Por R. Fonseca Flores…
No hay
alcaldes mimados en Veracruz, se consienten y apapachan solos aquellos ediles
que la opinión pública identifica como el pequeño grupo de delfines, del que
habrá de salir el sucesor del Sr. Gobernador Duarte de Ochoa. El criterio
expuesto por el gobernante veracruzano de que a todos los municipios y sus
alcaldes se les da un trato parejo, sin distingo partidista o de grupo, lo
mismo en la asignación presupuestal por parte del Congreso local que en los
apoyos que el gobierno estatal canaliza a los alcaldes con mayor presencia
mediática, nadie se lo cree, ni el propio Sr. Gobernador que de manera
reiterada sólo se hace presente con todo y guaruras en Tuxpan, Boca del Río y
Coatzacoalcos, tomándose la foto de rigor para proyección de imagen de sus
alcaldes consentidos. Carolina Gudiño alcaldesa de la ciudad y puerto de
Veracruz, se cuece aparte, sin estar en el ánimo del Dr. Duarte de Ochoa,
protocolariamente y dada su relación con el ex gobernador Herrera Beltrán, se
le tiene cierta deferencia, así sea para inaugurar un tramo de calle, anunciar
un proyecto modernizador o respaldar las iniciativas “medioambientales” de la
joven alcaldesa.
Elizabeth
Morales, alcaldesa de Xalapa, ni por asomo se cuenta entre los apapachados por
el Sr. Gobernador, la ciudad capital paga las consecuencias del fuego amigo que
diera lugar a que Duarte de Ochoa no se viera favorecido en las urnas por los
xalapeños.
Así que
amores y desamores marcan la pauta. El trato y respaldo político y presupuestal
es desigual, sino que lo digan los alcaldes cuyo presupuesto anual de egresos
no supera los diez millones de pesos.
Ahora que
analizando fríamente el tema presupuestal, la desigualdad en el trato tiene
cierta lógica. Los municipios pobres no aportan ni dinero ni votos al partido
del Sr. Gobernador. Los grandes, mejor favorecidos, se pasan con exceso en el
respaldo de sus alcaldes a los candidatos del tricolor, desviando recursos a
las campañas electorales. Más claro ni el agua. Por otro lado, eso de que ni
todos coludos ni todos rabones, es el criterio planificador que manda en el
gobierno de Duarte de Ochoa. Igual trato para todas las regiones y Municipios,
sin jerarquización alguna de prioridades. El potencial económico y condiciones
dadas para el impulso al desarrollo regional no cuentan a la hora de formular
eso que se ha dado en llamar Plan Veracruzano de Desarrollo. Mucho menos en el
proyecto anual de ingresos y egresos. Lo que cuenta es el reservorio de votos
favorables al PRI y la imagen mediática del reducido grupo de amigos del Sr.
Gobernador de entre los cuales saldrá el próximo gobernante.
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