Raúl Abraham López Martínez*
Amparado por la derecha de Estados Unidos Felipe Calderón ante su crisis de legitimidad a su llegada a Los Pinos decidió de manera unilateral iniciar una guerra retomando como su principal modelo de combate el caso de Colombia.
El objetivo político de esta “declaración de guerra” ha consistido en ganarse el reconocimiento ciudadano que no logró obtener por medio del proceso electoral del 2006. El enemigo de esta guerra ha sido definido con el término de “narcotráfico”.
Con esta palabra se engloba a la producción, comercialización y consumo de ciertas drogas que el gobierno ha decidido catalogar como actividades “ilegales”. En su discurso el sucesor de Vicente Fox pretende hacernos creer que el consumo de las drogas representa una amenaza a toda la población en general, y de manera especial su aparato propagandístico se ha centrado en los niños y jóvenes ubicándolos como el principal blanco de consumo de las drogas.
Con esta muy peculiar construcción política de la realidad, el gobierno de Calderón se ha empecinado mantener el espiral de violencia que ha oscurecido al territorio nacional, todo en nombre de atacar a los “enemigos” de la sociedad.
Recurriendo a una serie de discursos y justificaciones como si se tratara de enfrentar a un país invasor. Lo cierto es que no hay ningún país invasor intentado penetrar el territorio nacional, lo que ha predominado es un brutal enfrentamiento entre los propios mexicanos de las clases populares principalmente, ya sea entre las disputas encarnizadas de los cárteles, o entre miembros de las fuerzas de seguridad pública y los sicarios.
El resultado de esta barbarie ha arrojado, tan sólo en este sexenio, un aproximado de más de 35 mil muertes, cifra que cada día va en aumento. Es más que claro que la vía militar para resolver el problema del “narcotráfico” no ha dado los resultados esperados. Esto sucede, debido a que la respuesta promovida por Calderón y el Partido Acción Nacional, se ha enfocado en atacar el síntoma de un problema, y ha dejado al garete la atención de fondo de una cuestión cuya raíz se ubica en las desiguales condiciones económicas que imperan en la mayoría de la población.
Los únicos beneficiados con esta “Guerra” han sido el gobierno intervencionista de Estados Unidos y la industria de las armas proveniente de ese país, que por igual le vende pertrechos militares al narco y al gobierno federal. ¡Ya basta señor Calderón de continuar por la vía militar para enfrentar a un “enemigo” compuesto por los propios mexicanos! ¡Ya basta de engañar a la población con su propaganda mediática de “guerra”! ¡Ya basta señores del narco de asesinar a sus vecinos! ¡Ya basta del gobierno federal y los cárteles que han colocado a la sociedad civil en un fuego cruzado!
Urge legalizar el tema de las drogas, urge crear un nuevo marco normativo que permita a esta industria, participar en el mercado nacional sin que tengan que enfrentarse por la vía armada, como lo hace la industria del alcohol y del cigarro. Hay que legalizar, y también hay que priorizar el gasto social, dar prioridad al aumento de las becas para que nuestros jóvenes estudien, hay que abrir y sostener fuentes de trabajo digno, hay que mejorar las condiciones alimenticias, de salud, de vivienda, de cultura y educación para la mayoría de la población. Este es el verdadero enemigo del país: la desigualdad social.
*Director de la Revista Digital Independiente Voz Universitaria www.vozuniversitaria.org.mx
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