martes, 16 de noviembre de 2010

DEFINICIONES EN EL PRD


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com

Aprovechando que era necesario nombrar a un dirigente interino, oportunidad histórica para relanzarlo, hace casi dos años le manifesté a Jesús ortega, que había que rescatar al PRD veracruzano de su tendencia a la muerte por inanición. Simuló entender la situación y nos engañó con cortinas de humo. En ese momento se dictó la suerte para el partido del sol azteca que, en Veracruz, se ha convertido en un membrete fantasmal. Este PRD marginal no tiene liderazgo, en tanto que quienes lo administran no entienden ni les interesa promoverlo como un partido real y con identidad. Su máxima labor es mantener una chambita.
Con estos u otros representantes el PRD llegará hasta el dos mil doce, después vendrán los deslindes y las convocatorias a nuevos partidos de izquierda. Es evidente que está por agotarse su ciclo de vida; le puede ocurrir lo que pasó con los partidos paleros (PPS, PARM Y PFCRN) después del campanazo electoral de 1988.
La más baja presencia legislativa en su historia la tiene el PRD en estos momentos al contar sólo con dos diputados; ya de por si su actividad sustancial será marginal para tener que cargar con la mala fama que le dejaron sus inmediatos antecesores. Un partido acéfalo, sin ideas, sin compromiso social real y sin lucha no puede ser más que un cascaron a la deriva. Peor: palero.
La crisis política de México, expresada en crisis de partidos, precariedad democrática y débil estado de derecho, también tocó al PRD, deslavándolo de ideología, abaratando sus principios e incorporándolo, conformista, al “estatus quo”, al sistema de explotación y control del país. Si ya es una contradicción tener políticos ricos con pueblo pobre, lo es más que, entre los primeros, estén los que se llaman de izquierda.
El PRD nacional es de autoconsumo y anda sin rumbo, confundido, sin pueblo, sin lucha y sin reflexión. El PRD habla de sí mismo y da la espalda a su razón de ser que son los ciudadanos y, sobre todo, los más pobres. Para sus dirigentes se trata de tener poder a costa de lo que sea, lo cual explica su línea aliancista con el PAN, en un acto no sólo de desmesura sino de liquidación de la izquierda como opción de gobierno con identidad propia.
En esa ruta burocrática y politiquera obviamente están chocando con Andrés Manuel López Obrador, bajo cuyo impulso muchos de sus detractores llegaron a ocupar cargos legislativos.
Para quienes tenemos una definición histórica de izquierda la tarea política del momento es rescatar y refundar al PRD tanto en Veracruz como en el resto del país. Es de elemental acuerdo que la izquierda tenga un solo candidato a la presidencia de la republica, pero de similar importancia es que se plantee a la nación un proyecto de trasformaciones sociales, económicas y políticas profundas. No se trata nada más de que llegue determinada persona sino de comprometer el voto, el honor y hasta la vida por cambios trascendentes que, por lo tanto, no deben ser “gato pardistas”.
Con todo y el humo enredador que producen la demagogia y la guerra mediática estamos obligados a transparentar nuestras obligaciones y a definirnos públicamente. Por lo tanto, luchemos por que el PRD deje de ser la caricatura que es y se constituya en un partido democrático y de izquierda; reconozcamos la valía de López obrador, y apoyemos activamente su posición de principios. Muchos pensarán que únicamente se puede mover este sistema con una revolución, tal vez estén en lo cierto pero creo que no saben en lo que nos meteríamos; es preferible seguir intentando por medios pacíficos aunque se llegue a los límites de la desesperación y el desaliento. Para seguir intentando tener un país con justicia y prosperidad se requiere mucha paciencia, coherencia y no bajar las banderas que tienen que ver con colores, siglas y coyunturas pero más con actitudes y formas de ser ante la vida.

Recadito: hay que refundar al PRD antes de que se refunda por inanición.

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