martes, 22 de enero de 2013

DAR SENTIDO Y RUMBO A NUESTRA VIDA

Con frecuencia, encontramos a muchas personas que caminan en la vida sin rumbo, sin sentido en su manera de actuar, especialmente cuando se trata de tomar decisiones o asumir responsabilidades. 

Sus actividades suelen carecer de una intención positiva o de un objetivo que realmente conduzca a construir y a obtener frutos significativos. En estas circunstancias, se frustra la gente, se cansa y deambula en la mediocridad. 

En la práctica, vemos a muchos jóvenes que viven desorientados y sin encontrar el rumbo; realidad que debe alertar a sus familias y a toda la sociedad. En el diario vivir estas personas suelen dejarse llevar por lo que gusta, por lo más cómodo y tal vez por lo más fácil, sin importar las consecuencias ni los resultados de sus acciones. 

Por ese camino, se debilitan los ideales; es muy común abandonar los estudios e ir cayendo en hábitos y adicciones como el alcohol y las drogas, que los van alejando de su familia y los vuelven sumamente frágiles ante pandillas y otras influencias. 

En otro aspecto, la familia, la escuela y la misma sociedad, no hemos cultivado los valores fundamentales en los niños y los jóvenes, que por ello viven sin ideales, sin capacidad de discernimiento, y sin verdadero espíritu de superación. 

Si no sembramos será imposible cosechar y alcanzar frutos de valor. Es claro que las personas valiosas no surgen de la nada; se van forjando con el esfuerzo propio y el de quienes están en su alrededor: sus padres y hermanos, familiares y maestros, amigos y demás personas que interactúan con ellos. 

Quienes ni estudian ni trabajan, aunque podrían hacerlo; ni han aprendido a relacionarse sanamente con los demás; quienes no han aprendido a servir ni amar, suelen llevar su vida a la deriva, avanzan en edad, careciendo sin conocimientos básicos, sin las cualidades fundamentales, carentes de virtudes; sin realizarse como personas; son vidas vacías y opacas que a nadie atraen ni estimulan. 

Los adolescentes y jóvenes son el futuro de la familia, de la sociedad y de la misma Iglesia; Hay que acercarse a ellos con la noble intención escucharlos, animarlos a que levanten la mirada y descubren el valioso horizonte de su vida. Necesitarán acompañamiento, estímulos y mucha cercanía y amor para que perseveren en la búsqueda de su proyecto y le den rumbo propio a sus vidas. 

Juan Navarro Castellanos 

+ Obispo de Tuxpan, Ver.

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