Por Angélica Simón...
¿Qué si visitar el Río Santiago y la comunidad de El Salto es una experiencia extrema? ¡Sí que lo es!
¿Qué se siente conocer este río de México que es víctima de una contaminación tóxica atroz? ¿Qué hay del conocer a la gente que vive en sus alrededores y que lucha, literalmente, por seguir viviendo... porque la contaminación que invade su territorio no les arranque su derecho natural a una vida sana y larga, a ver crecer a sus hijos, a llegar ser viejos sabios?
Es una sensación bipolar: frustración y esperanza... indignación y motivación.
Así inició el Toxic Tour allá en el estado de Jalisco. Nuestros turistas invitados, la comunicadora Fernanda Tapia y el actor Alfonso Herrera, fueron recibidos con la hospitalidad habitual de Graciela, Enrique y Sofía, tres habitantes de la comunidad de El Salto, personas cansadas y dolidas de ver como su Río ha dejado de ser fuente de vida para convertirse en fuente de muerte, pero quienes a la vez, son sembradores, sembradores de esperanza de que esto puede cambiar.
Y si, nos hablaron de cómo cuando llegó la industria y sus descargas de sustancias químicas, primero dejaron de existir los peces, y luego los árboles y luego, la gente ha empezado a enfermar, niños y jóvenes también. Y Fernanda y Poncho escuchaban atentos, sorprendidos quizá, porque a pesar de todo ello, ni Graciela ni Sofía ni Enrique, sus anfitriones y guías de este “tour tóxico” han perdido la sonrisa. Ahí, durante esa charla fue el primer toque de emoción.
Y nos fuimos todos a la cascada. Y siguiendo el ejemplo de Sofía, su joven guía de sólo 25 años de de edad, Fernanda y Poncho, se pudieron el arnés y descendieron del puente que divide la ciudad del río y que sirve también para dejar en nuestro imaginario una barrera de que el agua tóxica de allá abajo, no nos llegará a nuestra casa de acá arriba… de acá de Guadalajara… a mi casa del DF y ser un vector de indiferencia.
¿Qué se siente conocer este río de México que es víctima de una contaminación tóxica atroz? ¿Qué hay del conocer a la gente que vive en sus alrededores y que lucha, literalmente, por seguir viviendo... porque la contaminación que invade su territorio no les arranque su derecho natural a una vida sana y larga, a ver crecer a sus hijos, a llegar ser viejos sabios?
Es una sensación bipolar: frustración y esperanza... indignación y motivación.
Así inició el Toxic Tour allá en el estado de Jalisco. Nuestros turistas invitados, la comunicadora Fernanda Tapia y el actor Alfonso Herrera, fueron recibidos con la hospitalidad habitual de Graciela, Enrique y Sofía, tres habitantes de la comunidad de El Salto, personas cansadas y dolidas de ver como su Río ha dejado de ser fuente de vida para convertirse en fuente de muerte, pero quienes a la vez, son sembradores, sembradores de esperanza de que esto puede cambiar.
Y si, nos hablaron de cómo cuando llegó la industria y sus descargas de sustancias químicas, primero dejaron de existir los peces, y luego los árboles y luego, la gente ha empezado a enfermar, niños y jóvenes también. Y Fernanda y Poncho escuchaban atentos, sorprendidos quizá, porque a pesar de todo ello, ni Graciela ni Sofía ni Enrique, sus anfitriones y guías de este “tour tóxico” han perdido la sonrisa. Ahí, durante esa charla fue el primer toque de emoción.
Y nos fuimos todos a la cascada. Y siguiendo el ejemplo de Sofía, su joven guía de sólo 25 años de de edad, Fernanda y Poncho, se pudieron el arnés y descendieron del puente que divide la ciudad del río y que sirve también para dejar en nuestro imaginario una barrera de que el agua tóxica de allá abajo, no nos llegará a nuestra casa de acá arriba… de acá de Guadalajara… a mi casa del DF y ser un vector de indiferencia.
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