lunes, 18 de octubre de 2010

CASCARÓN Y MACHETES


Por Uriel Flores Aguayo

En los 35 años que tengo de militancia en la izquierda mexicana nunca había percibido un ambiente tan marcado de desencanto y confusión en sus filas. A pesar de su divisionismo crónico, inherente a su ideología y apertura, siempre se ha tenido la esperanza de un futuro mejor, se habla de ideales y se respeta al compañero. Eso está cambiando. Ahora pareciera que la lucha es entre los defensores del cascarón y los que levantan machetes para cortarles las cabezas a los infieles. Después de tener dos oportunidades de aproximarnos a la presidencia de la república, en el 88 con Cárdenas y en 2006 con López Obrador, ahora se está haciendo todo para posponer al infinito la oportunidad de darle un rumbo radicalmente distinto a nuestro país.
La crisis de la izquierda mexicana tiene que ver, sobre todo, con la conducción del PRD y la candidatura presidencial del 2012. En ese partido se instaló una dirigencia que no desarrolla la democracia interna, que no forma partido, que privilegia las formas parlamentarias y que da la espalda a los movimientos sociales y a la ciudadanía en general; digamos que su sello es el oportunismo; mientras que la candidatura presidencial está polarizando silenciosamente a las dos figuras principales con que cuenta la izquierda, Marcelo Ebrard y AMLO.
Uno de los principales problemas de la izquierda, con excepciones notables, es su carácter de autoconsumo, vive para si misma y se ha alejado de los sectores y movimientos que debería representar. En muchos sentidos los partidos que se definen de izquierda son muy similares a los otros, por que han terminado integrándose alegremente a las reglas más antidemocráticas del sistema político dominante. Es así a nivel nacional pero lo podemos ver con más claridad en casos locales, con dirigentes o diputados que no representan nada, que no cuestionan y que no juegan ningún rol critico ante los abusos del poder; digamos que su sello es la inutilidad; cualquier ciudadano sólo los observa haciendo mutis o cantinfleando.
La izquierda mexicana, especialmente el PRD, debe debatir de cara a la nación sobre sus aportes a la transformación del país y, específicamente, sobre sus deberes y razones de ser en el contexto de una sociedad débil y de un gobierno inepto. Es paradójico que Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, hable más claro que la izquierda sobre los problemas del país.
Sin perspectiva histórica y con serios problemas de identidad la izquierda partidista está dedicada casi exclusivamente a la lucha del poder por el poder mismo mientras que figuras tan fuertes como López Obrador se ubican en el terreno de lo fatal o lo indispensable; no ha variado mucho su postura respecto aquel famoso titulo de la revista Proceso que decía: “la estrategia soy yo”.
Peligrosamente quienes nos definimos de izquierda y millones de mexicanos que quieren cambios estamos en un escenario donde la izquierda oscila entre el oportunismo y el dogmatismo. Es tan fuerte y curiosa la alianza del PRD con el PAN como la falta de autocritica profunda en Andrés Manuel. Unos desde el cascarón y otros con los machetes pueden llevarnos a la marginación nacional, abriendo el paso al bipartidismo como han soñado las derechas tanto autóctonas como de Estados Unidos.
Mientras el PRD se convierte en un partido democrático y de izquierda y mientras AMLO asume una postura constructiva lo que debe quedarnos perfectamente claro es que si la izquierda llega dividida al 2012 estará condenada irremediablemente al fracaso. Tiene que operar un pacto de honor para que, en un año, se determine quien de los aspirantes está mejor posicionado para ser el candidato presidencial; esa tiene que ser la regla aceptada por todos, sin dar espacio a maniobras desde el oportunismo o a la imposición de lo que muchos ven como predestinaciones religiosas.
Las claves para la izquierda son repensarse como partidos democráticos, con acento en lo social y ciudadano, ser absolutamente trasparentes y serios en sus funciones públicas e incorporar un sentido de estado a las características que ya le damos como naturales, es decir, su forma de ser fraterna y renovadora.
Recadito: me incorporo al consejo nacional del PRD
Uriel. Flores. aguayo@hotmail.com

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