Por Raúl Cruz
Ciertos músicos – tecladistas, fingen tocar sus sintetizadores y con una pista previamente grabada, cantan con el argumento de que ejecutan “música viva”.
¡Vaya tomada de pelo!, porque la gran mayoría no explican a su público que están secuenciando o utilizando un equipo y en el que el supuesto compositor o cantante tan solo imita determinados movimientos, éstas personas denigran la profesión de músico, éstos últimos improvisan y arreglan y divierten a su auditorio con empeño y dedicación.
Los supuestos ejecutores, actúan en bares y cantinas restaurantes, los más atrevidos actúan como presuntos grupos musicales, sin el mayor recato, son eso si, excelentes actores y no compositores como se hacen llamar públicamente.
Oh, triío huasteco o guapangueros, cuanto te admiran porque tus instrumentos acústicos como el violín, guapangueras, jarana, aunado con su ronco pecho, permiten enaltecer la versión y música popular, esa que se dedica a la mujer, la Azucena o la Cecilia, al sentimiento, la presumida, naturaleza, caimán, el tejoncito, el querreque y porqué no al cielito lindo.
Lástima que no hay promotores culturales que se fijen en lo nuestro, éstos mismos que no necesitan de recursos electrónicos y no engañan a la gente, se fajan tocando y alegrando a la gente…
Ciertos músicos – tecladistas, fingen tocar sus sintetizadores y con una pista previamente grabada, cantan con el argumento de que ejecutan “música viva”.
¡Vaya tomada de pelo!, porque la gran mayoría no explican a su público que están secuenciando o utilizando un equipo y en el que el supuesto compositor o cantante tan solo imita determinados movimientos, éstas personas denigran la profesión de músico, éstos últimos improvisan y arreglan y divierten a su auditorio con empeño y dedicación.
Los supuestos ejecutores, actúan en bares y cantinas restaurantes, los más atrevidos actúan como presuntos grupos musicales, sin el mayor recato, son eso si, excelentes actores y no compositores como se hacen llamar públicamente.
Oh, triío huasteco o guapangueros, cuanto te admiran porque tus instrumentos acústicos como el violín, guapangueras, jarana, aunado con su ronco pecho, permiten enaltecer la versión y música popular, esa que se dedica a la mujer, la Azucena o la Cecilia, al sentimiento, la presumida, naturaleza, caimán, el tejoncito, el querreque y porqué no al cielito lindo.
Lástima que no hay promotores culturales que se fijen en lo nuestro, éstos mismos que no necesitan de recursos electrónicos y no engañan a la gente, se fajan tocando y alegrando a la gente…
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