Por Orlando Segura Hervert.
El pasado viernes, la Armada de México realizó un operativo que duró aproximadamente 17 minutos (14:30 a 14:47 hrs.); 16 marinos fuertemente armados, acudieron a la zona centro, frente a palacio municipal; ingresaron algunos de ellos a una habitación de conocido hotel, la movilización se llevó a cabo en dos camionetas y a plena luz del día, fuertemente armados, encapuchados, utilizado las medidas estratégicas para efectuar una detención.
Lo que llamó la atención fue la reacción de los tuxpeños, dado que más de un centenar, sin medir las consecuencias estaban apostados en el balcón y en el pasillo, sin ninguna protección, sin buscar algún resguardo, sin prever que en cualquier momento, la situación podría salirse del control, con los consecuentes daños colaterales.
Y es que no estamos acostumbrados a los difíciles tiempos de la inseguridad en la que hay que cuidar la integridad de nosotros mismos y de aquellos a los que amamos, a los hijos y a los familiares cercanos.
Los jóvenes quizás inconscientemente y con todo el derecho, apelando al libre tránsito, querían pasar por la calle Juárez, pero esa garantía constitucional, no salva vidas, sobre todo en un operativo de semejante magnitud, lo que demuestra que no estamos educados para responder ante una circunstancia de ese tipo, por lo que urge que las autoridades, los maestros, los propios padres, establezcan medidas de prevención.
No bastan la adrenalina ni la intuición, ni el espíritu de sobrevivencia, a los tuxpeños, veracruzanos y mexicanos, les ha tocado vivir momentos difíciles y complejos, por lo tanto es indispensable crear en la sociedad una nueva cultura, en la que se le haga saber al ciudadano que la vida no retoña.
Tampoco se trata de crear sicosis, sino saber qué hacer en instantes como los vividos el pasado viernes.
No es cobardía, opinaron varios de los que estuvieron cerca de la acción emprendida por los hombres del sector naval, sino una reflexión de los momentos de tensión que se dieron en determinado tiempo y espacio.
Otros simplemente aseguraron que la cosa estuvo del “cocol”…
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