La UPAV: ¿Milagro o fraude educativo?
Raúl Abraham López Martínez*
Escribir sobre la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) significa hacer referencia a un proyecto político que tiene tatuado en la frente las siglas del PRI. Cuyo principal operador es uno de los cuadros políticos más representativos el viejo régimen: Guillermo Zuñiga Martínez
El objetivo que persigue este proyecto no es el de ofrecer una educación de calidad a los jóvenes interesados en cursar una carrera universitaria. El objetivo real que hay detrás de la UPAV es el de alimentar la clientela del PRI ofreciendo espacios para cursar una licenciatura como si se tratara de repartir cubetas en las colonias populares.
Para lograr esto el gobernador el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa el lunes 1 de agosto de 2011 publicó y promulgó en la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de Veracruz la Ley Número 276 que crea la Universidad Popular Autónoma de Veracruz
Leyendo el contenido de esta ley se puede apreciar que se acepta explícitamente la participación de la iniciativa privada convirtiendo este proyecto político en un buen atractivo para hacer negocios a costa de la necesidad de los estudiantes y sus familias.
Con estas cualidades de la UPAV, política y negocios, a casi un año de creación de esta “universidad” cuenta en la actualidad con una matrícula estimada en 60 mil alumnos.
60 mil almas, 60 mil personas legítimamente interesadas en contar con una carrera y de esta manera acceder a un empleo digno; 60 mil familias con sus respectivas redes de solidaridad que esperan con anhelo que sus seres queridos obtengan un título.
Esta es la expectativa con la que se encuentran lucrando política y económicamente desde la oficina del UPAV.
60 mil alumnos repartidos en 627 preparatorias incorporadas, 55 licenciaturas, 6 especialidades, 26 maestrías y 12 doctorados.
A primera vista estos datos nos pueden llevar a pensar que en Veracruz se está llevando a cabo un “milagro educativo”. Un milagro educativo que va a terminar por completo con el rezago educativo que se vive en la entidad.
Si fueran ciertos los logros de este milagro educativo tendríamos resuelto el problema de la educación superior en el país.
Sin embargo, discrepando con la versión oficial del supuesto éxito de la UPAV; se están presentando distintas señales de alarma que ponen en duda el cumplimiento académico de esta universidad.
Estas señales de alarma se tienen que tomar con la seriedad que corresponde a la situación. Estamos hablando de que los propios estudiantes han denunciado las precarias condiciones materiales en las que se encuentran estudiando. Dando a conocer que no cuentan con instalaciones propias y mucho menos cuentan con los espacios adecuados para sus necesidades educativas.
Igual sucede con los maestros cuyas condiciones laborales se encuentran en el piso.
Otra señal de alarma que hay que tomar en consideración es el recién artículo publicado por el periodista Luis Velázquez, en donde expone que en la UPAV se ha desarrollado un modelo para vender títulos de licenciatura el cual ya tiene presencia en varios estados de la republica.
Estos señalamientos nos dejan ver que la UPAV carece de una calidad educativa que permita a sus egresados insertarse en un competido mercado laboral.
Dicho lo anterior, de continuar la UPAV ofreciendo a sus 60 mil alumnos “servicios educativos” de dudosa calidad, nos encontramos ante el latente escenario que esto se convierta en un fraude educativo de amplias magnitudes.
*Director de la Revista Digital Independiente Voz Universitaria www.vozuniversitaria.org.mx
Raúl Abraham López Martínez*
Escribir sobre la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) significa hacer referencia a un proyecto político que tiene tatuado en la frente las siglas del PRI. Cuyo principal operador es uno de los cuadros políticos más representativos el viejo régimen: Guillermo Zuñiga Martínez
El objetivo que persigue este proyecto no es el de ofrecer una educación de calidad a los jóvenes interesados en cursar una carrera universitaria. El objetivo real que hay detrás de la UPAV es el de alimentar la clientela del PRI ofreciendo espacios para cursar una licenciatura como si se tratara de repartir cubetas en las colonias populares.
Para lograr esto el gobernador el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa el lunes 1 de agosto de 2011 publicó y promulgó en la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de Veracruz la Ley Número 276 que crea la Universidad Popular Autónoma de Veracruz
Leyendo el contenido de esta ley se puede apreciar que se acepta explícitamente la participación de la iniciativa privada convirtiendo este proyecto político en un buen atractivo para hacer negocios a costa de la necesidad de los estudiantes y sus familias.
Con estas cualidades de la UPAV, política y negocios, a casi un año de creación de esta “universidad” cuenta en la actualidad con una matrícula estimada en 60 mil alumnos.
60 mil almas, 60 mil personas legítimamente interesadas en contar con una carrera y de esta manera acceder a un empleo digno; 60 mil familias con sus respectivas redes de solidaridad que esperan con anhelo que sus seres queridos obtengan un título.
Esta es la expectativa con la que se encuentran lucrando política y económicamente desde la oficina del UPAV.
60 mil alumnos repartidos en 627 preparatorias incorporadas, 55 licenciaturas, 6 especialidades, 26 maestrías y 12 doctorados.
A primera vista estos datos nos pueden llevar a pensar que en Veracruz se está llevando a cabo un “milagro educativo”. Un milagro educativo que va a terminar por completo con el rezago educativo que se vive en la entidad.
Si fueran ciertos los logros de este milagro educativo tendríamos resuelto el problema de la educación superior en el país.
Sin embargo, discrepando con la versión oficial del supuesto éxito de la UPAV; se están presentando distintas señales de alarma que ponen en duda el cumplimiento académico de esta universidad.
Estas señales de alarma se tienen que tomar con la seriedad que corresponde a la situación. Estamos hablando de que los propios estudiantes han denunciado las precarias condiciones materiales en las que se encuentran estudiando. Dando a conocer que no cuentan con instalaciones propias y mucho menos cuentan con los espacios adecuados para sus necesidades educativas.
Igual sucede con los maestros cuyas condiciones laborales se encuentran en el piso.
Otra señal de alarma que hay que tomar en consideración es el recién artículo publicado por el periodista Luis Velázquez, en donde expone que en la UPAV se ha desarrollado un modelo para vender títulos de licenciatura el cual ya tiene presencia en varios estados de la republica.
Estos señalamientos nos dejan ver que la UPAV carece de una calidad educativa que permita a sus egresados insertarse en un competido mercado laboral.
Dicho lo anterior, de continuar la UPAV ofreciendo a sus 60 mil alumnos “servicios educativos” de dudosa calidad, nos encontramos ante el latente escenario que esto se convierta en un fraude educativo de amplias magnitudes.
*Director de la Revista Digital Independiente Voz Universitaria www.vozuniversitaria.org.mx
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