suceso y otro. Por eso, la lectura política, es una de las actividades humanas más emocionantes para quienes gustamos de la observación y del análisis del quehacer del ser humano con relación al poder público porque existen datos con los cuales podemos atrevernos a elaborar diagnósticos y pronósticos más o menos acertados.
Dicho lo anterior, podemos entonces afirmar que podemos confiadamente explicarnos la política a partir de los datos o de los elementos con los cuales contamos y podemos también hacer afirmaciones que podrían ser solo ocurrencias, si no se contara con sus antecedentes históricos; por eso estas entran en el terreno del análisis político; por ejemplo, podemos afirmar que la política en Tuxpan, tiene en la actualidad, mayor claridad en su interpretación que la que tuvo en las últimas dos décadas; la primera de estas, por cierto, bajo el dominio de un solo partido político: el PRI; la segunda, por el PAN, principalmente. Al perder los espacios políticos la clase política del PRI redujo la competencia a la lucha para obtener una simple regiduría, porque se sabía incapaz de obtener mejores posiciones; solo que esta competencia se convirtió en una especie de “bola suelta” como sucede en el futbol americano, en donde no se sabe quien se quedará finalmente con el balón y esto fue una de las principales causas de la degradación de la política local porque, al estar esta a ras de piso, cualquiera podía asumirse como político y sentirse con derecho de competir. Solo una década fue suficiente en Tuxpan para que el PAN sufriera el desgaste que al PRI tuvo en 70; porque, como sucede en todo lo que tiene que ver con la naturaleza humana, la actuación de los protagonistas redujo el are de gobernar a un burdo reparto de los beneficios del poder para unas cuantas personas, prácticamente las mismas, quienes hicieron justamente lo que criticaban del PRI superándolo en errores y en equivocaciones, porque durante este lapso no se percibió proyecto alguno, ni ideología ni moral política y por eso el modelo se agotó en muy breve tiempo, dando paso a la posibilidad de la recuperación del PRI.
Ahora, las cosas parecen ser diferentes en todos los partidos políticos. En el PRI, a pesar de que aun existen algunos actores que suponen que las próximas decisiones se darán como se habían dado en estos diez o doce años pasados y que estas se producirán al azar o por presiones políticas hacia quienes deciden, todo parece indicar que no, por eso la reflexión inicial, porque los datos existentes hasta ahora indican que el futuro candidato a diputado local ya está más que dibujado y que ya está presente en el ánimo de los priistas y de los no priistas y no se percibe ningún otro más que pudiese hacerle sombra, mucho menos substituirlo; lo que no ocurre en el caso del futuro candidato a presidente municipal, que aún no pinta lo suficiente, pero eso no quiere decir que no pudiese ya existir remitente y destinatario para el caso.
Pero como se preguntaba nuestro ilustre paisano Jesús Reyes Heroles: ¿Para qué adivinar lo que se va a saber? Poco vivirá el que no lo sepa. Mientras tanto, el tema nos sirve para la especulación y para la calistenia política, que también son cosas de la vida.
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